
Encuentro Regional promueve la prevención de la violencia en el ámbito escolar rural
16 de marzo de 2023Para garantizar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4, relacionado al derecho humano a la educación de la Agenda 2030, los Estados miembros de las Naciones Unidas asumieron el compromiso de asegurar una educación de calidad, inclusiva y con equidad a lo largo de la vida, cuyo logro se condiciona por la capacidad de proveer entornos de aprendizaje seguros y acogedores, para eliminar la violencia contra las niñas y los niños en todos los contextos. .
En este sentido, la CLADE en colaboración con la Oficina multipaís de la UNESCO en San José para Costa Rica, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Panamá convocan al Encuentro Subregional Promover el derecho humano a la educación a través de la prevención de las violencia de género, a realizarse el martes 21 de marzo en Tegucigalpa, Honduras.
El encuentro busca profundizar un debate e intercambio a partir de la experiencia del proyecto Estrategias para prevenir la violencia sexual, de género y fomentar la equidad en escuelas rurales, coordinado por la CLADE en comunidades educativas de Honduras, Nicaragua y Haití. La iniciativa contará con la participación de actores estratégicos de la subregión para analizar las expresiones de la violencia, considerando también el impacto que se visibilizó durante la pandemia, también compartirá experiencias sobre estrategias de prevención y reducción.
Este encuentro facilitará que las y los participantes puedan co-crear recomendaciones en torno a la promoción de una vida digna y libre de violencias en el espacio escolar rural, además de permitir generar y compartir información, conocimientos y prácticas, que identifiquen y analicen las múltiples expresiones de la violencia de género en el ámbito escolar y experiencias para su abordaje, como paso vital para la puesta en marcha de políticas y estrategias de prevención.
Las escuelas como espacios seguros
Las violencias de género relacionadas con la escuela afectan a millones de niños, niñas, y adolescentes, familias y comunidades. Según la ONU Mujeres, la realización del derecho humano a la educación “no se podrá concretar hasta que la violencia de género en el ámbito escolar sea eliminada en y alrededor de las escuelas de todo el mundo.”
Las condiciones en las comunidades rurales evidencian frecuentemente contextos de mayor riesgo y exclusión. La CEPAL estima que 123 millones de personas en América Latina y el Caribe viven en zonas rurales.
Además, las violencias de género en el ámbito escolar distorsionan la percepción sobre la escuela que pasa a ser considerada, por las, los y les estudiantes, como un lugar inseguro y amenazante, al mismo tiempo obstaculizan las trayectorias educativas y conllevan a la desvinculación y exclusión; profundizan las desigualdades e inequidades, debilitan o rompen las relaciones sociales, lesionan la cohesión social y las metas comunes de la convivencia democrática, el desarrollo en igualdad de oportunidades y la justicia social.
Tipos de violencia escolar y sus expresiones
La UNESCO señala que las violencias pueden tratarse de actos o amenazas de violencia sexual, física o psicológica que ocurren en los centros educativos y sus alrededores, este contexto se agrava por las condiciones socioeconómicas, contextos de vulnerabilidad, y discriminaciones basadas en género, edad, autodeterminación étnica, discapacidad u origen nacional.
Los diversos contextos culturales, geográficos y económicos son espacios donde existen múltiples expresiones de violencia entre otras formas, el acoso verbal y sexual, abuso sexual, bullying, castigo corporal e intimidación. Su impacto en la vida del estudiantado puede ocasionar desde la pérdida de autoestima y depresiones hasta embarazos precoces y no deseados, así como infecciones de transmisión sexual como el VIH y el Sida. Estos contextos desafían también la implementación de las estrategias de recuperación y fortalecimiento de los aprendizajes, y la misma vinculación de los centros educativos con las comunidades.
La convocatoria del encuentro señala que “las expresiones de violencias que atraviesan trayectorias de vida, cuerpos y territorios. Su presencia en los contextos y espacios educativos afecta al derecho a la educación, el derecho a vivir libre de violencias y el derecho a realizar proyectos de vida íntegros en condiciones de igualdad y paz”.

Por una educación libre de violencias: investigación propone alianza con comunidades rurales para estrategias de prevención en las escuelas
1 de diciembre de 2022Uno de los problemas centrales en los sistemas educativos de América Latina y el Caribe es la exposición a las múltiples expresiones de las violencias de género en los entornos escolares. Con el objetivo de aportar al fortalecimiento de estrategias de promoción de igualdad de género y prevención de las violencias en escuelas rurales, la CLADE desarrolla el proyecto Estrategias para prevenir la violencia sexual y de género y fomentar la equidad en las escuelas rurales de Haití, Honduras y Nicaragua.
El proyecto es coordinado por la CLADE, en alianza con Alternatives y en ámbito nacional con sus tres coaliciones miembros: Reagrupación por la Educación para Todas y Todos de Haití, Foro Dakar Honduras y Coalición Nicaragüense por la Educación. Este trabajo se lleva a cabo gracias al apoyo y la subvención concedida por el Intercambio de Conocimiento e Innovación (KIX) de la Alianza Global para la Educación (GPE) y el Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC), Ottawa, Canadá.
Apuesta por el cambio desde los territorios
En ocasión de la XII Asamblea de la CLADE, con la presencia de más de 70 personas de 20 países, entre ellas, activistas y representantes de organizaciones de la sociedad civil, representantes de la cooperación internacional y academia, y los equipos de investigación regional y nacionales, compartieron las apuestas y particularmente aprendizajes hasta el momento en el taller “Prevención y sensibilización contra la violencia de género en escuelas rurales: los países KIX comparten su experiencia”, realizado el 8 de noviembre de 2022 en Tegucigalpa, Honduras.
En la actividad se mantuvo la invitación a reflexionar sobre la pertinencia de la apuesta por el cambio desde los territorios como una posibilidad más en la lucha por una educación libre de violencias.
El proyecto, que tuvo inicio en 2021 y sigue hasta 2023, busca, en primer lugar, construir conocimientos locales sobre prácticas y respuestas a las violencias en contextos escolares rurales de Haití, Honduras y Nicaragua, en particular las violencias de género mediante procesos participativos de investigación.
En segundo lugar, se aspira a movilizar los conocimientos para el fortalecimiento de las capacidades locales y empoderar a los actores vinculados al tratamiento de las violencias y la transversalización del enfoque de género en materiales y prácticas educativas.
Finalmente, el proyecto quiere incidir para la inclusión del tratamiento de las violencias en las escuelas rurales en la agenda política nacional y las instancias internacionales relevantes.
La Investigación Acción Participación (IAP) como opción metodológica

La investigación tiene como apuesta central un horizonte de cambio cultural a partir de la aplicación de una metodología de Investigación Acción Participación (IAP) con enfoque de género. La estrategia metodológica se centra en la cercanía cultural y el conocimiento social – comunitario que tienen las personas sobre sus propias problemáticas y contextos.
En la IAP, las comunidades educativas, es decir, docentes, estudiantes y familias, también integran la investigación de sus propias prácticas y estrategias para la transformación. Con eso, se convoca a experiencias vitales y transformadoras de IAP como un universo de posibilidades que suma en la promoción y respeto del derecho humano a la educación libre de violencias.
El equipo nicaragüense, en su presentación, recordó que esa opción lleva al grupo a despojarse del papel de investigación únicamente y a ponerse también como sujetos de aprendizajes. Asimismo, “a ser consecuentes con nuestra apuesta, asumiendo el compromiso de repensar los estereotipos y roles con los que crecimos porque podíamos reproducirlos con las y los chavales”. El equipo de Honduras, a su vez, afirmó que “la opción de construir investigación acción participativa parte por la escucha, por otorgar tiempo y valor a la palabra y a las historias de vida”.
En ese sentido, con base en principios de IAP y el enfoque de género, se diseñaron una serie de herramientas y técnicas para recoger información. En un primer momento, se buscó conocer la percepción de las personas adultas de las comunidades, como directores/as, docentes y familias, y en un segundo momento, la percepción de las y los adolescentes. “Hemos aprendido con los y las adolescentes la capacidad de agencia que ellos tienen, su capacidad transformadora y la de la comunidad, y como la interacción y los procesos de capacitación logran que incorporemos en la vida diaria las vivencias y valores compartidos”, compartió el equipo de Nicaragua.
Comunidades escolares en Haití, Nicaragua y Honduras, primeros aprendizajes
En la actualidad, el proyecto se desarrolla en aproximadamente 6 escuelas rurales, situadas en las zonas periféricas afectadas por la violencia en cada uno de los países del proyecto: en Haití, las comunas de Saint-Michel de l´Attalaye y Plaisance du Nord; en Honduras, los municipios de San Ignacio y Ojojona; y Nicaragua, en el departamento de Matagalpa, en comunidades de La Chata, San Francisco y Slilmalila.
Luego de 18 meses en vigencia, siendo 10 de ellos con posibilidad de estar en los territorios, posibilidad antes impedida por la pandemia, los equipos han cumplido una ruta en la que aprender y desaprender han sido verbos rectores de la apuesta por impulsar y construir, junto con las comunidades educativas locales, estrategias, metodologías y prácticas que regresen al campo de discusión y acción transformadora de la investigación acción participativa.
Adicionalmente integran el enfoque de género como una innovación que permita el diálogo entre realidades sensibles y multidimensionales de cada contexto nacional y la emergencia del derecho humano a la educación libre de violencias, particularmente la sexual y las basadas en discriminaciones de género.

Los hallazgos hasta el momento confirman la presencia, persistencia y naturalización de diversas dimensiones de violencia de género en los entornos escolares, además de sus características locales, con rasgos particulares según el contexto.
En Haití, se registró una importante presencia de la violencia sexual y la naturalización de las prácticas nocivas contra las mujeres, expresadas ellas mismas. Las encuestas a adolescentes revelan que la violencia sexual y sus múltiples manifestaciones, tales como tocamientos indebidos, la inseguridad del camino del hogar hasta la escuela, casos de peleas y violencia física que se dan principalmente en los baños y espacios de recreo, además de casos de discriminación por temas de religión, opiniones políticas, apariencia física, entre otros, mayoritariamente de parte de sus compañeros varones, pero también de personas adultas.
“Quienes ejercen las conductas de violencia tienen en común la relación de poder en clase y/o género”.
Equipo de investigación de Haití
Para el equipo haitiano, la investigación está permitiendo ver cómo se construyen las violencias. “Pese a las distancias geográficas en mi país y entre países hay temas que se cruzan: bullying, castigo, violencias, embarazo en niñas y adolescentes. Creemos que es un estudio que nos ayudará en Haití, que en América Latina y el Caribe tendrá eco porque expresa realidades sensibles que afectan la vida de las y los adolescentes, de niñas y niños; de las familias y comunidades; del barrio, de otras escuelas”.
La importancia de protocolos escolares para la prevención
En Honduras, se han identificado las formas de percepción de las violencias y de las violencias basadas en género desde la visión de personas adultas, ha marcado un patrón importante de temor a la denuncia y de reproducción de las violencias. En ese marco, las escuelas no cuentan con reglamentos vigentes para prevenir estas violencias.
La escucha a adolescentes revela resultados similares, mostrando, asimismo, la presencia de estereotipos de género muy marcados, y fuerte percepción de la violencia en el entorno escolar, las y los adolescentes aseguran que hay una violencia física entre pares y que los espacios más inseguros son los baños y durante el recreo, específicamente por la discriminación física que sufre la mayoría de estudiantes que dieron su testimonio. Sobre la violencia sexual, existen casos de tocamientos indebidos por parte de compañeros, con frágiles canales de denuncias.
El silencio puede encubrir situaciones de violencia
En Nicaragua, se manifestó fuertemente el acoso escolar, matoneo o “bullying” entre estudiantes y violencia de género hacia niñas y docentes mujeres. Las encuestas a adolescentes igualmente mostraron la prevalencia de estereotipos y roles de género, además de la persistencia de dinámicas de bullying y discriminación que se expresan sobretodo en burlas.
El silencio es un dato importante que expresa la investigación, especialmente en presencia de violencia sexual.
Las y los docentes afirmaron no contar con herramientas que permitan prevenir y atender estas manifestaciones de la violencia de género, sin embargo se mostraron abiertos al trabajo del proyecto, aportando propuestas concretas de caminos posibles.
La sistematización permanente como aprendizaje colectivo
En el proyecto con los grupos participantes se sistematizan los aprendizajes, lo cual representa un ejercicio central en la metodología propuesta, facilitando así la construcción de estrategias locales de prevención de violencias en base a los datos encontrados durante la investigación. Al mismo tiempo, se perfila un plan de escalamiento que será contextualizado según las localidades.