<span style=La Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación (Fecode), que agremia a más de 270 mil profesoras y profesores de todo el país, convocó a un paro del magisterio de 48 horas, que se realiza los días 19 y 20 de marzo. De acuerdo a la agremiación, el paro del magisterio tiene el objetivo de exigir la financiación a la educación pública; el cumplimiento de los contratos de salud para el magisterio y sus familias; garantías al derecho de ascenso y reubicación de las y los docentes vinculadas/os por el Decreto 1278; la realización del derecho humano a la educación y el respeto a la vida de lideresas y líderes sociales, maestras y maestros, así como el cumplimiento total de los acuerdos firmados entre el magisterio y el gobierno nacional. Las y los docentes también se movilizan contra el Plan Nacional de Desarrollo (PND). “Estamos acompañando el proceso de negociación sobre la financiación de la educación de Colombia. Después de tres años consecutivos, hay una situación crítica en torno a las partidas que van a financiar el funcionamiento de las escuelas, las condiciones de trabajo de los docentes, la alimentación y transporte escolar y todas aquellas condiciones que son necesarias para que exista el derecho a la educación”, afirma Ilich Ortiz, asesor de Fecode. Según el asesor, a partir de dos reformas constitucionales que se llevaron a cabo en Colombia en el 2001 y el 2007, se recortaron recursos para la educación pública. El presupuesto educativo dejó de ser de 46.5% de los ingresos de la Nación y pasó a 26.7%. “Una quinta parte de los impuestos dejó de financiar no solamente la educación pública, sino también la salud pública, agua potable, saneamiento básico, y se recentralizó en los gobiernos nacionales en lo últimos 20 años, los cuales lo utilizaron para todo tipo de cosa menos para financiar nuestras garantías sociales y nuestros derechos fundamentales”, dice Ortiz.

Actividades

En su página web, Fecode da a conocer las actividades planificadas para estos dos días de movilización: “El martes 19 de marzo, las comunidades educativas se reunirán en asambleas informativas en las respectivas ciudades y municipios, con el objetivo de socializar el contenido del Pliego de Peticiones de Fecode y analizar la crisis debido a la desfinanciación de la educación pública”. Para el miércoles, está programada la Gran Toma a Bogotá, con la llegada de delegaciones de maestras y maestros de los distintos departamentos de Colombia a la capital. La marcha comenzará a las 9h00 (horario local) en el Parque Nacional y seguirá hasta la Plaza de Bolívar. “Además, se adelantarán movilizaciones y marchas en todas las capitales del país. En Medellín, la marcha arranca en el parque Lleras a las 9h00, hasta la sede de Red Vital, en Villanueva. En Bucaramanga, hay dos salidas desde la Puerta del Sol y desde el Parque del Agua. En Cali, a las 9h00 desde la Estación del Ferrocarril hasta la Plazoleta San Francisco. En Montería, concentración a las 8h00 en el Parque Laureano Gómez con un recorrido por el centro de la ciudad. En La Guajira, el paro será por 72 horas, teniendo en cuenta la magnitud de la problemática, profundizada por la administración temporal”, dice Fecode en su página web.

Profesoras y profesores universitarias/os se suman al paro

La Asociación Sindical de Profesores Universitarios (ASPU) se suma a las movilizaciones para demandar:
  • Un presupuesto adecuado y suficiente para la formalización a la planta y por pago de todo lo estipulado en el decreto 1279;
  • El derecho constitucional a la libertad de cátedra en las instituciones educativas del país, vulnerado hoy por un proyecto de ley en la Cámara de Representantes, que plantea una ley de mordaza y de persecución contra el gremio docente;
  • El derecho a la vida.
La asociación se suma al paro en contra de las persistentes amenazas y violencia contra lideresas y líderes sociales en el país, así como para protestar contra el proyecto de PND del gobierno nacional. "Los planteamientos de este documento son lesivos para la educación pública, los trabajadores y los derechos de los colombianos", afirma ASPU en comunicado. Lea + sobre los desafíos de la educación en Colombia y la lucha por este derecho en el país: >> Colombia en 2019: Siguen las luchas por financiamiento educativo, el derecho a la educación y la paz">
El paro tiene el objetivo de exigir la financiación a la educación pública, el cumplimiento de los contratos de salud para el magisterio y el respeto a la vida de lideresas y líderes sociales, entre otras demandas

Colombia: profesoras y profesores realizan un paro nacional de dos días

19 de marzo de 2019

La Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación (Fecode), que agremia a más de 270 mil profesoras y profesores de todo el país, convocó a un paro del magisterio de 48 horas, que se realiza los días 19 y 20 de marzo. (más…)


<span style=Este inicio de año, la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE), entrevistó a representantes de foros nacionales que son miembros de la red en Chile, Colombia y Perú, para saber cómo está el contexto de la educación en sus países y cuáles son las expectativas y acciones previstas para defender este derecho en el 2019. Lee las entrevistas completas: [caption id="attachment_4205" align="alignleft" width="300"] Foto: Campaña Colombiana por el Derecho a la Educación[/caption] Colombia en 2019: Siguen las luchas por financiamiento educativo, el derecho a la educación y la paz Caracterizado por grandes movilizaciones de docentes y estudiantes a favor de un presupuesto adecuado para la universidad pública y gratuita en Colombia, el año de 2018 culminó con una buena noticia para la comunidad educativa del país: las protestas resultaron en un acuerdo con el gobierno nacional, en el cual se establece el compromiso de aumentar en $4.5 billones de pesos colombianos los recursos para la educación superior, en los próximos cuatro años. Para saber más sobre el contexto colombiano y conocer las luchas prioritarias de la educación en el país, conversamos con María Elena Urbano y Cecilia Gómez, integrantes de la Coalición Colombiana por el Derecho a la Educación (CCDE), red de la sociedad civil que es miembro de la CLADE en Colombia. >> Leer +
[caption id="attachment_4218" align="alignleft" width="300"] Foto: Rodrigo Fernández[/caption] Chile en el 2019: Lucha de la sociedad civil contra los retrocesos conservadores y neoliberales Conversamos con Diego Parra, del Foro por el Derecho a la Educación Pública, red de organizaciones de la sociedad civil que es miembro de la CLADE en Chile. En este diálogo, se aborda el escenario educativo en el país, donde en el 2018 se aprobaron leyes que agradan a los sectores conservadores, como la que fortalece una “industria educativa” y la que criminaliza los conflictos en la escuela, en vez de adoptar medidas pedagógicas para resolverlos de manera pacífica. >> Leer +
[caption id="attachment_4501" align="alignleft" width="300"]Niñas, niños, madres, padres, maestras y maestros abogan por el derecho de la primera infancia a una atención integral Foto: CPDE[/caption] Perú: “La educación en el país sigue teniendo como reto las grandes desigualdades en acceso y calidad” La Política de Atención Educativa para la Población en el Ámbito Rural, el nuevo Currículo Nacional de Educación Básica, la Ley Universitaria y la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (SUNEDU) fueron algunos de los avances del campo educativo, conquistados en los últimos años en Perú. Sin embargo, para garantizar el derecho humano a la educación de todas las personas, el país todavía debe avanzar en políticas públicas, financiación, creación de leyes y reforma tributária. Nos comparte estas informaciones Madeleine Zúñiga, coordinadora nacional de la Campaña Peruana por el Derecho a la Educación (CPDE). >> Leer +  ">
Este inicio de año, la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE), entrevistó a representantes de foros nacionales que son sus miembros en Chile, Colombia y Perú, para saber cómo está el contexto de la educación en sus países y cuáles son las expectativas y acciones previstas para defender este derecho en el 2019.

Chile, Colombia y Perú: ¿Cómo está la educación en estos tres países de América Latina y el Caribe?

27 de febrero de 2019

Este inicio de año, la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE), entrevistó a representantes de foros nacionales que son miembros de la red en Chile, Colombia y Perú, para saber cómo está el contexto de la educación en sus países y cuáles son las expectativas y acciones previstas para defender este derecho en el 2019. (más…)


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Este proceso de convertir la educación superior en servicio y por ende en mercancía es reflejo de la profundización y radicalización del sistema socioeconómico capitalista en la década de los años 70, que será consolidada y constitucionalizada en varios países de nuestra américa en la década de los años 90 del siglo XX con la imposición de un sistema neoliberal en el que se pretende ampliar al máximo la mercantilización de cualquier espacio de relacionamiento de las personas con el fin de generar una ampliación del mercado para posibilitar una mayor acumulación de capital. (Estrada Alvarez, 2006) Es así como se establecen términos como el capital humano que cosifica a las personas y pretende generar índices e indicadores de precios a la fuerza laboral conforme al adoctrinamiento de esta, como también comprende una violencia simbólica directa e interiorizada en la sociedad y es el pensamiento de que las personas con mayores logros académicos -cada vez más técnicos y menos reflexivos- pueden acceder a una mejor posición económica en la sociedad, lo cual ocasiona un ideal de logro individual y de competencia inscrita a la acumulación de técnicas relevantes para el sistema socioeconómico imperante y muchas de las veces en contradicción con las necesidades de la sociedad en conjunto.

La teoría del capital humano permite hacer unas profundizaciones fundamentales que no existían en versiones anteriores de la teoría neoclásica. Primero, vuelve a la tradición ricardiana y marxista y la amplía al considerar el trabajo como un medio de producción producido, cuyas características dependen de la configuración total de las fuerzas económicas. Segundo, rechaza el supuesto simplista del trabajo homogéneo y centra su atención en la diferenciación de la población activa. Tercero, introduce en el terreno del análisis económico instituciones sociales básicas (como la escuela y la familia), relegadas antes a las esferas culturales o superestructurales” (Bowles & Herbert, 2014)

Este proceso de mercantilización consolida, por un lado, la susceptibilidad de generar acumulación de capital en el mercado de la educación superior y, por otro lado, el adoctrinamiento y servilismo de las sociedades por medio del control de instituciones que son llamadas a la normalización y encajonamiento de las personas a un sistema socioeconómico predeterminado donde no se discuta el sistema en sí, sino a lo máximo las consecuencias de este. Todo esto permitido y consolidado por la intensificación de la parcialidad y particularidad de cada ciencia, donde se observa el árbol cada vez más detalladamente sin entender el papel de este en el conjunto del bosque. En Colombia el papel de la mercantilización de la educación como fuente de acumulación ha sido impedida parcialmente [1] debido a la imposibilidad legal de transferir recursos desde el sistema de educación superior hacia otros sectores o hacia la acumulación individual, pero esto no implica que no se viva en la realidad material en varias instituciones debido al bajo control y/o al contubernio entre instituciones privadas de educación superior y el Estado colombiano. La segunda relación de la mercantilización como fuente de subordinación, alienación, cosificación y normalización ha tenido un proceso altamente preocupante donde los procesos educativos superiores son vistos como transferencia de conocimientos técnicos y matemáticos con baja reflexibilidad y critica, mucho más intensificado en las universidades privadas que en las públicas donde las personas que habitan estos espacios y los mismos espacios se niegan en parte a la ausencia de la crítica y disputan por la construcción en común de una sociedad más justa. A partir de esto el Estado colombiano pretende el adoctrinamiento neoliberal en la universidad pública y a la normalización bajo el concepto de capital humano por medio de: i) la desfinanciación por parte del Estado, ii) la subordinación de la universidad ante los recursos privados de las empresas nacionales y trasnacionales, iii) la financiarización de la educación, iv) el bombardeo de la técnica y matematización del conocimiento y, v) la postración del sistema de educación superior público en el país.

Estrategia y táctica del sistema socioeconómico por la privatización y mercantilización de la educación superior en Colombia.

Como hemos enunciado, la transformación de la educación superior en Colombia en las últimas décadas tiene como origen la emisión de la Ley 30 de 1992, en la que se pretendió generar un espacio de mercantilización del sistema de educación superior aun insipiente, gestando los procesos de deterioro de este, debido a la falta de financiación pública y a la exigencia propia y externa de aumentar la capacidad del sistema de educación publica. Este proceso de largo aliento por la privatización de la educación superior en Colombia se puede evidenciar en el capítulo quinto de la Ley 30 de 1992 -DEL REGIMEN FINANCIERO- donde se establece que el incremento del presupuesto destinado desde el Estado hacia las Universidades Públicas se rige sobre el incremento en pesos constantes -IPC- que tiene como fin mantener en el tiempo el poder adquisitivo de la destinación presupuestal en el año de expedición de la Ley 30. (Congreso de Colombia, 1992) Es decir que la universidad pública en el año 2018 cuenta con el mismo presupuesto del año 1992, lo que conlleva a un grave problema debido a que no se cuenta con los gastos derivados en el aumento de la capacidad de estudiantes, tecnificación de las plantas, mantenimiento de los espacios y ampliación de las sedes, entre otros rubros que han aumentado exponencialmente mientras que los recursos se mantienen invariables con referencia al poder adquisitivo como se puede evidenciar en el siguiente extracto.

Durante la década del 90, esta fue más o menos la característica que adoptó la financiación de las Universidades Estatales; así las Universidades fueron creciendo sus presupuestos en términos reales, aunque nunca de manera relevante. De esta forma y no sin dificultades, las Universidades fueron sorteando los costos crecientes por la expansión de su matrícula (…) Esta temporada de limitación presupuestal coincidió con grandes presiones de los Gobiernos por ampliar la cobertura y no de cualquier manera. No solamente había que construir infraestructura, actualizarse tecnológicamente, mejorar el nivel de formación de los profesores, hacer investigación, mejorar la planta, para atender los rigores de sistema de calidad, sino que había que pensar en cerrar las brechas sociales, llevando ofertas a las regiones apartadas, e incluso incursionado en la formación técnica y tecnológica” (Sistema Universitario Estatal , 2012, pág. 9)

Es así como el aumento en la cobertura de las Universidades Públicas en el país entre el año 1993 y 2018 está alrededor del 11% índice anual, mientras que la destinación presupuestal se mantiene congelada en el tiempo acarreando diferentes procesos de crisis estructural del sistema de educación superior. Esta es la manifestación más clara de la estrategia de largo plazo del Estado por debilitar y transitar hacia la mercantilización de la educación superior basada en una degradación paulatina del sistema y no así ante un choque directo por la privatización del sistema.

Ahora bien, si revisamos cómo ha sido el comportamiento de las transferencias de la Nación a los presupuestos de las Universidades Estatales en comparación con el aumento de cobertura estudiantil, encontramos que mientras los estudiantes matriculados en las 32 Universidades pasaron de ser 159.218 en el año 1.993 a 611.800 en el año 2016, el aporte anual del Estado promedio por estudiante pasó de $10.825.890 a $4.785.338 en el mismo período” (Sistema Universitario Estatal, 2018, pág. 9)

Este desequilibrio entre gastos e ingresos en las universidades públicas como estrategia de privatización, llevó a que las universidades en las ultimas 3 décadas viviera en un constante déficit, que se recrea, hoy en día, en una deuda histórica de aproximadamente 15 billones de pesos, lo cual consolida las diferentes estrategias de desgaste de la universidad pública [2] y la puesta en marcha en el año 2011 de la reforma a la Ley 30 que tenía como propósitos, entre otros: A. La completa mercantilización de la educación superior introduciendo el ánimo de lucro y la transferencia de recursos entre sectores que está impedido en la Ley 30 de 1992. B. La desaparición de la universidad pública derivado de la apertura de financiamiento de sectores privados con estímulo a la acumulación de capital. C. Mayor control de las universidades tanto por el sector privado como por el estado, soterrando la de por si baja autonomía universitaria. Aunque varios sectores sociales y políticos exigen una reforma a la Ley 30, esta reforma emanada por el gobierno de Juan Manuel Santos en el año 2011 no contenía como base la gratuidad, universalidad, autogobierno, autonomía y calidad, todas y cada una exigidas por el pueblo colombiano y el sector de la educación en el país, sino que fue la táctica para la completa privatización y aniquilación de la universidad pública, garantizada, claro está, por la estrategia de desfinanciación y posteriores reformas derivadas de este proceso. Aunque el gobierno del entonces presidente Juan Manuel Santos mantuvo la propuesta de la reforma durante algunos meses, el movimiento estudiantil junto a los diferentes sectores sociales y políticos concretados en la Mesa Amplia Nacional Estudiantil -MANE- doblaron la mano del gobierno que consideró en desistir en su táctica de reforma a la Ley 30 como articulado, mientras implementó e implementan tácticas más técnicas y de más largo aliento con pequeñas reformas como el Acuerdo por lo Superior 2034, Ser Pilo Paga, Generación E y el papel preponderante del ICETEX como fuente de transferencia de recursos públicos hacia los entes privados.

Desfinanciación, burbuja especulativa y subordinación de la educación superior en Colombia

La desfinanciación de la educación superior por parte del Estado colombiano desde el año 1993 es la dosis que gota a gota aumenta y jalona la mercantilización del sistema, donde se observa, como ya evidenciamos un déficit en los ingresos con relación a los gastos de las universidades públicas como también la transferencia cada vez más grande del gasto público para la educación superior hacia diferentes sectores como son el ICETEX y sus políticas de transferencia de capital público hacia universidades privadas por medio de los programas Ser Pilo Paga y Generación E, como se puede evidenciar en la siguiente gráfica.

Relación entre el gasto público en educación superior con respecto a los aportes de la nación a las universidades públicas en Colombia.

En la anterior gráfica, podemos evidenciar el desplome de la inversión desde el gasto público del presupuesto de educación superior hacia las universidades públicas en el país pasando del 55,7% en el año 2002 al 37% en el año 2016, poniendo de manifiesto que no solo el desplome de inversión hacia el presupuesto de educación ha golpeado a las universidades públicas sino que también la destinación de este presupuesto se ha deteriorado derivado a que en los últimos años se ha intensificado los llamados subsidios a la demanda que no es más que créditos captados por el ICETEX con el fin de trasladar dineros públicos hacia entes privados y trasladar la carga de la educación desde el Estado hacia las familias colombianas que al final terminan pagando créditos insostenibles. Este sistema de subsidios a la demanda por medio de los programas Ser Pilo Paga y ahora con el programa Generación E, no solo es injusto con el pueblo colombiano al transferir las cargas de la educación superior a las familias y al trasladar dineros públicos hacia los entes privados de educación superior, sino que es ineficiente en términos económicos y ha generado un hueco fiscal de alrededor de 2 billones de pesos para el año 2018, acusando un posible detrimento patrimonial por medio de la emisión de este tipo de programas que manifiestan inconfundiblemente el compromiso del estado por la privatización del sistema y no por la dignidad del pueblo colombiano.

Según los datos obtenidos del documento Conpes 3914 de 2018, la inversión en este programa ha significado al Estado alrededor de 3,5 billones de pesos entre los años 2015 y 2018 con un alcance de estudiantes beneficiados de tan sólo 40.000 en todas las cohortes. Si se realiza un análisis simple, los aportes que por todo concepto realiza el Estado para financiar el funcionamiento de las Universidades Estatales correspondió este año a 3,6 billones de pesos y benefició a más de 600.000 estudiantes; lo que indica una gran desproporción en el impacto de los recursos destinados a este programa de gobierno frente a los invertidos en el sistema universitario público” (Sistema Universitario Estatal, 2018, pág. 29)

Este tipo de programas estatales de subsidio a la demanda que en la práctica se consolidan en las universidades privadas debido a su relativa facilidad de ingreso, ha generado una burbuja especulativa en las matrículas de dichas universidades, causado por el aumento de la demanda que propicia un aumento del valor de la mercancía en este tipo de universidades vista la educación superior como mercancía y a las y los estudiantes como clientes, y donde el Estado es un agente de transferencia de dineros públicos hacia las universidades privadas alimentando la especulación en dichas entidades.

Tres años después de ponerse en marcha Ser Pilo Paga, sólo el 15,6 % de los beneficiarios están matriculados en universidades públicas, el 83,8 % lo están en universidades privadas y el 0,6 % en instituciones de carácter especial. Las universidades privadas que más pilos reciben son: Javeriana (2.541, 8 %), La Salle (1.881, 6 %), los Andes (1.869, 6 %), Pontificia Bolivariana (1.741, 6 %) y Jorge Tadeo Lozano (1395, 5 %). Los Andes es la tercera universidad que más pilos tiene, pero la que más plata recibe: $49.065’428.800 (…)” (Correa & Pardo, 2017)

Este proceso de burbuja especulativo por medio del programa ser Pilo Paga y ahora el programa Generación E donde las universidades públicas han subido sus matrículas exponencialmente en los últimos años, ha sido confrontada por diferentes senadores y representantes a la cámara como la representante María José Pizarro que increpando a la actual Ministra de Educación María Victoria Angulo, hizo que esta reconociera el proceso especulativo y prometió el control eficiente que se debe tener con estas entidades donde los dineros no pueden ser trasladados hacia otros sectores o hacia personas jurídicas o naturales.

En 2015, la Universidad de los Andes, después de armado el modelo de Ser Pilo Paga, incrementó su matrícula en 5,3 %, en 2016 el incremento fue de 6,9 % y este año el aumento llegó al 9,6 %. Cerca del 35 % de sus nuevos estudiantes matriculados hacen parte del programa” (Correa & Pardo, 2017)

Como todas las promesas gubernamentales todo se queda en eso, promesas, no se ha movido una piedra por observar donde recayeron estos dineros y si fueron trasladados hacia el lucro individual violando la normatividad del país. Este tipo de programa muestran la ineficiencia, injusticia social, traslado de dineros públicos hacia privados, transferencia de las cargas económicas por la educación superior desde el Estado hacia las familias, la financiarización de la educación, reducción de la inversión directa a las universidades públicas, entre otras catastróficas consecuencias que parecen no importarle al Gobierno manteniendo y remasterizando al Ser Pilo Paga ahora con la Generación E, evidenciando tajantemente la estrategia de largo plazo de desfinanciación y mercantilización de la educación acompasada con procesos de corrupción y captación del Estado para incentivar el lucro individual. Estos procesos de desfinanciación de la universidad pública han configurado que en búsqueda de recursos: i) se aumenten las matrículas de las y los estudiantes, ii) la reducción dramática del bienestar estudiantil, iii) reducción de planta profesoral con relación al total de estudiantes, iv) tercerización y flexibilización laboral dentro de las universidades con cargas excesivas y denigrantes para los y las trabajadoras y, v) venta de bienes y servicios, entre otras dinámicas que se acompasan con la violencia simbólica de la cultura neoliberal que se interioriza poco a poco en nuestras universidades y en los currículos de las diferentes carreras universitarias. Todas estas consecuencias merecen un análisis exhaustivo, tan solo enumeramos las consecuencias haciendo énfasis en la venta de bienes y servicios por parte de la universidad pública, donde evidenciamos como esta institución que ha sido vista como creadora y procreadora de justicia social alrededor del país, en los últimos años se ha deteriorado por su complacencia con las empresas trasnacionales y multinacionales que se valen de la necesidad de financiamiento para imponer sus agendas corporativas por encima de la ética de las universidades públicas, y hemos de manifestar también de algunas personas que en complicidad con el sistema y manteniendo un papel preponderante en la burocracia universitaria potencian estas relaciones de corporativismo que golpean directamente las necesidades de las comunidades alrededor del país como son los proyectos extractivistas. Por todo esto, como estudiantes y personas de la comunidad debemos interponernos ante la estrategia del sistema por la mercantilización y privatización e imponer la transformación del sistema de educación donde se propenda por la gratuidad, universalidad, calidad, autonomía y autogobierno con un énfasis directo en concatenar la educación con las necesidades de los sectores populares y las comunidades en resistencia con el fin de construir un país con justicia social e impedir que el sistema neoliberal transite en el tiempo tanto en el sistema educativo como en el país. Desde el pasado 2018, se ha vivido un incremento de la reflexión, construcción y movilización en el movimiento estudiantil colombiano con diferentes reivindicaciones que engloban las necesidades de una educación pública, gratuita, de calidad, universal, con autonomía y autogobierno. En el segundo semestre del año pasado se vivió un paro nacional de las universidades públicas y su movilización anudado con la gran mayoría de los estudiantes de las universidades privadas bajo la reivindicación de educación gratuita y exigiendo el desmonte gradual del programa ser pilo paga y la transformación del ICETEX, programa y entidad respectivamente, que endeuda a millones de familias colombianas. Tras aproximadamente 60 días de cese de actividades en las universidades públicas [3] , con decenas de movilizaciones alrededor del país, con altos niveles de violencia y represión por parte del ESMAD -Escuadrón móvil antidisturbios- y con horas tras horas de asambleas donde se discutió y se decidió el porvenir del movimiento, el 13 y 14 de diciembre tras una mesa con el gobierno nacional exigida y conquistada al calor de la movilización estudiantil se logró un acuerdo provisional con la destinación de: I) aproximadamente 4,5 billones de pesos en los próximos 4 años, II) diferentes mesas técnicas, III) reforma del ICETEX IV) reformas constitucionales enfocadas en blindar y garantizar el presupuesto de la educación pública en el país y, V) reformar los formatos, misión y sentido de las revistas indexadas y del saber en el país. Aunque se entiende por la gran mayoría de las y los estudiantes que la reivindicación de una educación publica no se limita a tan solo la financiación, se comprende que sin esta no es posible la conquista de las diferentes reivindicaciones como es la calidad, autonomía, autogobierno, entre otras reivindicaciones del movimiento estudiantil. Y más claramente que sin la construcción de un país basado en la justicia social y no en el interés particular no se podrá lograr una verdadera educación que se acople con las grandes necesidades de nuestro pueblo y no así de los grandes capitales. El porvenir del movimiento estudiantil se basará en la administración de las victorias de finales del año 2018 y la puesta en marcha de la articulación en la construcción alternativa de un paro cívico nacional donde se confluya las necesidades de los estudiantes, trabajadores, campesinos, indígenas, resistencias territoriales, entre otras capas de la sociedad que exigen un país que garantice una vida digna y con soberanía nacional diseminada por un activo y determinante poder popular.

Conclusión

El país se enfrenta a un contexto bastante preocupante con el regreso de la extrema derecha al poder con lo cual hemos visto el recrudecimiento de la violencia física y estructural, además de usar el miedo para aumentar y fortalecer su poder. Ante este panorama y entendiendo el contexto internacional de crisis económica que repercutirá de igual forma en el contexto nacional, se hace urgente la constante manifestación y articulación de la sociedad colombiana, pues será el pueblo en las calles quien realmente le podrá hacer frente a las políticas austeritarias y autoritarias de este gobierno que ya se han implementado y las que están por venir.

Bibliografía

Bowles, S., & Herbert, G. (2014). EL PROBLEMA DE LA TEORIA DEL CAPITAL HUMANO: UNA CRITICA MARXISTA. Revista de Economía Critica , 220-228. Congreso de Colombia. (28 de Diciembre de 1992). Ley 30 de 1992. Obtenido de SISTEMA DE INFORMACIÓN NORMATIVA, JURISPRUDENCIAL Y DE CONCEPTOS:http://www.legal.unal.edu.co/rlunal/home/doc.jsp?d_i=34632 Correa , P., & Pardo, T. (29 de Abril de 2017). Los Andes, ¿la universidad pública más costosa del país? Obtenido de El tiempo: https://www.elespectador.com/noticias/educacion/los-andes-la-universidad-publica-mas-costosa-del-pais-articulo-691584 Estrada Alvarez, J. (29 de 07 de 2006). Espacio Critico. Obtenido de Las reformas estructurales y la construcción del orden neoliberal en Colombia: http://www.espaciocritico.com/sites/all/files/artcls/a0261_je_refesturcturales.pdf Sistema Universitario Estatal . (Diciembre de 2012). DESFINANCIAMIENTO DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN COLOMBIA. Obtenido de Sistema Universitario Estatal :https://www.mineducacion.gov.co/1621/articles-341914_archivo_pdf.pdf Sistema Universitario Estatal. (Julio de 2018). Sistema Universitario Estatal 2016-2018. Obtenido de Sistema Universitario Estatal: https://www.utp.edu.co/cms-utp/data/bin/UTP/web/uploads/media/comunicaciones/documentos/Informe-presidencia-SUE.pdf
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El sistema de educación superior en Colombia ha tenido grandes transformaciones después de la instauración de la Ley 30 de 1992 (Congreso de Colombia, 1992), en la cual se contempla la educación superior como servicio público y no como derecho fundamental, caracterización que conlleva a dos premisas: i) la posibilidad de la prestación del servicio por parte de privados; y, ii) la apertura a la mercantilización de la educación superior en el país.

El sistema de educación superior en Colombia: ¿La educación como derecho o mercancía?

23 de febrero de 2019

Este proceso de convertir la educación superior en servicio y por ende en mercancía es reflejo de la profundización y radicalización del sistema socioeconómico capitalista en la década de los años 70, que será consolidada y constitucionalizada en varios países de nuestra américa en la década de los años 90 del siglo XX con la imposición de un sistema neoliberal en el que se pretende ampliar al máximo la mercantilización de cualquier espacio de relacionamiento de las personas con el fin de generar una ampliación del mercado para posibilitar una mayor acumulación de capital. (Estrada Alvarez, 2006)

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<i><span style=En entrevista a la CLADE, representantes de la Coalición Colombiana por el Derecho a la Educación hacen un balance de sus luchas en el 2018 y presentan cuáles serán sus principales desafíos, acciones y focos de incidencia en el 2019 Caracterizado por grandes movilizaciones de docentes y estudiantes a favor de un presupuesto adecuado para la universidad pública y gratuita en Colombia, el año de 2018 culminó con una buena noticia para la comunidad educativa del país: las protestas resultaron en un acuerdo con el gobierno nacional, en el cual se establece el compromiso de aumentar en $4.5 billones de pesos colombianos los recursos para la educación superior, en los próximos cuatro años. Para saber más sobre el contexto colombiano y conocer las luchas prioritarias de los movimientos y organizaciones que defienden el derecho a la educación en el país, conversamos con María Elena Urbano y Cecilia Gómez, integrantes de la Coalición Colombiana por el Derecho a la Educación (CCDE), red de la sociedad civil que es miembro de la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) en Colombia. Según María y Cecilia, en el 2019, seguirán siendo focos de movilización e incidencia política: la financiación plena de la educación pública y gratuita, la realización del derecho humano a la educación y la paz. Lea la entrevista completa: ¿Qué balance ustedes hacen de la lucha por el derecho a la educación en el 2018 en Colombia? María Elena Urbano y Cecilia Gómez - A lo largo del año pasado, el contexto de lucha por el derecho a la educación se caracterizó por las miles de movilizaciones a lo largo y ancho del país, convocadas desde las organizaciones estudiantiles de educación superior y de docentes, los procesos de incidencia en el Congreso de la República y la apertura de espacios de formación en torno al derecho a la educación y su financiación. Este proceso culminó con la firma de un acuerdo entre el gobierno y las organizaciones estudiantiles universitarias y de docentes, en el que el gobierno se compromete a entregar cerca de $4.5 billones de pesos adicionales para la Educación Superior Pública a lo largo del próximo cuatrienio. Estos recursos aumentarán la base presupuestal, ligados con el aumento del Índice de Precios al Consumidor (IPC), durante los próximos años. Así, a partir de 2019, se hará un aumento del IPC + 3,5 %; para el 2020, IPC + 4 %; para el 2021, IPC + 4,5 %, y para 2022, IPC + 4,65 %.
¿Cuál es la fuente de los nuevos recursos que se prometen para la educación universitaria y cuáles son las expectativas para el 2019 ante este acuerdo con el gobierno? María Elena Urbano y Cecilia Gómez - Este aumento a la base presupuestal vendrá de recursos del sistema de regalías, inversión desde el presupuesto nacional y recursos de las cooperativas, provenientes de la renta sobre los excedentes del sector cooperativo destinados a educación superior pública, cuyo monto podrá superar los 300.000 millones de pesos. A las cifras anteriores también se sumarán 1,5 billones de pesos en recursos procedentes del recaudo de las regalías, que serán destinados a mejorar la infraestructura, planes de bienestar, capacidad investigativa y a fortalecer las Instituciones de Educación Superior públicas. El presupuesto de la educación superior pública se establece en 41,4 billones de pesos colombianos. De estos, 37,2 serán para funcionamiento y 4,2 para inversión. Sin embargo, la firma del acuerdo no significó el levantamiento del paro nacional, ya que las y los estudiantes acordaron que el compromiso del gobierno será socializado con las 26 universidades en cese de actividades, quienes están decidiendo de forma autónoma cuando retomar clases.
¿Qué retos se presentan para la realización del derecho a la educación en Colombia este año? María Elena Urbano y Cecilia Gómez - El último pliego de peticiones de la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación (Fecode), realizado el 14 de febrero, presenta varios de los desafíos de la educación pública colombiana, entre ellos: el gobierno debe definir una propuesta y mecanismo claros para aumentar y garantizar los recursos necesarios para materializar el derecho a la educación pública y gratuita, desde el preescolar de tres grados hasta la educación media, en establecimientos educativos públicos, gratuitos, administrados y financiados por el Estado, incluyendo la formación técnica, escuelas normales, jornadas nocturnas, educación rural, educación de personas jóvenes y adultas, educación especial y etnoeducación; la dignificación de la profesión docente, con salarios y jornadas justas, formación adecuada y permanente, contratación de nuevas maestras y maestros, y condiciones dignas de trabajo, con acceso a la salud y seguridad; y la garantía de los recursos necesarios para el desarrollo de un proyecto pedagógico, social, territorial y comunitario de la Escuela como Territorio de Paz y para la erradicación de todo tipo de violencias, atención al posconflicto y construcción de la paz con justicia social. Las trabajadoras y trabajadores de educación también claman por la garantía y el respeto de su vida e integridad física, así como de su derecho de asociación, libertad sindical y protesta. Esta es una demanda importante, ya que en promedio, cada año, son asesinadas y asesinados 28 docentes afiliadas/os a Fecode, y cada 12 días asesinan a una profesora o profesor en Colombia. La violencia, represión y criminalización contra la protesta docente, así como la amenaza de censura al magisterio y riesgos para la libertad pedagógica son retos graves a los que nos enfrentamos hoy día. Recientemente, un proyecto de ley presentado por el congresista Edward Rodríguez del partido Centro Democrático, mismo partido del presidente Iván Duque, propone sancionar a docentes que hablen sobre política en las clases, caso su disciplina no se encuadre en las Ciencias Sociales. Si se aprueba, esta ley violaría el derecho a la libertad de expresión y enseñanza de las y los docentes y contribuiría para formar estudiantes sin sentido crítico o capacidad para comprender su entorno social.
Lea +: Profesores serían despedidos por hacer proselitismo con sus estudiantes
Otra problemática es la falta de acceso y cobertura a la educación de calidad en contextos rurales. La Mesa Nacional de Educación Rural, el 13 de febrero, denunció en comunicado público que 19,237 estudiantes jóvenes se encuentran actualmente excluidas/os del sistema educativo en zonas rurales de Antioquia y Santander. Las y los jóvenes que viven en el campo en Colombia, infelizmente, suelen tener su derecho a la educación tratado como tema residual de la agenda pública, y muchas veces se les ofrecen servicios educativos prestados por empresas privadas contratadas por el gobierno, con menor calidad y la no garantía del inicio de las clases en el plazo previsto en el calendario escolar.
¿Ante el contexto mencionado, cuáles serán las actividades o ejes de acción prioritarios de la Coalición Colombiana este año? María Elena Urbano y Cecilia Gómez - Continuamos con los dos ejes de trabajo decididos por la CCDE en sus últimas asambleas: la financiación plena del derecho a la educación pública, gratuita y de calidad, desde la primera infancia y a lo largo de toda la vida; y el derecho a la educación y a la paz en Colombia.
Lea +: Apoyamos la lucha por la educación superior pública y rechazamos la represión contra estudiantes en Colombia
Asimismo, durante el 2019, mantendremos las tres estrategias de lucha planteadas durante el año anterior: participación en las movilizaciones convocadas por las organizaciones estudiantiles y de docentes; apoyo a los procesos de incidencia política con el Congreso de la República para el logro pleno de la financiación del derecho a la educación; y el fortalecimiento de los procesos de formación en torno al derecho a la educación desde el nivel preescolar y a lo largo de toda la vida, en línea con los compromisos asumidos por el Estado Colombiano al suscribir la Agenda de Educación 2030. Otros temas que enfocaremos serán la lucha por una educación emancipadora y garante de derechos, y nuestra adhesión a las movilizaciones y actividades de la Semana de Acción Mundial por la Educación 2019.
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En entrevista a la CLADE, representantes de la Coalición Colombiana por el Derecho a la Educación hacen un balance de sus luchas en el 2018 y presentan cuáles serán sus principales desafíos, acciones y focos de incidencia en el 2019

Colombia en 2019: Siguen las luchas por financiamiento educativo, el derecho a la educación y la paz

21 de febrero de 2019

En entrevista a la CLADE, representantes de la Coalición Colombiana por el Derecho a la Educación hacen un balance de sus luchas en el 2018 y presentan cuáles serán sus principales desafíos, acciones y focos de incidencia en el 2019 (más…)


<em>CLADE y Coalición Colombiana reconocen que la firma de acuerdo entre el gobierno nacional de Colombia y representantes del movimiento estudiantil y magisterial del país es un resultado importante de la lucha de la comunidad educativa por una educación superior pública, gratuita y de calidad para todas y todos</em><!--more-->

Como integrantes de la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) y de la Coalición Colombiana por el Derecho a la Educación, redes de la sociedad civil hermanas que defienden el derecho humano a la educación pública, gratuita, laica, transformadora y a lo largo de la vida, reconocemos que la firma del acuerdo para la educación superior pública entre el gobierno nacional de Colombia y representantes del movimiento estudiantil y magisterial del país, que tuvo lugar el último 14 de diciembre, es un resultado importante de la lucha de la comunidad educativa por una educación superior pública, gratuita y de calidad para todas y todos.

Destacamos que la promesa del gobierno colombiano de destinar 5,8 billones de pesos colombianos a la educación superior pública, en los próximos cuatro años, frente al anterior anuncio de que se invertirían apenas 2 billones para este fin en el mismo período, representa igualmente un logro del movimiento estudiantil y magisterial organizado en el país. Por otro lado, nos sumamos a los reclamos de las y los estudiantes y docentes por el compromiso del Estado de que cada nuevo peso asignado a la educación según dicho acuerdo, se destinará exclusivamente a la educación superior pública y para garantizar el derecho humano a la educación de toda la población, asegurando el acceso y permanencia de las personas con menos ingresos, en detrimento de la financiación de iniciativas que favorezcan la privatización educativa, la cual refuerza la segregación y profundiza desigualdades.

Asimismo, nos sumamos al rechazo de la Mesa Amplia Nacional de Profesores de Universidades Públicas de Colombia y otros movimientos y organizaciones de la sociedad civil, frente a la brutalidad policial con la que el Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) viene atacando a las y los estudiantes universitarias/os que se movilizan y protestan por un financiamiento público justo y adecuado a las universidades públicas, violencia esta que recientemente le arrebató el ojo izquierdo a Esteban Mosquera, estudiante de Música de la Universidad del Cauca.

Expresamos nuestra solidaridad a Esteban Mosquera y a todas y todos las/os estudiantes que han sido víctimas de la violencia del Estado, golpeadas/os y castigadas/os por defender sus derechos, y exhortamos a las fuerzas policiales y al Estado para que cesen la represión y agresión contra la protesta social.

Apoyamos las manifestaciones pacíficas que las y los estudiantes y docentes vienen impulsando en el país, y reafirmamos que es deber del Estado proteger, respetar y garantizar la libertad de asociación, expresión y manifestación de todas las personas, sin reprimirlas, amenazarlas o criminalizarlas por ejercer este derecho.

A la vez, seguiremos apoyando a la comunidad educativa en su lucha justa y ejemplar para que el acuerdo firmado con el gobierno nacional se cumpla y se socialice con las diferentes universidades públicas del país a partir del inicio del próximo año. Respaldamos igualmente el posicionamiento de las y los docentes y estudiantes movilizadas/os de que harán el monitoreo del cumplimiento a este acuerdo en las calles y dando continuidad a sus acciones de protesta pacífica y concientización de la población a favor del derecho humano a la educación de todas las personas, en condiciones de igualdad y gratuidad.

<em>Descargue la nota pública de la CLADE y la Coalición Colombiana <a href=aquí.">
Según CLADE y CCDE, la firma de acuerdo entre el gobierno nacional y representantes del movimiento estudiantil y magisterial es un resultado importante de la lucha por una educación superior pública, gratuita y de calidad

Apoyamos la lucha por la educación superior pública y rechazamos la represión contra estudiantes en Colombia

21 de diciembre de 2018

CLADE y Coalición Colombiana reconocen que la firma de acuerdo entre el gobierno nacional de Colombia y representantes del movimiento estudiantil y magisterial del país es un resultado importante de la lucha de la comunidad educativa por una educación superior pública, gratuita y de calidad para todas y todos (más…)


<em>“Recursos sí hay para la educación superior”. El clamor de estudiantes y profesores no parece terminar pronto</em><!--more-->

Fuente: <a href=Las 2 Orillas El gobierno nacional no parece desear cambiar su estrategia de negar los recursos para sacar de la crisis de desfinanciación a la Universidad Pública, crisis causada por la política estatal que busca privatizarla. Insiste el gobierno en que no hay recursos. Y en la mesa de diálogo, a la que se vio obligado por las marchas estudiantiles, estudiantes y docentes le insistimos en que sí hay recursos: que están en los impuestos con destinación específica a la educación superior reservados en las reformas tributarias de 2016 y 2017: el punto al impuesto de la renta y complementarios, el 40% del medio punto del IVA, y el porcentaje de los impuestos a las cooperativas. Estos impuestos con destinación específica a la educación superior suman un billón y medio de pesos anuales. Pero este gobierno y el anterior decidieron desviar esos recursos para financiar el muy costoso e ineficiente programa Ser Pilo Paga, que despilfarra los recursos de la educación pública en empresas privadas de educación muy costosas, pero no por caras mejores que las públicas: con la plata que el gobierno paga hoy en las universidades privadas la educación de cuarenta mil estudiantes pilos, se educarían ciento veinte mil jóvenes en las mejores universidades publicas del país. Ahora este nuevo gobierno, además, decidió desviar los recursos públicos de la educación superior a financiar nuevos programas de préstamos personales a la demanda de educación: Financiación continente al ingreso y Generación E: prestarle a cada joven que desea estudiar ,o a la familia del futuro estudiante, la plata para que paguen su matrícula en una universidad: la generación endeudada con los bancos. Por esa vía busca el gobierno imponer el proyecto de la privatización de la oferta pública de educación universitaria. Si lo dejáramos, nos impondrían el gobierno y las élites banqueras y del negocio de la educación, la filosofía individualista de que la educación superior es una inversión personal que le da nuevo valor a la mercancía fuerza de trabajo de cada joven. Por lo tanto, y como el beneficiado es el individuo, cada quien debe comprarla en el mercado de las mercancías educativas como compra la ropa que usa y la comida diaria con su tarjeta de crédito. Deja así de ser la educación un derecho que debe garantizar el Estado con la inversión en el sistema educativo de una parte de nuestros impuestos. La convierten en una mercancía que es proveída por el mercado educativo y financiada por el sistema bancario, como cuando usted compra con una tarjeta de crédito en una tienda: lleve ahora y pague después: el viejo sistema de vivir endeudado, que enriquece a los prestamistas. Con esa decisión el gobierno traslada a la empresa privada, a las universidades privadas, y al sistema bancario privado, los recursos de nuestros impuestos que hoy día, por orden de la Constitución y la ley, están destinados a la educación pública. Es ilegal. Y es ilegítimo. Y es inaceptable. Porque privatizar la educación pública bajo el argumento sinuoso de que la educación produce un beneficio personal y por tanto la debe pagar cada estudiante beneficiado o su familia, es una visión individualista que acaba con la filosofía de la educación como un derecho que debe proveer el Estado con los recursos colectivos de nuestros impuestos. El estrecho individualismo comercial y bancario de esta visión disuelve los lazos de humanidad, de protección, de cuidado y solidaridad que inspiran la humanización que deseamos y hemos decidido constitucionalmente que guíe nuestras relaciones colectivas -nuestra vida colectiva, nuestra vida política- decisión que hoy en Colombia la Constitución nacional y las leyes garantizan y regulan: porque la educación no es concebida por nuestro orden legal como una mercancía individual sino como un derecho. Por ello es anticonstitucional la negativa del gobierno a atender las razones técnicas que está hoy exponiendo nuestro movimiento estudiantil y docente en la mesa de diálogo. La inversión del Estado en educación pública es necesaria para garantizar la educación como un derecho y un bien común: un bien colectivo que facilita el libre acceso de la niñez y de la juventud a la educación, sin importar su clase ni su riqueza, como sucede en la universidad pública hoy. Es una inversión de nuestros impuestos que tiene la formidable ventaja humana de abrirle a cada niño y a cada adolescente y a cada joven un camino cierto para compartir las artes, las ciencias, las filosofías, y acrecentar las potencias sensibles de crear y de pensar, y de crecer en una sociedad del conocimiento y de la creatividad, en una sociedad pacífica, que resuelve con humanidad sus conflictos. Y garantizar el acceso a la educación pública para cada niño o niña, adolescente o joven o adulto que desee estudiar, tiene otro buen don social: el de ser un camino cierto y generoso para superar las pobrezas económicas y espirituales causadas por las hondas desigualdades sociales…">

Universidad pública: un bien común para la paz y la superación de la desigualdad

10 de diciembre de 2018

“Recursos sí hay para la educación superior”. El clamor de estudiantes y profesores no parece terminar pronto (más…)


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Fuente: Sputnik News
Las universidades públicas colombianas, en particular, y la educación oficial, en general, están en crisis. El Gobierno de Colombia pretende que las instituciones educativas públicas cumplan con el encargo de educar a la población, pero no aporta los recursos suficientes. Docentes y estudiantes de las universidades públicas colombianas saben que frotando la lámpara de Aladino no es como van a surgir los genios, los investigadores, los científicos y las mentes brillantes que requiere nuestra sociedad. La educación no se vale del empleo de las artes mágicas para alcanzar sus propósitos. Para que nos formemos una idea de la grave situación de la educación pública colombiana, cabe resaltar estos datos: solo el 48,5% de los bachilleres colombianos consigue entrar en la universidad, y la deserción universitaria es superior al 45%. Esto significa que aproximadamente la mitad de los que acceden a la universidad no continúa. Solo alrededor del 24,2% de los bachilleres alcanza a integrarse plenamente a la enseñanza universitaria. Y el calvario también lo sufren los estudiantes universitarios cuando obtienen una licenciatura y están endeudados con el Instituto Colombiano de Crédito Educativo y Estudios Técnicos en el Exterior (ICETEX). Su futuro queda automáticamente hipotecado. De modo que para pagar el crédito educativo, necesitarían más de una vida dado los altos intereses. En Colombia, todos los que hemos sido estudiantes de las instituciones educativas públicas hemos padecido en cierto modo la cruda realidad de la educación oficial de nuestro país. Aún recuerdo que las aulas de clase de la escuelita donde terminé la educación primaria no tenían paredes, sus columnas eran horcones y el techo era de palma. No tenía tampoco biblioteca, que era lo peor de todo. Cuando un estudiante de la enseñanza secundaria colombiana se gradúa de bachiller, ese día siente la felicidad de haber alcanzado una de las metas más importantes de su vida, pero esa alegría se acaba al día siguiente cuando comprueba que no es fácil estudiar en una universidad pública colombiana. De ahí que para empezar a solucionar la crisis de la educación pública es inevitable iniciar por el aumento considerable del presupuesto que el Gobierno nacional destina para las universidades públicas y las demás instituciones educativas públicas del país. Se debe invertir más dinero en la educación. Urge restarle dinero a la guerra para sumárselo a la educación pública. La cantidad que del PIB se gasta en la guerra es alta, en tanto que los profesores y los estudiantes están apropiándose del saber en difíciles condiciones. Colombia es el país de América Latina que menos invierte en educación, tal como lo revela un informe de 2017 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Todos los países de la región invierten una cantidad promedio de 10.182 dólares al año por estudiante, mientras que Colombia tan sólo coloca 3.245 dólares por estudiante al año. Es apenas obvio comprender que las clases que están en el poder prefieren a una población de seres embrutecidos. La idea principal es pulverizar de cualquier forma la crítica, el análisis y el pensamiento. En Colombia, los corruptos se roban la nada despreciable cantidad de 50 billones de pesos al año —15.500 millones de dólares—, una cifra cercana al 4% del PIB colombiano, es decir, alrededor del doble de la cantidad destinada para educación en el año 2017, más del doble del monto asignado para la salud en el mismo año y más de cuatro veces el presupuesto asignado para la atención a las víctimas del conflicto social armado interno, según datos del año 2017. Es inadmisible que los corruptos saquen la mejor tajada del presupuesto nacional, en tanto que la suma fijada en el 2017 para educación fue de 33,5 billones de pesos —10.400 millones de dólares—; para defensa, 29,5 billones —9.200 millones de dólares—; para salud, 21,4 billones —6.600 millones de dólares—; y para la atención a víctimas, 12 billones de pesos —3.700 millones de dólares—. Recientemente, el Congreso de la República (Parlamento colombiano) aprobó el Presupuesto General de la Nación: educación con 41,4 billones —12.800 millones de dólares—, defensa con 33,5 billones y salud con 32,2 billones de pesos —alrededor de 10.000 millones de dólares para ambos—. Por eso, los estudiantes universitarios le solicitan al Gobierno del presidente Iván Duque una reunión para explicarle el porqué de su exigencia, presentarle una radiografía actualizada sobre la gravedad de la situación por la que está atravesando la educación pública colombiana, entregarle una propuesta de cómo resolverla, además de exigirle un incremento de 4,5 billones de pesos —1.400 millones de dólares— en el presupuesto de las universidades públicas. Pero el presidente Duque se comporta como si padeciera de sordera selectiva, o como dice la canción de Shakira: ciego, sordo y mudo. Su actitud de no querer reunirse con los estudiantes colombianos es un acto de desaire. En los más recientes días, se ha reunido con la gente de la farándula nacional: Maluma, Carlos Vives, Silvestre Dangond, etcétera. Con todo eso, los estudiantes continúan exigiéndole al mandatario nacional una reunión para dialogar, pues dialogando es como la gente civilizada se entiende. Por otra parte, el ex candidato presidencial colombiano y espectacular profesor Sergio Fajardo brilla por su ausencia en las marchas que exigen educación pública y de calidad en Colombia. Porque, en el fondo, lo que los estudiantes universitarios están exigiendo es algo que se ha ido convirtiendo en una utopía en Colombia: una educación que les enseñe a entender lo que leen, y por lo tanto de calidad y verdaderamente pública. Por ello, y tal como se grita en las marchas estudiantiles: ¡La lucha continúa!
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La educación pública en Colombia, en grave estado

29 de noviembre de 2018

Fuente: Sputnik News

Las universidades públicas colombianas, en particular, y la educación oficial, en general, están en crisis. El Gobierno de Colombia pretende que las instituciones educativas públicas cumplan con el encargo de educar a la población, pero no aporta los recursos suficientes.

Docentes y estudiantes de las universidades públicas colombianas saben que frotando la lámpara de Aladino no es como van a surgir los genios, los investigadores, los científicos y las mentes brillantes que requiere nuestra sociedad. La educación no se vale del empleo de las artes mágicas para alcanzar sus propósitos.

Para que nos formemos una idea de la grave situación de la educación pública colombiana, cabe resaltar estos datos: solo el 48,5% de los bachilleres colombianos consigue entrar en la universidad, y la deserción universitaria es superior al 45%. Esto significa que aproximadamente la mitad de los que acceden a la universidad no continúa. Solo alrededor del 24,2% de los bachilleres alcanza a integrarse plenamente a la enseñanza universitaria.

Y el calvario también lo sufren los estudiantes universitarios cuando obtienen una licenciatura y están endeudados con el Instituto Colombiano de Crédito Educativo y Estudios Técnicos en el Exterior (ICETEX). Su futuro queda automáticamente hipotecado. De modo que para pagar el crédito educativo, necesitarían más de una vida dado los altos intereses.

En Colombia, todos los que hemos sido estudiantes de las instituciones educativas públicas hemos padecido en cierto modo la cruda realidad de la educación oficial de nuestro país. Aún recuerdo que las aulas de clase de la escuelita donde terminé la educación primaria no tenían paredes, sus columnas eran horcones y el techo era de palma. No tenía tampoco biblioteca, que era lo peor de todo.

Cuando un estudiante de la enseñanza secundaria colombiana se gradúa de bachiller, ese día siente la felicidad de haber alcanzado una de las metas más importantes de su vida, pero esa alegría se acaba al día siguiente cuando comprueba que no es fácil estudiar en una universidad pública colombiana.

De ahí que para empezar a solucionar la crisis de la educación pública es inevitable iniciar por el aumento considerable del presupuesto que el Gobierno nacional destina para las universidades públicas y las demás instituciones educativas públicas del país. Se debe invertir más dinero en la educación. Urge restarle dinero a la guerra para sumárselo a la educación pública. La cantidad que del PIB se gasta en la guerra es alta, en tanto que los profesores y los estudiantes están apropiándose del saber en difíciles condiciones.

Colombia es el país de América Latina que menos invierte en educación, tal como lo revela un informe de 2017 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Todos los países de la región invierten una cantidad promedio de 10.182 dólares al año por estudiante, mientras que Colombia tan sólo coloca 3.245 dólares por estudiante al año. Es apenas obvio comprender que las clases que están en el poder prefieren a una población de seres embrutecidos. La idea principal es pulverizar de cualquier forma la crítica, el análisis y el pensamiento.

En Colombia, los corruptos se roban la nada despreciable cantidad de 50 billones de pesos al año —15.500 millones de dólares—, una cifra cercana al 4% del PIB colombiano, es decir, alrededor del doble de la cantidad destinada para educación en el año 2017, más del doble del monto asignado para la salud en el mismo año y más de cuatro veces el presupuesto asignado para la atención a las víctimas del conflicto social armado interno, según datos del año 2017.

Es inadmisible que los corruptos saquen la mejor tajada del presupuesto nacional, en tanto que la suma fijada en el 2017 para educación fue de 33,5 billones de pesos —10.400 millones de dólares—; para defensa, 29,5 billones —9.200 millones de dólares—; para salud, 21,4 billones —6.600 millones de dólares—; y para la atención a víctimas, 12 billones de pesos —3.700 millones de dólares—.

Recientemente, el Congreso de la República (Parlamento colombiano) aprobó el Presupuesto General de la Nación: educación con 41,4 billones —12.800 millones de dólares—, defensa con 33,5 billones y salud con 32,2 billones de pesos —alrededor de 10.000 millones de dólares para ambos—.

Por eso, los estudiantes universitarios le solicitan al Gobierno del presidente Iván Duque una reunión para explicarle el porqué de su exigencia, presentarle una radiografía actualizada sobre la gravedad de la situación por la que está atravesando la educación pública colombiana, entregarle una propuesta de cómo resolverla, además de exigirle un incremento de 4,5 billones de pesos —1.400 millones de dólares— en el presupuesto de las universidades públicas.

Pero el presidente Duque se comporta como si padeciera de sordera selectiva, o como dice la canción de Shakira: ciego, sordo y mudo. Su actitud de no querer reunirse con los estudiantes colombianos es un acto de desaire. En los más recientes días, se ha reunido con la gente de la farándula nacional: Maluma, Carlos Vives, Silvestre Dangond, etcétera. Con todo eso, los estudiantes continúan exigiéndole al mandatario nacional una reunión para dialogar, pues dialogando es como la gente civilizada se entiende.

Por otra parte, el ex candidato presidencial colombiano y espectacular profesor Sergio Fajardo brilla por su ausencia en las marchas que exigen educación pública y de calidad en Colombia. Porque, en el fondo, lo que los estudiantes universitarios están exigiendo es algo que se ha ido convirtiendo en una utopía en Colombia: una educación que les enseñe a entender lo que leen, y por lo tanto de calidad y verdaderamente pública. Por ello, y tal como se grita en las marchas estudiantiles: ¡La lucha continúa!


El Senado colombiano aprobó el 4 de abril la mayoría de los artículos del proyecto de ley 174/2017, de autoría del Ministerio de Educación Nacional, que convierte los créditos educativos en una trampa para el bolsillo de las y los universitarias/os. Esta norma se aplicará a estudiantes e instituciones de educación superior tanto públicas como privadas en los términos que el gobierno reglamente.

El punto central del proyecto de ley es transformar el carácter de la deuda que adquirieron las y los futuras/os beneficiarias/os de créditos educativos del Instituto Colombiano de Crédito Educativo y Estudios Técnicos en el Exterior (ICETEX), una entidad financiera vinculada al Ministerio de Educación. La deuda estudiantil dejará de ser un déficit bancario para convertirse en tributario, lo que significa que no se extinguirá por insolvencia o muerte de la o del deudora/r, sino que podrá ser heredada por sus hijas/os.

En un comunicado público, el senador colombiano Senén Niño (Polo Patriótico) declaró que “este proyecto de ley se constituye en otro atentado contra el derecho fundamental a la educación gratuita en las instituciones oficiales de educación superior, y en una trampa al bolsillo de los colombianos”.

De acuerdo al parlamentario, al tratar la educación universitaria en Colombia como un negocio, el proyecto de ley ataca el derecho humano a la educación gratuita en el país. Además, esta medida desmotiva la población con menos ingresos a acceder a la enseñanza superior, por temor a endeudarse.

La Coalición Colombiana por el Derecho a la Educación (CCDE), en el marco de la Semana de Acción Mundial por la Educación (SAME), que se celebra del 22 al 28 de abril de 2018, se suma a la movilización estudiantil que se opone al proyecto de Ley 174/2017, por considerarlo lesivo para las y los estudiantes, sus familias y las futuras generaciones.

“Defendemos la gratuidad y universalidad de la educación, logrando el ingreso pleno y gratuito de la población colombiana al sistema educativo de calidad, público, estatal, desde la primera infancia y a lo largo de toda la vida; incluyendo la educación de personas jóvenes y adultas y terminando así con el endeudamiento de las familias más empobrecidas con el ICETEX y con los bancos, por causa de la educación”, afirma la CCDE en posicionamiento público lanzado en el contexto de la SAME.

En entrevista a la Asociación Latinoamericana de Educación y Comunicación Popular (ALER), Cecilia Gómez, integrante de la Coalición Colombiana por el Derecho a la Educación, manifestó que el proyecto de ley 174 tiene varios aspectos negativos para las/os estudiantes; por una parte, para estudiantes que son de clases populares la deuda es lesiva y atenta contra el derecho humano a la educación. Para Gómez, se abre camino a la privatización de la educación, perdiendo el derecho plural y democrático de acceso. Y por último, si esa deuda no puede ser cubierta por los y las estudiantes son sus familiares quienes tendrían la obligación de pagarla.

Lea y escuche también <a href=aquí entrevista sobre el proyecto de Ley 174/2017, realizada por ALER con el senador Senén Niño.">
El punto central del proyecto de ley es transformar el carácter de la deuda que adquirieron las y los futuras/os beneficiarias/os de créditos educativos

Colombia: Avanza la privatización de la educación universitaria

26 de abril de 2018

El Senado colombiano aprobó el 4 de abril la mayoría de los artículos del proyecto de ley 174/2017, de autoría del Ministerio de Educación Nacional, que convierte los créditos educativos en una trampa para el bolsillo de las y los universitarias/os. Esta norma se aplicará a estudiantes e instituciones de educación superior tanto públicas como privadas en los términos que el gobierno reglamente.

El punto central del proyecto de ley es transformar el carácter de la deuda que adquirieron las y los futuras/os beneficiarias/os de créditos educativos del Instituto Colombiano de Crédito Educativo y Estudios Técnicos en el Exterior (ICETEX), una entidad financiera vinculada al Ministerio de Educación. La deuda estudiantil dejará de ser un déficit bancario para convertirse en tributario, lo que significa que no se extinguirá por insolvencia o muerte de la o del deudora/r, sino que podrá ser heredada por sus hijas/os.

En un comunicado público, el senador colombiano Senén Niño (Polo Patriótico) declaró que “este proyecto de ley se constituye en otro atentado contra el derecho fundamental a la educación gratuita en las instituciones oficiales de educación superior, y en una trampa al bolsillo de los colombianos”.

De acuerdo al parlamentario, al tratar la educación universitaria en Colombia como un negocio, el proyecto de ley ataca el derecho humano a la educación gratuita en el país. Además, esta medida desmotiva la población con menos ingresos a acceder a la enseñanza superior, por temor a endeudarse.

La Coalición Colombiana por el Derecho a la Educación (CCDE), en el marco de la Semana de Acción Mundial por la Educación (SAME), que se celebra del 22 al 28 de abril de 2018, se suma a la movilización estudiantil que se opone al proyecto de Ley 174/2017, por considerarlo lesivo para las y los estudiantes, sus familias y las futuras generaciones.

“Defendemos la gratuidad y universalidad de la educación, logrando el ingreso pleno y gratuito de la población colombiana al sistema educativo de calidad, público, estatal, desde la primera infancia y a lo largo de toda la vida; incluyendo la educación de personas jóvenes y adultas y terminando así con el endeudamiento de las familias más empobrecidas con el ICETEX y con los bancos, por causa de la educación”, afirma la CCDE en posicionamiento público lanzado en el contexto de la SAME.

En entrevista a la Asociación Latinoamericana de Educación y Comunicación Popular (ALER), Cecilia Gómez, integrante de la Coalición Colombiana por el Derecho a la Educación, manifestó que el proyecto de ley 174 tiene varios aspectos negativos para las/os estudiantes; por una parte, para estudiantes que son de clases populares la deuda es lesiva y atenta contra el derecho humano a la educación. Para Gómez, se abre camino a la privatización de la educación, perdiendo el derecho plural y democrático de acceso. Y por último, si esa deuda no puede ser cubierta por los y las estudiantes son sus familiares quienes tendrían la obligación de pagarla.

Lea y escuche también aquí entrevista sobre el proyecto de Ley 174/2017, realizada por ALER con el senador Senén Niño.


<em>El Frente Amplio por la Educación, los Derechos y la Paz (FAXE), del cual hace parte la Coalición Colombiana por el Derecho a la Educación, juntamente con sindicatos docentes y estudiantiles y otras organizaciones de la sociedad civil, ha organizado el pasado día 2 de noviembre una reunión con congresistas de la República para discutir la necesidad de una reforma constitucional que garantice recursos para la educación y otros derechos sociales, como salud, agua potable y saneamiento básico. </em><!--more-->

Las entidades plantean que el Sistema General de Participaciones (SGP), mecanismo de transferencia de recursos a provincias y municipios previsto por la Constitución Federal, debe ser reformado para que estos sectores cuenten con los recursos suficientes y adecuados a nivel local.

El evento, que fue precedido de varios meses de actividades de movilización social (como foros, conversatorios, marchas y reuniones, contó con la participación de 14 congresistas. El objetivo de la audiencia fue escuchar y recoger los argumentos desde los diferentes sectores sociales participantes hacia la elaboración de una propuesta de Reforma Constitucional para cambiar las actuales reglas del SGP y volver a la fórmula original planteada en la Constitución Nacional del 91.

El Senador Senén Niño Avendaño, uno de los congresistas más involucrados con la cuestión de la reforma del SGP, expresó su preocupación con “la situación actual de las participaciones de las entidades territoriales, ya que por primera vez desde que se creó el sistema de transferencias, se tiene que las participaciones en lugar de crecer, decrecerán en por lo menos 3% en términos reales, si se considera el proyecto de Presupuesto General de Nación para 2018, presentado por el Gobierno ante el Congreso. Tal situación inusitada agudizará y conllevará a una crisis presupuestal y financiera de las entidades territoriales, afectando con ello a sectores como educación, salud, agua potable y saneamiento básico”.

La Audiencia fue organizada en cinco paneles, referidos a temas específicos del SGP:

<strong>PANEL 1. ASPECTOS GENERALES SISTEMA GENERAL DE PARTICIPACIONES</strong>

En este primer panel, expertas/os académicas/os hablaron acerca del proceso político de la descentralización en medio del acuerdo de paz que dio origen en 1991 a la actual Constitución, de la filosofía de las transferencias, la autonomía territorial y la justificación de la Reforma al SGP en la coyuntura política actual.

<strong>PANEL 2. ENTIDADES TERRITORIALES Y DESCENTRALIZACIÓN</strong>

Este Panel contó con la participación de las organizaciones indígenas (Comisión Técnica Pueblos Indígenas y OPIAC), que en medio de la movilización nacional se hicieron presentes denunciando el maltrato por parte de las autoridades y el poco presupuesto con que cuentan por parte del Estado.

También participaron Federación Nacional de Departamentos y la Federación Colombiana de Municipios, presentando la situación actual de desfinanciación de políticas sociales en los entes territoriales.

<strong>PANEL 3: EDUCACIÓN</strong>

Con la participación de la Directora de Planeación del Ministerio de Educación, la representación de la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación (FECODE) y de la Asociación Distrital de Educación (ADE), así como la representación de la Asociación Nacional de Estudiantes de Secundaria (Andes), se habló acerca del impacto de las contrarreformas educativas en la vida de las y los estudiantes. Se debatió sobre los recortes presupuestales a la educación pública estatal, con la mayor afectación de las regiones más empobrecidas, los procesos de negociación entre el Sindicato y el Gobierno, y la urgencia de la Reforma Constitucional SGP.

También se presentaron experiencias de aula de docentes, desde la Fuerza Nacional Magisterial (Funama), y se presentó la situación de la desfinanciación de la educación de personas adultas en Bogotá y en el país.

Además, se contó con la representación del Departamento Nacional de Planeación, quien planteó la urgencia de revisar las tipologías de distribución de los recursos del SGP, para que correspondan de manera más adecuada a los costos de la prestación del servicio educativo en cada modalidad y etapa educativa.

<strong>PANEL 4: SALUD</strong>

Con una situación similar a la de la educación se presentó el panorama de la salud en Colombia, la crisis hospitalaria y los recortes a salud en el SGP. Se contó con la representación de la Asociación Nacional Sindical de Trabajadores y Servidores Públicos de la Salud y de la Seguridad Social Integral y Servicios Complementarios de Colombia (ANTHOC) para hablar sobre la vulneración de los derechos de niños, niñas y adolescentes en los territorios.

<strong>PANEL 5: SANEAMIENTO BÁSICO Y AGUA POTABLE</strong>

En este panel estuvieron presentes la Superintendencia de Servicios Públicos y la Red de Acueductos Comunitarios. Se planteó la urgencia de reestructurar los sistemas de agua potable y saneamiento básico, teniendo en cuenta las afectaciones de las comunidades por el cambio climático, y con esta perspectiva redistribuir el SGP.

La Audiencia cerró con la lectura de un Comunicado, elaborado por participantes del FAXE.

Las principales tareas que quedaron de esta Audiencia fueron:
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 	<li>Recoger juiciosamente las memorias de cada uno de los paneles, para que sirvan de insumo a la elaboración de argumentos para la presentación de motivos en el documento de la Reforma Constitucional al SGP.</li>
 	<li>Convocar a los sectores y organizaciones sociales participantes en la Audiencia, para definir de manera conjunta, las siguientes acciones hacia la Reforma Constitucional al SGP.</li>
 	<li>Elaborar una Campaña de incidencia política y de movilización social que permita informar a las comunidades, a las organizaciones sociales y a la opinión pública sobre la Reforma Constitucional al SGP, su importancia y lo que esta acción aporta a los derechos sociales de las personas y las comunidades.</li>
 	<li>Avanzar en la producción del Documento de Reforma Constitucional al SGP para iniciar su trámite en el Congreso de la República.</li>
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El Frente Amplio por la Educación, los Derechos y la Paz (FAXE), del cual hace parte la Coalición Colombiana por el Derecho a la Educación, juntamente con sindicatos docentes y estudiantiles y otras organizaciones de la sociedad civil, ha organizado el pasado día 2 de noviembre una reunión con congresistas de la República para discutir la necesidad de una reforma constitucional que garantice recursos para la educación y otros derechos sociales, como salud, agua potable y saneamiento básico.

Colombia: Entidades demandan una reforma constitucional para garantizar recursos para la educación

28 de noviembre de 2017

El Frente Amplio por la Educación, los Derechos y la Paz (FAXE), del cual hace parte la Coalición Colombiana por el Derecho a la Educación, juntamente con sindicatos docentes y estudiantiles y otras organizaciones de la sociedad civil, ha organizado el pasado día 2 de noviembre una reunión con congresistas de la República para discutir la necesidad de una reforma constitucional que garantice recursos para la educación y otros derechos sociales, como salud, agua potable y saneamiento básico. (más…)


<em>El Frente Amplio por la Educación los Derechos y la Paz (FAXE), del cual hace parte la Coalición Colombiana por el Derecho a la Educación juntamente con sindicatos docentes y estudiantiles y otras organizaciones de la sociedad civil, organiza el próximo día 2 de noviembre una reunión con congresistas de la República para discutir la necesidad de una reforma constitucional que garantice recursos para la educación y otros sectores sociales.</em><!--more-->

El pacto constitucional de 1991 estableció un mecanismo de financiación de la educación, la salud, el agua potable y el saneamiento básico para municipios y departamentos del país llamado Sistema General de Participaciones (SGP). Desde entonces, es evidente el decrecimiento en términos reales de los recursos del SGP, pasando de un 46,5% de los ingresos corrientes de la Nación a solamente un 26,7% de estos ingresos en la actualidad.

Preocupa la situación actual de las participaciones de las entidades territoriales, ya que por primera vez desde que se creó el sistema de transferencias, se tiene que las participaciones en lugar de crecer, decrecerán en por lo menos 3% en términos reales, si se considera el proyecto de Presupuesto General de Nación para 2018, presentado por el Gobierno ante el Congreso. Las entidades que discuten la reforma del SGP creen que tal situación agudizará y conllevará a una crisis presupuestal y financiera de las entidades territoriales, afectando con ello a sectores como educación, salud, agua potable y saneamiento básico.

La audiencia pública, intitulada “Por una Colombia Incluyente y Social: Construyamos la Reforma Constitucional al SGP”, ocurrirá el día 2 de noviembre de 2017, de 8h a 17h, en el Salón de Boyacá del Congreso de la República.

Las personas y entidades interesadas en asistir deberán confirmar su asistencia por correo electrónico (utlsenadorsenen@gmail.com) o por <a href=internet, enviando los siguientes datos: nombres y apellidos, identificación y entidad o sector al que pertenece.">

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27 de octubre de 2017

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