Por una educación con diversidad e igualdad: Nuestra lucha colectiva por el fin de la violencia de género en los espacios educativos
28 de marzo de 2017Durante 15 días, nos movilizamos contra la discriminación y la violencia por identidad de género y orientación sexual en la educación
Por Fabíola Munhoz, de CLADE
El 15 de marzo concluyó la iniciativa de comunicación y sensibilización por el fin de la violencia de género en los espacios educativos “Educación con Diversidad e Igualdad”, promovida por la CLADE, en alianza con la Red de Educación Popular entre Mujeres (REPEM), la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica (ALER) y la Agencia Pressenza, con el apoyo de la Oficina Regional de Unicef para América Latina y el Caribe [sepa más]. Según la encuesta realizada por Plan Internacional en cuatro regiones del mundo, una de cada cuatro niñas declaró no sentirse cómoda al usar las letrinas escolares, por temer ser víctima de violencia sexual.
Asimismo, un informe de la UNESCO demuestra que pocos países en el mundo han desarrollado políticas para prevenir y combatir la discriminación y violencia por identidad de género y orientación sexual en las escuelas, afectando especialmente a las mujeres, niñas y personas lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales (LGBTI). Se vive esta situación, pese a que el derecho a la igualdad de género y a una vida digna, libre de violencia y discriminación está asegurado en distintos instrumentos de derechos humanos, entre ellos los Principios de Yogyakarta (2006), la CEDAW (1979), la resolución “Aprender sin miedo” de UNESCO (2015), y la propia Agenda de Desarrollo 2030.
Durante 15 días, hemos divulgado entrevistas, noticias, videos e infografías, con miras a compartir información sobre marcos de derechos humanos y prácticas que tienen por objeto enfrentar la violencia de género en los contextos educativos. Entre las entrevistas realizadas con activistas, especialistas en el tema e integrantes de la comunidad educativa, se notó que hay una enorme brecha entre las garantías jurídicas existentes y la realidad, debido a que nuestra cultura y las prácticas pedagógicas aún refuerzan, de manera consciente o inconsciente, los estereotipos y reglas patriarcales, heteronormativas y heterosexistas presentes en nuestras sociedades. “Es necesario profundizar el trabajo con la comunidad y docentes habilitadas/os para implementar una currícula progresista y una agenda inclusiva”, afirmó en entrevista Susana Chiarotti, del Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer (CLADEM).
Para enfrentar esta realidad, Camilla Croso, coordinadora general de la CLADE, propone ampliar el diálogo y la reflexión sobre el tema: “Es necesario llegar a más personas y trabajar por el cambio en la práctica. Una educación que no permita superar las discriminaciones, ni promover humanidad y una cultura de paz no puede considerarse derecho a la educación”, destacó.
Además de la cuestión cultural y el rol de la educación para la transformación social, en las entrevistas se apuntaron como desafíos: el desconocimiento del tema por las autoridades y las tendencias de descalificar la inclusión de la perspectiva de la igualdad de género en los centros educativos, que se observan en distintos países de la región. “Existen grupos de derecha especialmente ligados a confesionalidades que han levantado barreras muy fuertes desde el planteamiento de la ‘ideología de género’, que cuestionan la disposición de información sobre diversidad sexual, derechos sexuales y reproductivos y el lenguaje incluyente en la educación”, subrayó Patricia Jaramillo, coordinadora de REPEM.
En otros diálogos, se destacó la importancia de considerar la intersectorialidad cuando se habla de la violencia de género, pues “las víctimas suelen ser objeto de un cruzamiento de distintas formas de discriminación, por ejemplo, por identidad de género, orientación sexual, raza, etnia, edad y religión, entre otras”, enfatizó la abogada, profesora y ex miembro del Comité CEDAW, Silvia Pimentel.
Por otra parte, a lo largo de la iniciativa, nos encontramos con prácticas inspiradoras de enfrentamiento a esta problemática, como por ejemplo la campaña “Transforma la norma: Microagresiones-Macroimpactos”, impulsada por estudiantes de Comunicación Organizacional y la Comunidad para el Desarrollo Humano, en Ecuador; la realización de la Semana de Género y Educación en la Escuela Amorim Lima, en São Paulo, Brasil; el Currículo Nacional de Educación Básica aprobado recientemente en el Perú, que promueve los enfoques de género, derechos humanos y educación sexual integral en las escuelas; y la promulgación de la Ley de Identidad de Género en Bolivia.
En el marco de nuestra iniciativa, sumamos voces de indignación para condenar el feminicidio de 40 niñas en un hogar en Guatemala y demandar justicia; a la vez fortalecemos lazos de cooperación y solidaridad entre las redes que impulsaron las actividades de comunicación que dieron vida a la campaña. Los resultados positivos se demostraron en la alta interacción del público con nuestras publicaciones en las redes sociales, e igualmente a través de las repercusiones de la iniciativa en medios de comunicación de la región. Otro punto a destacar ha sido la cantidad de prácticas, recursos, campañas y mensajes de combate y prevención a la violencia de género en la educación que logramos reunir y difundir a lo largo de los 15 días de iniciativa.
¿Cómo darle seguimiento a esta lucha? – Esa campaña ha sido un paso más en el recorrido de lucha impulsado por la CLADE y redes hermanas por igualdad de género en y desde la educación, a partir de la búsqueda por profundizar la comunicación y reflexión al respecto. Hacia adelante, seguiremos impulsando ese propósito desde distintas iniciativas, entre ellas la creación de un espacio permanente de difusión y seguimiento al tema en la página institucional de la CLADE; la continuidad del monitoreo de las políticas, leyes y prácticas relacionadas a la educación y la igualdad de género a través del Observatorio Regional de Educación Inclusiva (OREI) y la organización de un festival de cortometrajes sobre la discriminación por orientación sexual y/o identidad de género en los centros educativos de nuestra región, cuya convocatoria será lanzada próximamente.
Esta es y seguirá siendo una pauta de incidencia prioritaria para la CLADE, en su misión de luchar permanentemente por el cumplimiento de los derechos humanos y por la garantía del derecho humano a la educación, en condiciones de igualdad y sin discriminaciones para todas las personas.