En un esfuerzo conjunto por visibilizar las resistencias territoriales, la CLADE y la REPEM lanzan un especial que sitúa a la educación popular y feminista como el pilar fundamental para la defensa de la vida. A través de las voces de mujeres diversas, este espacio busca transformar la educación en un factor protector frente a las violencias estructurales y la crisis climática que atraviesa América Latina y el Caribe.
En el marco de las conmemoraciones del 25 de noviembre (25N), la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) y la Red de Educación Popular entre Mujeres (REPEM) lanzaron el especial “Tierra, territorio y educación para las mujeres diversas por una vida libre de violencias”. Este espacio se propone como un punto de encuentro para fortalecer un tejido político y pedagógico que reconozca los aportes de mujeres rurales, indígenas, afrodescendientes y ecofeministas en la defensa de sus derechos fundamentales.
El derecho humano a la educación es concebido en este especial no solo como un proceso formal, sino como una práctica liberadora capaz de romper ciclos de discriminación y pobreza. Para las mujeres diversas de América Latina y el Caribe, la educación de personas jóvenes y adultas sigue siendo una deuda histórica que se manifiesta en brechas de analfabetismo, exclusión digital y precariedad laboral. Por ello, el especial enfatiza la importancia de una educación popular que dialogue con la realidad de los territorios.
Frente a las desigualdades estructurales, los movimientos de mujeres sostienen que la educación debe ser el eje articulador para la autonomía y la justicia. Reafirmar este derecho en contextos de crisis ambientales y políticas regresivas es, según el especial, un acto de propuesta creativa que permite a las mujeres situarse como protagonistas de sus propios procesos de cambio.
Este especial busca inspirar a toda la región al visibilizar experiencias de resistencia donde convergen la defensa de la soberanía alimentaria, el cuidado del agua y la lucha por la tierra. Al compartir saberes y experiencias situadas, se tejen puentes que permiten identificar soluciones comunes a problemas regionales. La propuesta invita a los Estados y a la sociedad civil a repensar la educación desde la interculturalidad y la pertinencia territorial.
La articulación entre redes que defienden la vida y la justicia ofrece una ruta de esperanza frente a la violencia sistémica. El especial demuestra que, mediante el diálogo y la escucha activa, es posible construir una agenda regional que coloque la dignidad de las mujeres en el centro, promoviendo una educación que no solo informe, sino que transforme profundamente las relaciones sociales en el continente.
La perspectiva de género es el núcleo que atraviesa cada reflexión de este especial, apostando por una Educación Transformadora de Género (ETG). Este enfoque busca cuestionar y desmontar los patrones patriarcales que sostienen la violencia contra las mujeres y las niñas. Al integrar la interseccionalidad, se reconocen las múltiples formas de opresión que enfrentan las mujeres por su origen étnico, situación económica o ubicación geográfica.
El especial subraya que no puede haber justicia social sin igualdad de género en y desde la educación. De esta manera, el enfoque de género deja de ser un concepto teórico para convertirse en una herramienta de lucha por una vida libre de violencias.
Visita el especial transmedia: Tierra, territorio y educación para las mujeres diversas por una vida libre de violencias




