La educación, un derecho humano que habilita y teje los demás derechos

Por: RIDHE y CLADE

La Red Internacional de Derechos Humanos de Europa (RIDHE) y la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) fortalecen cooperación euro-latinoamericana por el derecho a la educación.

Es crucial educar a las personas para que desarrollen una esperanza que no sea fatalista,

sino que las movilice a luchar por un mundo mejor.

Paulo Freire, educador popular de origen brasileño

 

La educación no es solo una política pública: es un derecho humano esencial para vivir con dignidad y ejercer todos los demás derechos, por ello la Red Internacional de Derechos Humanos de Europa (RIDHE) y la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) estrechan lazos para fortalecer la reafirmación de la educación como un bien público, un derecho universal y un pilar de la justicia social.

Sin educación no hay democracia ni justicia social 

En el marco del Día Internacional de los Derechos Humanos, el 10 de diciembre, la Red Internacional de Derechos Humanos Europa (RIDHE) y la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) anuncian el fortalecimiento de su articulación estratégica para promover el derecho a la educación como condición esencial para sociedades democráticas, igualitarias y sostenibles.

La educación, reconocida en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es un derecho que habilita la participación plena en la vida social y política. Sin embargo, en América Latina y El Caribe persisten desigualdades históricas que afectan especialmente a comunidades indígenas, afrodescendientes, rurales, mujeres, juventudes y personas en situación de movilidad forzada.

“La educación no es únicamente un servicio: es un bien público social. Sin educación inclusiva, crítica y transformadora, no hay ciudadanía plena ni justicia social. La defensa de este derecho es también la defensa de la dignidad humana y de la democracia”, señaló Elektra Lagos, directora ejecutiva de RIDHE.

Estas brechas evidencian la necesidad de consolidar políticas educativas que garanticen equidad territorial, pertinencia cultural, educación laica, pública y gratuita, así como condiciones dignas para la labor docente.

Por su parte Nelsy Lizarazo, coordinadora general de la CLADE afirmó que “el derecho humano a la educación habilita la apropiación de otros derechos humanos indispensables para el mundo contemporáneo, especialmente en la defensa de una cultura democrática, justicia social, de paz y no violencia.”

Frente a las desigualdades: profundizar el enfoque de derechos

En un contexto global marcado por desigualdades persistentes, la defensa del derecho humano a la educación exige mirar más allá de la cobertura escolar y preguntarse qué tan accesible, pertinente y transformadora es la educación que reciben las personas a lo largo de la vida. 

Desde el enfoque de derechos humanos, educar significa promover la igualdad, atender la diversidad y revertir las exclusiones históricas. Significa también garantizar que cada persona, sin importar su edad, origen étnico, identidad sexo- genérica o condición económica, pueda aprender a lo largo de toda la vida en entornos seguros, de cuidado mutuo y de participación democrática.

Retomando y ampliando las dimensiones propuestas por la experta Katarina Tomasevski, recordamos que el cumplimiento del derecho humano a la educación se mide a partir de cinco pilares interrelacionados: asequibilidad, adaptabilidad, accesibilidad, aceptabilidad y transparencia.

  • La asequibilidad se vincula con la obligación estatal de asegurar educación gratuita, obligatoria y disponible en todos los niveles, a lo largo y ancho de la vida. Supone presupuestos adecuados y sensibles al género, así como políticas que garanticen infraestructura y condiciones dignas del estudiantado, de docentes y la comunidad educativa en general.
  • La adaptabilidad plantea que la educación debe ajustarse a las necesidades culturales, sociales y económicas de cada comunidad, respondiendo a los cambios del entorno y contribuyendo a una vida digna, esto es en escenarios democráticos y de derechos humanos.
  • La accesibilidad apunta a eliminar toda forma de discriminación y barrera, sea económica, geográfica, de género, de discapacidad, movilidad humana u otra, que impida el ingreso y permanencia en los centros educativos. También implica voluntades intersectoriales desde los Estados para garantizar las condiciones materiales adecuadas, docentes con formación y remuneración justa, y apoyos para que estudiantes en situación de vulnerabilidad puedan acortar las brechas de la exclusión.
  • La aceptabilidad subraya que la calidad educativa debe medirse en función de su relevancia social y humana, esto es una educación que forme en derechos, fomente el pensamiento crítico y fortalezca la participación ciudadana.
  • Finalmente, la transparencia introduce un componente clave, la rendición de cuentas. Los Estados deben garantizar información pública, clara y accesible sobre las políticas, presupuestos y resultados del sistema educativo. Este principio permite fortalecer la confianza y la participación de la sociedad en las decisiones que afectan el derecho a la educación.

Los derechos como tarea urgente en la agenda planetaria

Desde CLADE y RIDHE se insiste en que este derecho es “móvil” y progresivo, debe adaptarse a las transformaciones sociales sin retroceder en sus conquistas. En América Latina y El Caribe, como en el resto del mundo, millones de personas aún enfrentan barreras para acceder a una educación contextualizada y pertinente, lo que resulta esencial para avanzar hacia la equidad, la inclusión y el reconocimiento pleno de la dignidad humana.

Defender el derecho a la educación es defender la vida digna para todas las personas, así como un presente y de los pueblos con Estados garantes. Por ello, garantizar una educación accesible, inclusiva, pertinente y con justicia social sigue siendo una tarea urgente y colectiva.

Una agenda compartida para la acción

En este 10 de diciembre, ambas organizaciones reafirman que sin educación no hay igualdad, no hay ciudadanía y no hay democracia sostenible. RIDHE y CLADE trabajarán de manera coordinada para:

  • Fortalecer la participación social y comunitaria en la definición de políticas educativas.
  • Promover la educación intercultural y la defensa de la educación pública como bien común.
  • Visibilizar las desigualdades educativas que afectan a poblaciones históricamente excluidas.
  • Impulsar la educación climática y la formación docente como pilares de sostenibilidad democrática.
  • Abrir espacios de incidencia en organismos multilaterales y mecanismos europeos de cooperación.

El llamado busca profundizar el compromiso para garantizar el derecho a la educación como una responsabilidad colectiva y urgente.

 ¿Qué es la RIDHE?

La RIDHE es una red de organizaciones europeas y latinoamericanas cuyo propósito fundamental es fortalecer las capacidades de los actores involucrados en la protección y promoción de los derechos humanos. A través de metodologías, análisis y formación, buscamos contribuir de manera efectiva al desarrollo de iniciativas colaborativas en redes, educación en emergencias, atención humanitaria e incidencia ante las Naciones Unidas y la Unión Europea. 

Con sedes en Ginebra (Suiza) y Bruselas (Bélgica), y oficinas en San José (Costa Rica), nuestra organización ha implementado diversos programas de acompañamiento a ONG, coaliciones, plataformas, personas defensoras de derechos humanos y comunidades afectadas por violaciones de derechos, promoviendo proyectos de vida y la inclusión económica en favor de las personas refugiadas. Desde nuestra oficina regional para América Latina, en San José de Costa Rica, ejecutamos el Programa Educación en Emergencia centrado en poblaciones migrantes, jóvenes y mujeres, que tiene como objetivo principal restituir el derecho a una educación inclusiva y de calidad a personas en situación de movilidad forzada. 

¿Qués es la CLADE?

La Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) es una red plural de organizaciones de la sociedad civil, con presencia en 18 países de América Latina y el Caribe, que impulsa acciones de movilización social e incidencia política en más de 1200 organizaciones de la región para defender el derecho humano a una educación transformadora, pública, laica y gratuita para todos y todas, a lo largo de la vida y como responsabilidad del Estado.

Con más de 20 años, la CLADE define en su misión institucional, defender el derecho humano a una educación transformadora, pública, laica y gratuita para todos y todas, a lo largo de la vida, como responsabilidad del Estado. Como objetivo a largo plazo, buscamos cerrar las brechas para el ejercicio pleno del derecho humano a la educación, afirmando su sentido transformador, en articulación con otros derechos para todas y todos.  

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