Igualdad e Inclusión en la Educación

La educación inclusiva se basa en el principio de que las y los estudiantes deben aprender juntos y juntas, con los apoyos que cada quien requiera, independientemente de sus diferencias. Sin asegurar la inclusión será imposible avanzar hacia sociedades verdaderamente justas y plurales, que valoren la diversidad humana. Solo si crecemos en colectivo, aprendemos a vivir en colectivo.

Todas las persona tiene características, intereses y necesidades de aprendizaje únicas, así como las y los estudiantes con discapacidad, incluyendo a las personas adultas, las cuales deben ser consideradas para garantizar el acceso y permanencia en el sistema educativo.

Las diversas formas de exclusión establecen privilegios para determinados grupos y se sustentan gracias a sistemas educativos regidos por el afán de productividad y, por tanto, tendientes a la estandarización y homogeneización.

La educación inclusiva implica dos procesos estrechamente relacionados: por un lado, cuestiona la educación patriarcal, utilitarista, capacitista, clasista, racista y segregadora y, por otro, se refiere a un abordaje que pretende proporcionar una educación adecuada y garantizar derechos a las personas con discapacidad y a otros grupos sometidos históricamente a discriminación, por lo que aspira a convertirse en un modelo sistémico y sistemático.

Desde CLADE proponemos:

Presionamos a la comunidad internacional y a los gobiernos para que cumplan sus compromisos de proporcionar una educación pública gratuita, inclusiva y de calidad, sin discriminación por motivos de género, orientación sexual, expresión de género, identidad o características u otros motivos, tales como raza, discapacidad, origen étnico, edad, idioma, ubicación, religión, creencias, condición migrante o de refugio.

Abogamos por acciones afirmativas para:

  • Aquellas mujeres y niñas que no asisten a la escuela debido a políticas injustas y normas, creencias y prácticas de género perjudiciales que socavan sus opciones y oportunidades educativas y sus opciones profesionales.
  • Todas aquellas personas con orientación sexual, identidad y expresión de género o características sexuales no normativas que son excluidas o forzadas a la invisibilidad, y que se ven perjudicadas por políticas, contenidos y sistemas educativos restrictivos y por las personas que los aplican.
  • Todas y todos los estudiantes con discapacidad en situación de exclusión del sistema educativo, o que asisten a escuelas segregadas u ordinarias sin los apoyos que requieren para participar y progresar en condiciones de igualdad.
  • Todas aquellas personas que están expuestas a cualquier forma de discriminación, ya sea por sexismo y heterosexualismo, homofobia, racismo, capacitismo, clasismo o cualquier otra forma de opresión social y económica.

Educación basada en derechos humanos

La educación basada en los derechos humanos es la vía principal para luchar contra el patriarcado, el capacitismo, el clasismo, el racismo y todas las cosmovisiones que oprimen a ciertos grupos de personas, a fin de generar un cambio cultural a favor de la igualdad. Cuando no está bien sustentada, la educación tiene el resultado contrario, perpetuando la injusticia y la discriminación.

La desigualdad de género incluye las disparidades de género relacionadas con la distribución injusta de las oportunidades educativas tanto para varones como para mujeres, sin respetar su diversidad de género, orientación sexual o su identidad autopercibida. En este sentido, se reconocen las múltiples formas de exclusión y discriminación a las que se enfrentan quienes integran las comunidades LGBTQIAPN+ (Lesbiana, gay, bisexual, transexual, queer, intersex, asexual, pansexual, no binarie y más).

Desafortunadamente, todavía existen varias reservas contra la educación sexual, procedentes de grupos sociales y políticos alimentados por prejuicios históricos y perspectivas limitadas sobre la salud, los derechos sexuales y reproductivos. El patriarcado no es una estructura de opresión autónoma, concentrada en las relaciones de subordinación de las mujeres a los hombres, sino un conjunto indiferenciado e imbricado de opresiones, de sexo, raza, género, etnia y condición social.

El capacitismo por su parte, se expresa como un conjunto de creencias y prácticas que establece jerarquías entre las mentes y los cuerpos de las personas, entendiendo que algunos son correctos y sanos, mientras que otros son deficitarios o enfermos, y deben ser rehabilitados o excluidos de la sociedad. Así, genera diferentes formas de violencia, discriminación y opresión hacia las personas con discapacidad y todas aquellas que no se ajustan a ciertos estándares de “normalidad” definidos socialmente.

Al tener en cuenta la diversidad entre estudiantes, la educación inclusiva pretende enfrentar las actitudes discriminatorias, crear comunidades acogedoras, lograr la educación para todas las personas. De este modo, los sistemas educativos deben responder positivamente a la diversidad de condiciones, desplegar acciones para garantizar entornos de aprendizaje y participación con equidad para todas las personas.

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