En Latinoamérica y El Caribe, el número de niñas, niños y jóvenes en situación de movilidad asciende a 3,7 millones, según datos de la UNESCO, lo que les obliga a interrumpir sus estudios y añade múltiples barreras para continuar con su educación.

Los conflictos y las emergencias relacionadas con el cambio climático dejan a millones de personas desplazadas internas, refugiadas y solicitantes de asilo sin la oportunidad de ejercer su derecho a la educación.

Las catástrofes derivadas del cambio climático, como ciclones, inundaciones, sequías y golpes de calor, han afectado de forma desproporcionada a los países del sur global y a las personas más marginadas de las comunidades. En cualquier caso, todas las niñas, niños y adolescentes, con escolarización o no, sufren las afectaciones de las crisis climáticas, y la tendencia estima que este número aumente considerablemente debido al contexto permanente de emergencias.

En el caso de América Latina, las crisis o emergencias son producto de conflictos internos, como el conflicto colombiano, relacionado con los enfrentamientos entre el ejército, los grupos paramilitares y el narcotráfico en las últimas cuatro décadas.

Desde la CLADE proponemos:

La CLADE solicita a los gobiernos y a las personas responsables de la toma de decisiones a todos los niveles lo siguiente:

• Adoptar y poner en práctica la declaración de escuelas seguras.
• Llevar a cabo la planificación y un presupuesto que considere la educación inclusiva y con sensibilidad a las crisis en todos los niveles, de modo que las escuelas puedan mitigar activamente los riesgos de crisis y catástrofes para la comunidad educativa en toda su diversidad.
• Dar prioridad a la financiación de la educación en situaciones de emergencia, aplicando un enfoque que vincule desarrollo, ayuda humanitaria y paz.
• Brindar marcos políticos adecuados para recuperar la educación tras catástrofes y crisis.
• Mantener las escuelas abiertas en condiciones seguras en la mayor medida posible, proporcionando seguridad y protección (apoyo psicosocial y aprendizaje socioemocional).
• Posibilitar un aprendizaje a distancia eficaz cuando sea necesario el cierre de centros educativos, garantizando que se aborden las brechas digitales en toda su diversidad.
• Implementar programas de bienestar social y salud que apoyen a docentes y estudiantes durante las emergencias, así como otras medidas para respaldar su bienestar material y emocional.
• Garantizar la educación de personas refugiadas, desplazadas internas, retornadas, solicitantes de asilo, migrantes y apátridas en toda su diversidad, sin discriminación ni prejuicios conscientes o inconscientes.