Reportaje advierte el riesgo de condicionar la realización de los Objetivos de Desarrollo Sostenible al libre comercio

14 de octubre de 2015

La reciente aprobación de los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas ha suscitado importantes debates sobre sus posibles impactos y los retos implicados en su implementación que comienza ahora. La Red Internacional por los Derechos del Niño preparó un reportaje sobre el tema, en que discute las implicaciones de los ODS, indicando como desafío el tema de la participación privada en su consecusión, y su responsabilidad por la multiplicación de las desigualdades. Según el texto, la confianza en el sector privado para la implementación de los Objetivos y su apoyo al libre comercio genera cuestionamientos sobre el impacto que esto podrá tener en los derechos de niñas y niños. Léalo a continuación:
Fuente: CRIN Network | Traducción: María Mercedes Salgado
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DERECHOS DE LOS NIÑOS Y LOS OBJETIVOS DE DESARROLLO SOSTENIBLE
Después de años de debate, consultas globales y negociaciones tensas, la ONU ha adoptado una versión final de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Los ODS, como los anteriores Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), desempeñarán un papel importante en los próximos años en la determinación del enfoque global para el desarrollo internacional. También afectará inevitablemente la defensa de los derechos de los niños y las niñas, de qué forma la nueva agenda de desarrollo sostenible determinará los sectores que recibirán dinero de los donantes internacionales y en gran medida influirá en la elección de los temas en que las ONG se centrarán. Preocupa que esto pueda disuadir a organizaciones a emprender sobre temas de derechos humanos que no estén cubiertas por los ODS. La dependencia de los objetivos del sector privado y el apoyo al desarrollo mediante el libre comercio también plantea preguntas para los defensores de los derechos sobre el impacto que este enfoque tendrá en la realización de los derechos de las niñas y los niños.
La agenda de los derechos de los niños
Los ODS tienen como objetivo mejorar la vida de niñas, niños y jóvenes a través de una serie de metas y objetivos claros. Abordan la reducción de la pobreza (Objetivo 1), la salud (Objetivo 3), la educación (Objetivo 4), la igualdad de género (Objetivo 5), la violencia contra las niñas y los niños (Meta 16.2), así como una serie de otras áreas que impactan las vidas de las niñas y los niños. A pesar de este aparente enfoque en los intereses del niño/a, en las discusiones de los ODS lamentablemente quedaron fuera los objetivos y metas que abordan explícitamente los derechos de las niñas y los niños, y la agenda adoptada descuida un marco de derechos, fallando al hacer referencia apropiadamente a las niñas y los niños e individuos como titulares de derechos. Cuando se mencionan los derechos humanos, parecen haber desplegado como una floritura retórica en lugar de presentarse como los compromisos y las normas que guiarán la aplicación del programa de carácter vinculante. Al descuidar un marco basado en los derechos, en la narrativa general de los ODS se seguirá viendo a las niñas y los niños como objetos de caridad y no como sujetos de derechos humanos.
Más libre comercio, más desigualdad
En las recomendaciones de los ODS para alcanzar el desarrollo sostenible en los próximos 15 años es central la promesa de promover el libre comercio entre los países y aumentar la liberalización del comercio. No hay mención, sin embargo, a la responsabilidad de los Estados en medir el impacto sobre los derechos humanos de sus políticas y acuerdos. Para que el libre comercio pueda aportar beneficios reales a los derechos de los niños tiene que darse dentro de un sistema de comercio equitativo que reconozca diferentes necesidades de desarrollo entre los países y permita a las naciones invertir adecuadamente y proteger a las niñas y los niños y sus derechos. No se puede lograr el cumplimiento de los derechos humanos sin el fin de la desigualdad; y aunque los ODS establecen como prioridad la lucha contra la desigualdad, la receta para cumplirla es tecnocrática, obscura y totalmente inadecuada para la tarea en cuestión. En última instancia, los ODS no tienen en cuenta las causas sistémicas que hay que abordar para una transición a un mundo sostenible, y son incapaces de comprender el impacto del libre comercio y la desigualdad en la realización de los derechos de los niños y las niñas.
La imposibilidad de los ODS de reformar las instituciones y los procesos que apuntalan la desigualdad global, tales como la Organización Mundial del Comercio, y de dar respuesta a los preocupantes nuevos mecanismos como el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión y el Acuerdo en Comercio de Servicios también aumentará los desafíos que enfrentan los defensores de los derechos en la próxima década.
El sector privado al rescate?
Los ODS tendrán consecuencias financieras significativas y será asombrosamente costoso implementarlos, lo que plantea el tema de dónde los fondos provendrán. A nivel mundial, la inversión total necesaria es alrededor de aproximadamente de 5 a 7 billones de dólares al año, según la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD). Mientras que los seis principales bancos multilaterales de desarrollo y el Fondo Monetario Internacional colectivamente han prometido $ 400 mil millones en préstamos y otro tipo de asistencia para ayudar a los países a cumplir sus obligaciones con los ODS, el compromiso de los gobiernos occidentales en pagar un 0,7 por ciento de su producto interno bruto en ayuda (pero a menudo contribuyen mucho menos que eso), el total estará muy por debajo de la cantidad requerida. En el contexto actual de desaceleración del crecimiento mundial y de intereses nacionales dispares, los gobiernos hasta ahora han tardado en señalar su deseo de financiar los ODS. Mientras que las palabras apasionadas fueron pronunciadas en la reunión de Financiación para el Desarrollo de las Naciones Unidas en Adís Abeba este verano, pocos recursos adicionales en realidad se han comprometido.
A diferencia de los ODM, el sector privado juega un papel destacado en el proceso de elaboración de los ODS, y se ha visto como vital con el fin de obtener los multi-billones de déficit de financiación en dólares. Como ejemplo, a través de los ODS el papel de la empresa en el desarrollo humano se menciona en un tono totalmente positivo. Sin embargo, los objetivos no hacen mención a mecanismos adecuados para la responsabilidad corporativa. Tampoco toman en cuenta el impacto negativo sobre los derechos humanos que el sector privado podría tener, incluyendo los riesgos del aumento de la función del sector privado en la prestación de servicios públicos, lo que plantea una amenaza considerable para la salvaguardia de los derechos de los niños. La privatización de los servicios clave rara vez es regulada apropiadamente por el Estado, lo que lleva a la dominación de los intereses comerciales por sobre los intereses de los niños. Sin embargo, es obligación de los Estados asegurar que todos los actores privados que desempeñan un papel en la provisión de servicios básicos tengan que rendir cuentas, y que tengan que cumplir con las normas mínimas que establecen las leyes de los derechos humanos
Metas e indicadores
Muchas de las críticas se hicieron sobre que el enfoque en las metas y la cultura de ‘marcar casilla’ de los ODM se ha replicado en los ODS. Este enfoque tendrá un impacto considerable en la capacidad de las ONG de perseguir el logro integral de los derechos del niño, con los donantes exigiendo cada vez más que las organizaciones no gubernamentales logren objetivos cuantificables, que es más fácil decirlo que hacerlo, pues estos temas demandan esfuerzos a largo plazo. Además, mientras que los ODM fueron criticados por su enfoque limitado en un estrecho rango de temas y metas, por otra parte, los ODS – con sus 17 objetivos y 169 metas específicas – son demasiado amplios para que se logren realistamente en el plazo propuesto. La preocupación de que el tamaño y la diversidad de los ODS socavará su implementación hizo eco en el Consejo Internacional para la Ciencia, cuya investigación ha demostrado que menos de un tercio de los ODS está “bien definido”, con algunos objetivos no cuantificados y muchas compensaciones que contienen consecuencias contradictorias y no intencionales. Además, la investigación llevada a cabo por el Instituto de Desarrollo de Ultramar ha demostrado que 14 de los 17 objetivos en su opinión necesitarán una “revolución” en el esfuerzo y enfoque para acelerar el progreso, y que en base a las tendencias actuales, el mundo no va a cumplir cualquiera de los ODS en la fecha propuesta de 2030.
Mirando hacia el futuro
La realidad es que el desarrollo sostenible no puede lograrse sin la realización universal y la protección de los derechos humanos. Desafortunadamente, la retórica altisonante sobre los derechos del niño y los derechos humanos en general en la ONU no se refleja en el contenido de los ODS, ni en los métodos indicados para su implementación y seguimiento. Claramente, la narrativa de los ODS significa un cambio en el enfoque global para el desarrollo – defensoras y defensores de los derechos deberían estar preocupadas/os. La responsabilidad se ha trasladado a los países más pobres con recursos insuficientes para resolver sus propios problemas, y la amplia propuesta de los ODS es mantener el status quo actual. En muchos aspectos, a pesar de que el trabajo ha ido hacia ellos, los ODS ahora presentan un mayor reto para las defensoras y defensores de los derechos que sus predecesores.
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