Superación de la discriminación y la violencia, derecho al juego, al arte y al esparcimiento, la igualdad de género y el derecho a la educación sexual integral y a participar en el debate sobre las políticas públicas que les afectan. Estas fueron algunas de las demandas compartidas por niños, niñas, adolescentes y jóvenes de la región, durante el XXII Congreso Panamericano del Niño, la Niña y Adolescentes.
Siendo uno de los tres órganos que integran el Instituto Interamericano del Niño, la Niña y Adolescentes (IIN), de la Organización de los Estados Americanos (OEA), los Congresos Panamericanos se han considerado una instancia importante de diálogo, reflexión e intercambio de experiencias entre los Estados de la región. Por un lado, en estos encuentros se da visibilidad a los avances, desafíos y compromisos de los países en el desarrollo de políticas para la infancia y la adolescencia; por otro, los acuerdos de estos congresos han direccionado la elaboración e implementación de políticas y leyes para la niñez y la adolescencia en toda la región.
En paralelo al Congreso, se realizó el III Foro Panamericano de Niñas, Niños y Adolescentes, que reunió a delegadas y delegados con entre 12 y 18 años de edad, de 14 países de la región: Barbados, Brasil, Canadá, Chile, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay -, para discutir los temas centrales del encuentro de autoridades, y compartir con los gobiernos sus demandas en estas líneas temáticas. Los asuntos en los que se hizo hincapié fueron: la violencia contra las niñas, niños y adolescentes, el derecho a la participación de niñas, niños y adolescentes, y la garantía de sistemas integrales de protección a los derechos de la infancia y la adolescencia.
Derechos, participación, protagonismo y no discriminación
Los niños, niñas y adolescentes (NNA) que participaron en el Foro y el Congreso destacaron la importancia de que se los reconozcan como sujetos de derechos. Reivindicaron el derecho a la participación, a la libre expresión y a ser escuchadas/os. Igualmente, manifestaron que es su derecho recibir información adecuada, para que sean empoderados a conocer y defender sus derechos, en todas las municipalidades y comunidades.
Para los niños, niñas y adolescentes presentes, las familias, la sociedad, las comunidades y los medios de comunicación juegan un rol clave para evitar la instrumentalización de las políticas que garantizan y protegen los derechos de la infancia y la adolescencia.
Así mismo, demandaron su derecho a la participación democrática en espacios de decisión política, con protagonismo y prioridad en la definición y el desarrollo de los sistemas de protección y las políticas públicas para la infancia y la adolescencia. “Se necesitan leyes que promuevan la participación de NNA y la hagan efectiva”, afirmaron.
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Para que su participación sea efectiva e igualitaria, reivindicaron que se supere el adultocentrismo y se repensen las metodologías y dinámicas de escucha y participación de NNA. Además, demandaron la superación de las desigualdades o barreras de género para la participación en el debate político.
Afirmaron que, para conquistar integralmente sus derechos, necesitan que haya articulación entre diferentes niveles de gobierno, procesos formativos y de sensibilización con las familias, mecanismos de financiamiento y monitoreo de las políticas, y la construcción de sistemas intersectoriales para la garantía de derechos, la prevención de violaciones, y la protección contra la violencia, desde el principio de la no discriminación.
Se enfatizó que el debate sobre las políticas para la niñez y la adolescencia debe incluir no sólo a NNA que viven en las capitales y los contextos urbanos, sino que también deben tomar en cuenta los aportes de las poblaciones más alejadas, las poblaciones rurales, indígenas, migrantes y personas con discapacidad.
Contra la violencia y la represión
También se destacó el derecho a la protección y a la participación de niñas, niños y adolescentes defensoras/es de derechos humanos, que muchas veces son víctimas de represión, criminalización, violencia, o intimidación.
Se hizo un llamado por la prevención y erradicación de crímenes realizados contra NNA, a través de las herramientas digitales; y por su protección contra la discriminación, la violencia y el acoso, especialmente en los espacios educativos.
Enfatizaron como cambios urgentes: la superación de la pobreza y del desconocimiento; relaciones con más empatía, tolerancia y respeto; el desarrollo de planes transnacionales para asegurar la garantía de los derechos de niñas, niños y adolescentes migrantes.
Derecho a la educación, al descanso y a la familia
Las niñas, niños y adolescentes demandaron también el derecho a recibir una educación sexual integral, una educación con igualdad de género, así como el derecho a la información, a la integración social y a la familia. En este punto del diálogo, igualmente reivindicaron que se respeten los derechos de las familias LGBTI y su derecho a constituir familias, generando la garantía y la oportunidad de tener una familia para muchas/os niñas, niños y adolescentes en situación de adopción.
“Queremos conocer, vivir y sentir nuestros derechos”
También se enfatizó su derecho al juego, al descanso y al esparcimiento, contra el trabajo infantil, el maltrato y la trata, así como su derecho a acceder y disfrutar a actividades culturales y artísticas como parte de su proceso educativo. “Queremos conocer, vivir y sentir nuestros derechos”, afirmaron dos estudiantes de México.
Reivindicaron, además, una educación que les asegure información sobre sus derechos y el contexto social y político, permitiéndoles participar como ciudadanas y ciudadanos, siendo agentes de cambio en sus comunidades y en la sociedad.
Recomendaciones sobre participación
Autoridades, activistas, niñas, niños y adolescentes presentes en el Congreso recomendaron el funcionamiento más amigable y accesible de las instituciones y reuniones, con una incidencia real de la participación de niñas, niños, adolescentes y jóvenes en las políticas y los cambios que afectan sus vidas, desde la primera infancia.
La necesidad de buscar otras formas de participación y expresión de las y los estudiantes y repensar cómo se negocian sus sugerencias y aportes, fue otra recomendación compartida. Se señaló como un modelo interesante, las redes y plataformas de articulación de adolescentes y jóvenes que se están conformando en ámbito nacional, regional e internacional, apoyando y facilitando su coordinación y aprendizaje mutuo.
También se abordó la necesidad de un cambio en la cultura organizacional de gobiernos y organizaciones de la sociedad civil, para que pongan al centro la participación y las necesidades de niños, niñas y adolescentes.
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La necesidad de un trabajo articulado con las familias y la comunidad, y la sensibilización y formación de adultas/os para que respeten y garanticen los derechos de niños, niñas y adolescentes, y a la vez aseguren su participación, fueron otras de las recomendaciones.
Durante los debates, se observó que el reconocimiento de la participación de NNA como un derecho en sí mismo avanzó, pero falta asegurarlo en la práctica, como un eje transversal a la implantación de estructuras de participación efectiva, que no sean meras consultas, sino diálogos desde los cuales las recomendaciones de niñas, ninõs y adolescentes se tomen en cuenta en acciones concretas. El diálogo y la participación deben construirse desde la experiencia de las y los adolescentes, niñas y niños, sin que la edad sea un factor de jerarquía y respetándose la diversidad étnica, cultural, de género, origen, territorio, raza, etc.
La sistematización de buenas prácticas y experiencias de diálogos que rompen con la mirada adultocéntrica, y retroalimentan las políticas, dando devoluciones a las y los NNA, de los resultados de su escucha, fue otra recomendación.
Se mencionó igualmente, la necesidad de invertir presupuestos públicos que permitan la participación de NNA, familias y comunidades en las instancias y espacios de debate y decisión política. La capacitación de personas adultas para el poder compartido, el respeto y la escucha mutua y el desarrollo de metodologías y estructuras asociativas que faciliten ese diálogo y participación son fundamentales, se señaló.
Otra recomendación fue la creación y el fortalecimiento de espacios nacionales, regionales y globales de participación de niños, niñas y adolescentes, y la flexibilización de los mecanismos de participación de la sociedad civil en Naciones Unidas, para que NNA puedan ser escuchadas/os en esta instancia de derechos humanos.
Recomendaciones hacia la superación de la violencia y la discriminación
Se destacó también la importancia de cumplir el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 16.2, que establece el fin al maltrato, la explotación, la trata y todas las formas de violencia y tortura contra las niñas y niños. Se recordó la situación de vulnerabilidad en que se encuentran niñas y niños con alguna relación con el sistema penal (por ejemplo, que viven con sus padres en las cárceles, o tienen familiares en contextos de encierro), los cuales sufren estigma y discriminación, especialmente en los centros educativos, son invisibilizados y no tienen sus derechos respetados.
Mencionaron la escuela como centro clave para abordar el estigma y discriminación contra estos niños, niñas y adolescentes, y también la necesaria articulación entre los sistemas de protección de derechos, la Justicia y el sistema penitenciario.