El segundo panel de debates del Foro Internacional sobre Inclusión y Equidad en la Educación de la UNESCO (11 – 13 de septiembre en Cali, Colombia) contó con la presencia de representantes de Ministerios de Educación de cinco países. Compusieron la mesa: Hirut Woldemariam, ministra de Ciencia y Educación Superior de Etiopía; Pablo Medina, viceministro de Educación de Perú; Constanza Alarcón, viceministra de Educación de Colombia; João Costa, viceministro de Educación de Portugal; y Dominic Cardy, ministro de Educación y Desarrollo de la Primera Infancia de New Brunswick, Canadá. El diálogo fue moderado por Stefania Giannini, subdirectora general de Educación de la UNESCO.
La representante de Etiopía relató que las políticas de educación inclusiva en el país han tenido como objetivo principal enfrentar a la discriminación contra grupos de la sociedad menos representados en los espacios sociales y políticos, como las mujeres. “Creamos políticas para darles más acceso a la educación, ampliamos la cantidad de instituciones de enseñanza superior y fortalecemos sistemas de apoyo para que las mujeres pudieran sentirse empoderadas”, afirmó Hirut Woldemariam.
A su vez, Dominic Cardy, de Canadá, destacó no solo la importancia de garantizar el acceso de las personas que presentan algún tipo de discapacidad, o son marginalizadas socialmente, al sistema educativo, sino que también es necesario asegurar la calidad e inclusión en la educación para todas las personas. “Garantizar el acceso de todas las personas e ignorar que el sistema educativo está lleno de educadores autoritarios no ayuda [a garantizar una educación inclusiva con calidad]. La inclusión no es solamente para grupos específicos, debe tomarse en sentido amplio”.
El viceministro de Educación portugués reforzó que integrar las personas con discapacidad al sistema educativo común no significa que estas personas estén de hecho incluídas. “Si los espacios y los currículos están segregados, no hay inclusión”, subrayó.
Destacó también que en Portugal se han cambiado legislación y currículos, con el objetivo de enfrentar a los diferentes tipos de exclusión en la educación; y se ha desarrollado una estrategia nacional para promover la formación para la ciudadanía. “Aumentamos la flexibilidad de los currículos y la autonomía de las escuelas para que puedan adaptarse a los diferentes públicos, e impulsamos una evaluación educativa formativa”, explicó.
Añadió que los cambios curriculares promovidos incluyeron deportes, artes y el abordaje de temas como ciudadanía, derechos humanos, igualdad de género y alfabetización y educación para los medios de comunicación, en las escuelas; así como un programa de Educación de Personas Jóvenes y Adultas, con miras a promover no apenas la educación inclusiva de las niñas y los niños, sino también la de sus familias.
Inclusión en América Latina
El viceministro de Perú y la viceministra de Colombia también presentaron algunos avances y retos de los dos países latinoamericanos, respecto a la inclusión educativa. Pablo Medina subrayó algunos logros más recientes para la educación inclusiva en el país, en términos legislativos. “Incluimos dos artículos en la Ley General de Educación que establecen que la educación debe ser inclusiva en todas las etapas, desde los niños y niñas pequeños/as hasta la educación superior, y creamos la Ley General de las Personas con Discapacidad, que garantiza el derecho a la educación de calidad para todas las personas con discapacidad”, afirmó.
Sin embargo, destacó como reto el hecho de que la inclusión de las personas con discapacidad al sistema educativo general, no siempre se hace con la calidad esperada, y todavía falta avanzar especialmente en garantizar una formación docente adecuada para la enseñanza inclusiva.
Constanza Alarcón, a su vez, comentó la perspectiva de educación inclusiva defendida actualmente por el gobierno de Colombia. “El país tiene claridad de que esta modalidad de educación no es una oferta distinta, sino un enfoque que no mira hacia las necesidades, sino a las potencialidades”. Abordó, así mismo, los retos que advienen del reciente fenómeno migratorio de venezolanas y venezolanos a Colombia, y la urgencia de pensar formas de incluir las y los migrantes al sistema educativo del país. “Con la crisis en Venezuela, hubo un aumento del 460% en las matrículas. Son 190 mil niñas y niños venezolanos que ahora estudian en las escuelas de Colombia. No hay barrera para el acceso, pero ¿cómo garantizamos la educación inclusiva para estar personas después del acceso?, cuestionó.
Retos compartidos
Entre los desafíos comunes para realizar la educación inclusiva, las autoridades destacaron: aumentar los recursos y presupuestos; cambiar actitudes y culturas respecto al tema en las comunidades educativas; generar más conocimiento y producción de datos sobre las brechas de inclusión, promoviendo evidencias, sensibilización e información que orienten y fundamenten las decisiones políticas; aplicar los recursos públicos para la educación y la inclusión de manera más estratégica; descentralizar y flexibilizar el desarrollo de la educación para que atienda a diferentes capacidades y potencialidades de las y los estudiantes; asegurar formación docente y cambios curriculares para la inclusión; construir nuevas formas de ciudadanía y relaciones en las escuelas; cambiar el concepto de evaluación educativa y calidad, conectándolo a la inclusión y la garantía de la educación como un derecho, y con calidad, para todas y todos.