Actualmente, América Latina y el Caribe es la región que posee el más alto índice de violencia y discriminación contra las niñas y mujeres en el mundo; no se puede garantizar lo que defiende la Declaración Universal de Derechos Humanos sin que este panorama cambie
“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”. Así describe el artículo 1º de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que esta semana celebra sus 70 años de existencia.
Aunque la Carta exista desde el 1948, todavía persisten muchos retos para que mujeres y hombres, niñas y niños puedan considerarse libres e iguales en dignidad y derechos, como afirma el documento. Uno de los desafíos más importantes es la garantía de la equidad y la igualdad de género.
Según la declaración final del Encuentro Centroamericano sobre Igualdad de Género, Violencia y Educación, evento organizado en mayo de este año en San Salvador (El Salvador) por la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE), con el apoyo de la Oficina Regional de UNICEF para América Latina y el Caribe, aunque la superación de discriminaciones y violencias de género, en su relación con el derecho a la educación, haya tenido un gran avance internacional y regional en el ámbito normativo, con el desarrollo de políticas y planes nacionales y regionales respecto al derecho a la educación y a la igualdad de género, no sólo ningún país ha logrado eliminar la desigualdad de género en todos los aspectos de la vida social, lo que incluye el ámbito educativo, sino que la violencia de género se ha incrementado.
“La desigualdad y la violencia de género siguen entre las principales formas de injusticia y violación a todos los derechos humanos que presentan nuestras sociedades. La brecha entre lo jurídico y su efectiva implementación, el alto grado de impunidad y falta de acceso a la justicia, son factores que vienen de la mano con el poco conocimiento de las políticas y herramientas disponibles y la falta de presupuestos adecuados para acciones efectivas en pro de la igualdad entre los géneros. Asimismo, los patrones socioculturales patriarcales, que establecen relaciones de poder desiguales entre hombres y mujeres, configuran obstáculos al avance hacia un horizonte más igualitario”, afirma el documento, que es fruto de los debates, reflexiones y recomendaciones que se hicieron durante el Encuentro Centroamericano, considerando los aportes de más de 40 personas de 17 países, entre ellas representantes de Ministerios de Educación de Costa Rica, El Salvador y Guatemala, UNICEF, UNGEI/ONU, CECC/SICA, OEI, Campaña Mundial por la Educación, tres parlamentarias del Parlacen, foros nacionales de educación miembros de CLADE en Centroamérica y el Caribe, ONGs locales, representantes estudiantiles y redes regionales como ALER y CLADEM.
Números sobre la violencia de Género en América Latina y el Caribe
Según informe de ONU Mujeres y Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publicado en el 2017, América Latina y el Caribe es la región que tiene el más alto índice de violencia contra las mujeres en el mundo.
“La violencia contra las mujeres es la violación más generalizada de los derechos humanos y el feminicidio/femicidio es su expresión extrema. Catorce de los 25 países del mundo con las tasas más elevadas de femicidio/feminicidio están en América Latina y Caribe y se estima que 1 de cada 3 mujeres mayores de 15 años ha sufrido violencia sexual, lo que alcanza la categoría de epidemia, de acuerdo con la Organización Mundial de Salud (OMS). El femicidio/feminicidio y la violencia sexual están estrechamente ligados a una seguridad ciudadana deficitaria, a una impunidad generalizada y a una cultura machista que subvalora a las mujeres”, se afirmó en la página web de la ONU al momento de la publicación del informe.
Según el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), 2.559 mujeres fueron víctimas de feminicidio o femicidio en el 2017. Si a estos se suman los datos de otros 4 países de la región que sólo registran los feminicidios cometidos a manos de la pareja o ex pareja de la víctima, este número asciende a 2.795 mujeres muertas este año.
“Los datos de 2016 y 2017 muestran que El Salvador (10.2), Honduras (5.8), Belice (4.8), Trinidad y Tabago (3.0), Guatemala (2.6) y República Dominicana (2.2) son los países con mayor prevalencia de feminicidios en la región. En América del Sur, la mayor prevalencia se observa en Bolivia y Paraguay con tasas de 2.0 y 1.6 por cada 100.000 mujeres”, dice el observatorio.
Educación emancipadora: combate a la violencia de género
Para la CLADE, una de las más importantes estrategias para superar la desigualdad y la violencia de género y, de esta manera, cambiar los altos índices de femicidios/feminicidios en América Latina y el Caribe es promover una educación emancipadora.
La Campaña defiende que el fortalecimiento de los sistemas de educación laicos, públicos, gratuitos y de calidad se configura como elemento clave para la realización de la igualdad de género, la educación no sexista y la superación de la violencia en y desde la educación, pues conlleva a mayores niveles de igualdad social y hace frente a causas estructurales de la problemática.
“La igualdad de género y la superación de la violencia de género en y desde la educación son componentes fundamentales que deben ser trabajados desde la educación en la primera infancia hasta la universidad y más allá, incluso con el incremento de investigaciones académicas. Asimismo, la adolescencia configura una etapa especialmente importante, que demanda de los sistemas educativos particular atención”, afirma la declaración final del “Encuentro Centroamericano sobre Igualdad de Género, Violencia y Educación”.
Educar para la libertad: diálogos y acción por una educación emancipadora
Para la CLADE, la educación emancipadora es una educación capaz de transformar el presente y futuro de niñas y niños, adolescentes, jóvenes y personas adultas, desde la reflexión, el diálogo y el pensamiento crítico, y desde la capacidad de indagar, cuestionar, discernir, imaginar y accionar por otros mundos posibles. Una educación orientada a los propósitos de los derechos humanos; a la construcción de la paz y de ciudadanías activas, críticas y participativas; al fortalecimiento de nuestras democracias; y a la superación de las desigualdades y discriminaciones.
Actualmente, la Campaña promueve la movilización “Educar para la libertad: diálogos y acción por una educación emancipadora”. Con miras a poner en debate y reflexión qué es una educación emancipadora y garante de derechos, esta iniciativa – cuyas actividades seguirán hasta julio del 2019, cuando se revisará el ODS 4 en Naciones Unidas – quiere impulsar círculos de diálogos y acciones a nivel local, nacional y regional que involucren toda la membresía de la CLADE, educadoras y educadores, sindicatos docentes, movimientos y organizaciones estudiantiles y de jóvenes, investigadoras e investigadores, autoridades públicas, comunidades educativas y organizaciones de la sociedad civil local, nacional y regional, así como la ciudadanía de manera general.