La intencionalidad en la forma de nombrarnos
¿Cómo nos nombramos? ¿Todas las niñas y los niños se sienten representados en el modo en que los nombramos? y ¿las personas adultas?
En muchas escuelas infantiles se comienza a utilizar el lenguaje inclusivo que, como reflejo de la sociedad de cada momento, se transforma en resonancia con el avance en la ampliación de derechos y tiene la intención de promover el pensamiento y la reflexión. Un modo de desafiar al masculino plural, por ejemplo: “nosotros” o “los niños”, como una forma pretendidamente “natural” de nombrarnos.
La forma en que se escucha, se responde, se abre a una nueva pregunta, o se calla, da cuenta de la intencionalidad pedagógica frente a una Educación Sexual Integral (ESI) que promueva la Igualdad de oportunidades evitando estereotipos de género.
Las escuelas infantiles son espacios cotidianos donde se desarrolla la vida misma y pueden tener un destacado potencial reproductor o transformador tanto en las infancias como en sus familias y comunidades. Poner en interrogación no sólo los contenidos, qué se enseña y qué se dice, sino también cómo se dice favorecerá a la generación de prácticas inclusivas y no sexistas.
Es indispensable, en esta etapa en la que las infancias construyen su subjetividad en tanto sujetos de derecho y ciudadanos del presente, fundar lazos de confianza con las familias, compartir la educación y la crianza en un diálogo colaborativo.
La crianza no es privativa de la familia, es una responsabilidad social. La Educación Sexual Integral puede colaborar en este proceso.
Algunos principios elementales a tener presentes en este análisis pueden contribuir a defender y garantizar una Educación No sexista:
- El principio de autonomía, de libre disposición para el entramado que significa el ejercicio de la sexualidad como derecho humano básico desde el nacimiento.
- El principio de no sometimiento. No someter y no ser sometido. Principio elemental dentro de las perspectivas de género, como elemento de dignidad.
- El Principio de criticidad frente a textos o propuestas saturadas de una ideología retractiva. Hablar claro, con criticidad, de aspectos históricos para ver cómo han ido cambiando las composiciones y construcciones sociales y culturales.
La educación no sexista puede aportar muchísimo acerca de la sexualidad, como experiencia central vivificante y digna de la condición humana, propiciando la creación de sujetos libres, dignos, bien informados sobre sí, que puedan modificar la mirada patriarcal de violencia sexual, otorgada a los sujetos masculinos contra los sujetos femeninos.