5 de septiembre de 2024
La alfabetización para un mundo en transición: sentar las bases de sociedades sostenibles y pacíficas
Timothy Ireland
Docente e investigador de la Cátedra UNESCO de Educación de Jóvenes y Adultos. Universidad Federal de Paraíba, Brasil.
En todo el mundo hay 763 millones de personas que no saben leer ni escribir.
En el marco del día internacional de la alfabetización, 8 de septiembre, el profesor Timothy Ireland ofreció las palabras de apertura en la jornada de la UNESCO titulada Promover la alfabetización para un mundo en transición: Construyendo la base para sociedades sostenibles y pacíficas, convocada en el año 2023 en París, Francia.
El texto ha sido originalmente escrito en inglés y cuenta con traducción libre al español.
Ver la versión original del artículo en inglés.
Hace décadas, Ivan Illich argumentó que para cambiar la comprensión existente de la educación era necesario elaborar una nueva narrativa “un nuevo relato poderoso, uno tan persuasivo que barra con los viejos mitos y se convierta en la historia preferida.” (Apud Springer, 2016, p.2). En un mundo en transición, tejer una nueva narrativa para la educación y la alfabetización es una parte fundamental del desafío. Este desafío implica un proceso de aprendizaje -comprender las raíces del problema-, aprender a desaprender -las creencias arraigadas que han demostrado no ser válidas- y reaprender -reconocimiento de la existencia de otras epistemologías, otras formas de conocer además de las epistemologías occidentales dominantes-. La obra inspiradora de Paulo Freire, en Brasil, en los años 1950 y 1960, es un ejemplo elocuente de la búsqueda de una nueva narrativa, en la que la alfabetización forma parte de una comprensión amplia de la educación y la cultura. La intención de Freire no era crear un nuevo método de alfabetización, sino una nueva epistemología global.
El informe de la Comisión Internacional sobre los Futuros de la Educación, el Marco de Acción de Marrakech (MAM), aprobado por los participantes en la VII CONFINTEA (Conferencia Internacional de la Educación de Adultos), en junio de 2022, y el informe de la Cumbre sobre la Transformación de la Educación (TES, 2022) registran el impacto de la toma de conciencia de las amenazas existenciales para la humanidad que suponen el cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad.
Nuestra noción de alfabetización y analfabetismo sigue firmemente basada en un modelo deficitario de educación. Define a los hombres y a las mujeres por lo que les falta y no por lo que poseen en términos de cualidades, competencias y aptitudes: por lo que no saben y no por lo que saben.
El futuro, la educación y los procesos de alfabetización
El Informe sobre el Futuro de la Educación afirma que “ya sabemos que el conocimiento y el aprendizaje son la base de la renovación y la transformación… pero para configurar futuros pacíficos, justos y sostenibles, la propia educación debe transformarse” (UNESCO, 2021, p.5). Como se indica en el Informe de las Naciones Unidas Transformar la educación: Un imperativo político urgente para nuestro futuro colectivo, “en un mundo que está experimentando una cuarta revolución industrial, casi la mitad del total de estudiantes no terminan la escuela secundaria y 763 millones de personas jóvenes y adultas son analfabetas, la mayoría de los cuales son mujeres” (ONU, 2022 p.1.) El mismo informe reconoce que la educación sigue en profunda crisis, una crisis de equidad, calidad y pertinencia (ONU, 2022, p. 3). En otras palabras, no basta con proponer más de lo mismo.
Entonces, ¿cómo matizar esta noción de mundo en transición?
Evidentemente, todos los procesos de transición son dolorosos en la medida en que marcan el paso de las certezas establecidas a los reinos de la incertidumbre, lo que Gramsci denominó un periodo de interregno entre el viejo estado, que agoniza, y el nuevo estado, que lucha por nacer (1982). Sugiero cinco características iniciales:
- En primer lugar, la transición de una visión antropocéntrica del mundo a una visión biocéntrica del mundo. De un mundo en el que los seres humanos están en el centro, a una visión holística del mundo en la que personas y naturaleza o más-que-humanidad, se encarnan como parte de un sistema integrado e interdependiente.
- En segundo lugar, la transición de una educación dominada por una carta humanitaria (noción de excepcionalismo humano) a otra de justicia ecológica.
- En tercer lugar, pasar de aprender sobre el mundo a aprender con el mundo (UNESCO, 2020).
- Cuarto, un redimensionamiento de lo que constituye la humanidad en relación con la más-que-humanidad.
- Quinto, la transición de la universalidad (talla única) a la pluriversalidad. Munir Fasheh sugiere que el universalismo, más que ningún otro principio, ha sido la causa de la eliminación de la diversidad, que constituye la esencia de la vida (UNESCO/MEC, 2005, p. 142).
La falta de avances con respecto a los 17 objetivos de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible (ODS), de los que las personas más pobres y vulnerables del mundo se llevan la peor parte, refleja múltiples factores, pero esencialmente que más de lo mismo no es una solución viable.
Las estadísticas de la UNESCO revelan que la tasa de alfabetización de personas adultas alcanzó el 87% en 2016, pero desde entonces se ha estancado. Un informe más reciente (ONU, 2022) sugiere que, debido a la pandemia y a la falta de inversión, es probable que el número de personas adultas analfabetas aumente de forma alarmante en los próximos años. En todo el mundo hay 763 millones de personas que no saben leer ni escribir. La gran mayoría de estos 763 millones son personas en situación de pobreza, desposeídas y oprimidas que viven en el Sur global: trabajadores/as, mujeres, residentes en zonas rurales o en la periferia de grandes asentamientos urbanos, pueblos indígenas u originarios, personas en desempleo o trabajo informal.
El término analfabeto o analfabeta sigue siendo un término peyorativo estrechamente vinculado a la ignorancia. Nuestra noción de alfabetización y analfabetismo sigue firmemente basada en un modelo deficitario de educación. Define a los hombres y a las mujeres por lo que les falta y no por lo que poseen en términos de cualidades, competencias y aptitudes: por lo que no saben y no por lo que saben.
La alfabetización, como fundamento de la educación, debe caminar de la mano de los demás ODS y es fundamental para contribuir a la consecución de la mayoría de los objetivos.
La alfabetización como ruta para enfrentar desigualdades
La práctica ha demostrado que tratar el analfabetismo como una variable aislada -como un reto exclusivamente educativo- es insostenible e inviable. Existen pruebas consistentes que demuestran las fuertes correlaciones entre la alfabetización y las expresiones de desigualdad y otras formas de vulnerabilidad y pobreza.
El analfabetismo como expresión de desigualdad y pobreza debe ser tratado como parte de una compleja articulación de políticas sociales relacionadas con la salud, la vivienda, el saneamiento básico, el trabajo y el medio ambiente.
La alfabetización y la Agenda 2030
La alfabetización, como fundamento de la educación, debe caminar de la mano de los demás Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y es fundamental para contribuir a la consecución de la mayoría de los objetivos, en particular los relacionados con la pobreza (ODS 1), la seguridad alimentaria (ODS 2), la salud y el bienestar (ODS 3), la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer (ODS 5), el crecimiento económico y el trabajo (ODS 8) y la paz (ODS 16).
Tal vez haya llegado el momento de reconsiderar la eliminación de la tasa de analfabetismo en personas adultas del componente de educación del Índice de Desarrollo Humano, que tuvo lugar en 2010. Como advirtió entonces la profesora Nelly Stromquist “…el abandono de la alfabetización como indicador generará una desatención aún mayor por parte de los gobiernos hacia esta importante dimensión del conocimiento”. (ICAE, 2015).
El informe de la Comisión sobre el Futuro de la Educación aboga firmemente por un nuevo contrato social para la educación, basado en dos principios: garantizar el derecho a una educación de calidad a lo largo de toda la vida y reforzar la educación como esfuerzo público y un bien común.
El Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo de 2016 (Educación para las Personas y el Planeta) establece cinco pilares para el desarrollo sostenible: a) Personas, b) Planeta, c) Prosperidad, d) Paz y, e) Asociación, mientras que el Informe sobre la Cumbre Transformadora de la Educación 2022 (ONU, 2023) sugiere otros cinco objetivos para el aprendizaje. En conjunto, estos principios, pilares y objetivos constituyen elementos que podrían formar la base de una nueva narrativa transformadora de la educación.
El reto de aprender a leer está intrínsecamente ligado a nuestra búsqueda por comprender la realidad en la que vivimos.
Leer también es interpretar el mundo
Paulo Freire repetía constantemente que “leer el mundo precede siempre a leer la palabra, y leer la palabra implica leer continuamente el mundo” (Freire; Macedo, 1987). El reto de aprender a leer está intrínsecamente ligado a nuestra búsqueda por comprender la realidad en la que vivimos.
Los retos a los que se enfrentaba la alfabetización en la década de 1960, cuando Freire desarrolló su praxis, son cualitativamente diferentes de los retos a los que nos enfrentamos hoy -cambio climático, contaminación y pérdida de biodiversidad-, pero la necesidad de leer el mundo sigue siendo una prioridad.
Tras siglos en los que los ilustrados declararon el dominio absoluto de la naturaleza como tarea principal de la humanidad, y especialistas en ciencia e ingeniería declararon literalmente la guerra a la naturaleza, ahora nos enfrentamos a un nuevo reto.
En los últimos 400 o 500 años, la humanidad se ha desconectado cada vez más de su hábitat natural. Amitrav Ghosh (2022) sostiene que la dinámica del cambio climático tiene sus raíces en un orden geopolítico secular construido por el colonialismo occidental que tuvo como resultado el enmudecimiento de gran parte de la humanidad y el enmudecimiento simultáneo de la naturaleza, con consecuencias nefastas para la forma en que la humanidad se relacionaba y se relaciona con el mundo natural. Como explica Ghosh, “de estos procesos de sometimiento y silenciamiento nació la idea de la naturaleza como una entidad inerte, una concepción que con el tiempo se convertiría en un principio básico de lo que podría llamarse la modernidad oficial”. (Ghosh, 2022, pp.38-39).
Bruno Latour argumenta de forma similar que la humanidad no está por encima de la naturaleza. Forman parte intrínseca de ella (2017). El líder indígena y filósofo brasileño Ailton Krenak, insiste en que “todo es naturaleza. El cosmos es naturaleza. Todo lo que puedo pensar es naturaleza” (2020, p.8).
En el buen vivir está implícita una forma diferente de leer el mundo que pretende redefinir la relación no solo entre los seres humanos y la naturaleza, sino también entre los seres humanos entre sí.
Los vínculos con la naturaleza y la alfabetización
¿Cómo nos reconectamos entonces con la naturaleza y cuál es el papel de la alfabetización en ese proceso? En primer lugar, tenemos que reconocer que hay muchas maneras, y no sólo una, de conocer el mundo y que el camino predominante que hemos elegido nos ha llevado a negar una comprensión interdependiente del planeta como sistema integrado. Entre las estrategias epistemológicas alternativas, el concepto de buen vivir constituye un ejemplo vital. En segundo lugar, esta forma de conocer el mundo se ha integrado recientemente en la estrategia educativa en la que se inscribía el planteamiento de Freire sobre la alfabetización, la educación popular.
Hace relativamente poco tiempo que la ciencia occidental ha reconocido que los conocimientos indígenas y otros conocimientos ancestrales basados en el lugar son algo más que prácticas exóticas que debe estudiar la antropología.
El buen vivir no debe reducirse o confundirse con la noción occidental de bienestar o incluso con la de prosperidad. Como señalan Hessel y Morin (2011, p. 24), la noción de bienestar se ha reducido en la civilización contemporánea al sentido estrictamente material que implica comodidad, riqueza y propiedad. En el buen vivir está implícita una forma diferente de leer el mundo que pretende redefinir la relación no solo entre los seres humanos y la naturaleza, sino también entre los seres humanos entre sí. Los seres humanos no son los amos y señores de la naturaleza, ni la naturaleza es una externalidad a la historia humana (Dávalos, 2008, np). La forma en que se produjo y se produce el conocimiento tiene como premisa esta relación entre la humanidad y la naturaleza, que representan dos partes de una misma unidad.
El buen vivir, con sus raíces cosmológicas en los pueblos originarios del continente, ha ejercido una influencia creciente sobre la práctica de la Educación Popular. Para Freire, la educación popular es un antídoto contra la opresión, “dirigida a la transformación de la sociedad, tomando como punto de partida la experiencia concreta/vivida (…)” (Paludo, 2015, p.178).
Constituye una educación, que define como meta de la educación el bienestar y la felicidad colectiva de sus sujetos. La educación no se limita a transmitir sino, sobre todo, a producir conocimiento como elemento constitutivo de la práctica de la libertad. Al mismo tiempo que pretende emancipar, la educación toma el diálogo como punto de partida e instrumento pedagógico. Del mismo modo, la educación y el aprendizaje se entienden como procesos que forman parte integrante de toda nuestra vida, a lo largo y ancho de la misma. De ahí la pertinencia del concepto de aprendizaje y educación permanentes. En palabras de Freire (2001, p. 52) “el mundo no está acabado. Siempre está en proceso de devenir”.
Ante el reconocimiento de que “los seres humanos estamos haciendo habitable nuestra propia casa”, Fernández concluye que la preocupación histórica de la Educación Popular por la transformación y la emancipación social, puede beneficiarse enormemente de la incorporación de dimensiones éticas, estéticas, políticas, pedagógicas y epistemológicas del buen vivir (2016, p.31). Así como la educación popular entiende que el ser humano es sujeto y protagonista de su propia educación, en el concepto del buen vivir, el entorno natural pasa a ser un sujeto con derechos y no un objeto a ser explotado para fines humanos.
El buen vivir y la Educación Popular ofrecen paradigmas alternativos sobre los que construir nuevas narrativas de la educación en las que tanto las personas como la naturaleza sean coprotagonistas.
Las nuevas narrativas como desafío para la alfabetización
La elaboración de una nueva narrativa para la alfabetización como parte del proceso educativo requiere comprender las causas profundas de la crisis. De ahí la pertinencia de la insistencia de Freire en que la lectura del mundo debe preceder a la lectura de la palabra.
Cada vez hay más pruebas que sugieren que el divorcio entre la humanidad y la naturaleza desempeña un papel importante en este proceso de cambio climático. Siglos de dominación occidental han tendido a imponer una comprensión epistemológica unívoca del mundo y, con ello, a silenciar otras formas de conocerlo. De ahí la urgencia de elaborar una nueva narrativa para la alfabetización, que incorpore lecturas pluriversales de la realidad en las cuales los seres humanos y la naturaleza no sean fuerzas opuestas y en las que el planeta se reconozca como el hogar común de todas las formas de vida.
En este contexto, la alfabetización se ocupará de una relectura de los mundos humano y más-que-humano, que proporcionará tanto el contenido como la gramática necesarios para la nueva relación. El buen vivir y la Educación Popular ofrecen paradigmas alternativos sobre los que construir nuevas narrativas de la educación en las que tanto las personas como la naturaleza sean coprotagonistas.
La alerta de Paul Bélanger al final de la CONFINTEA VI, en Belém, en 2009, de que: “El planeta sólo sobrevivirá si se convierte en un planeta de aprendizaje” (UNESCO, 2010) se complementa con la advertencia de Latour de que, a pesar de la urgencia del desafío, es necesario ir muy despacio: “tenemos que movernos muy despacio, porque el reto es tan urgente”. (Wildermeersch, 2023)
Referencias
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FREIRE, Paulo & MACEDO, Donaldo. (1987) Literacy: Reading the Word and the World. South Hadley, MA: Bergin & Garvey.
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KRENAK, Ailton. (2020). O Mundo não está à venda. São Paulo: Companhia das Letras.
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PALUDO, C. (2015). Educación Popular. In: Streck, D., R.; Redin E; Zitkoski, J. J. (eds.) Diccionario Paulo Freire. Lima: CEAAL, 5, pp.176-178.
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