“En diversos contextos, los espacios educativos son el único lugar seguro para las niñas y niños”

Guadalupe Ramos Ponce, en el centro de la foto, durante marcha feminista. Según ella, el cierre masivo de colegios afecta principalmente a las mujeres que tienen la responsabilidad del cuidado de las niñas y niños. “Foto: Eva Da Porta

“La preocupación por la pandemia del COVID-19 y los desafíos en el tema de salud vienen acompañados de otros tipos de desafíos que impactan de manera directa la vida de las mujeres”, afirma Guadalupe Ramos Ponce, abogada, feminista y coordinadora del Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de las Mujeres (CLADEM) en Jalisco (México). Según la entrevistada, la violencia y el desempleo son algunas de las consecuencias de la crisis para las mujeres. 

En este diálogo, también se trató sobre la importancia de garantizar el derecho a la educación, sin el cual los impactos negativos para las niñas, jóvenes y mujeres podrán ser más fuertes. “La salida temporal del sistema educativo para las niñas y jóvenes puede implicar al abandono definitivo [de los estudios], y eventualmente derivar en el aumento del matrimonio infantil forzado y el incremento del embarazo en niñas y jóvenes, afectando profundamente la continuidad de su proyecto de vida”.

Lee la entrevista completa:

¿Cuáles son los impactos de la actual pandemia para las niñas y mujeres, especialmente en lo que toca a sus derechos humanos, como educación, salud, trabajo, protección social y otros?

Guadalupe Ramos – Esta crisis pandémica muestra las desigualdades y violencias estructurales, en especial sobre las mujeres y las poblaciones en situación de riesgo y vulnerabilidad en América Latina y el Caribe.

Es preocupante que en varios países se hayan decretado estados de emergencia o excepción democrática, otorgando poderes especiales a los gobiernos, que pueden así vulnerar los derechos humanos y pueden tener un poder especial sobre la población en general y las mujeres en particular, especialmente en los siguientes derechos que señala la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe.

“La salida temporal del sistema educativo para las niñas y jóvenes puede implicar al abandono definitivo [de los estudios], y eventualmente derivar en el aumento del matrimonio infantil forzado y el incremento del embarazo en niñas y jóvenes, afectando profundamente la continuidad de su proyecto de vida”

Primero, en cuanto a la salud sexual y reproductiva, debe haber especial atención, con la prevención de la mortalidad materna, el acceso universal a métodos anticonceptivos modernos, servicios de aborto legal y seguro, tratamiento de enfermedades de transmisión sexual, incluídos los antiretrovirales, ya de por sí son desatendidos en los sistemas de salud de la región, antes de la aparición de la pandemia. 

En relación con el derecho a la educación, la red advierte que la salida temporal del sistema educativo para las niñas y jóvenes puede implicar al abandono definitivo [de los estudios], y eventualmente derivar en el aumento de matrimonio infantil forzado y el incremento del embarazo en niñas y jóvenes, afectando profundamente la continuidad de su proyecto de vida. Adicionalmente, en diversos contextos, los espacios educativos resultan ser el único lugar seguro para las niñas y niños. 

La Red señala también que la crisis de salud representa para las mujeres una sobre-exigencia invisible, que implica mantenerse informada, proveer el cuidado, cumplir con sus deberes laborales, ayudar con las tareas educativas de sus hijas e hijos, la obligada autocontención, la imposibilidad de parar o tener un espacio para el descanso, entre otras cargas históricamente asociadas a los roles preestablecidos entre mujeres y hombres. 

Lo anterior se ve agravado por la situación de aislamiento, ya que las mujeres en general tienden a la interacción social y los vínculos con las otras personas. En este sentido, el incremento de las violencias contra las niñas y las mujeres se magnifican con las medidas de aislamiento que ponen en riesgo la vida y la salud de las mujeres y las niñas, reafirmando que los espacios íntimos pueden llegar a ser los más inseguros. Las situaciones de violencia estructurales se agudizan en el aislamiento, incrementando la violencia física, sexual, psicológica, y por lo tanto, el feminicidio.


¿Cómo los movimientos feministas se están organizando para contribuir con la superación de esta crisis, desde una perspectiva de igualdad de género?

Guadalupe Ramos – Las redes feministas en América Latina y el Caribe, como CLADEM y otras más, se han posicionado en torno al tema de la pandemia COVID-19 y la manera como esta crisis en salud está afectando especialmente a las mujeres.

Ha sido de vital importancia poner en la discusión dos temas fundamentales. El primero es la violencia contra las mujeres y cómo afectan estas medidas y el aislamiento social en el incremento de estas violencias y los feminicidios. 

Como bien lo señala la secretaría de gobernación en México, durante la implementación de la cuarentena, se ha incrementado en 30% el número de llamadas de auxilio por violencia doméstica, por lo que se deben establecer protocolos y actuación inmediata para salvaguardar la vida de niñas y mujeres durante el aislamiento social que las obliga a permanecer bajo el mismo techo de sus agresores.

La preocupación por la pandemia COVID-19 y los desafíos en el tema de salud vienen acompañados de otros tipos de desafíos que impactan de manera directa la vida de las mujeres

El segundo tema es respecto a las medidas económicas que se han tomado y no se han realizado con perspectiva de género. Por tanto, no han atendido las desigualdades estructurales que se viven en América Latina y el Caribe. Como bien lo señala ONU Mujeres, la reducción de la actividad económica afecta en primera instancia a las trabajadoras informales, que pierden su sustento de vida de forma casi inmediata, sin ninguna red [de apoyo] o posibilidad de sustituir el ingreso diario en general.

En América Latina y el Caribe, son 126 millones de mujeres que dependen de su trabajo informal. La recesión económica como consecuencia de la crisis del coronavirus hará más difícil que estas mujeres consigan un empleo, y los gobiernos no han tomado las medidas necesarias para atender los efectos económicos de la pandemia con perspectiva de género.

La preocupación por la pandemia COVID-19 y los desafíos en el tema de salud vienen acompañados de otros tipos de desafíos que impactan de manera directa la vida de las mujeres. 

En estos días de reclusión en casa, las compañeras de CLADEM han hecho una reflexión profunda del significado que está tomando la pandemia en cada uno de nuestros países, y la manera con la que cada gobierno ha afrontado la misma. Una de las conclusiones que se abordaron es que las soluciones no tienen perspectiva de género y no se encuentra diferenciado el impacto que tiene una pandemia de esta naturaleza en la vida y el cuerpo de las mujeres.

La compañera Liyana Pavón, de República Dominicana, realizó los siguientes análisis sobre los desafíos de género que se están exacerbando con el COVID-19. Primero, el cierre masivo de colegios afecta principalmente a las mujeres que tienen la responsabilidad del cuidado de las niñas y niños. 

En segundo lugar, los servicios fuertemente feminizados como las niñeras, empleadas domésticas, peluqueras, entre otras, son las más afectadas, ya que no pueden hacer su trabajo a distancia. En tercer lugar, el área de salud está conformada en su mayoría por mujeres, el 70% a nivel global, quienes están en la primera línea de lucha contra el COVID-19.

En cuarto lugar, la mayor parte de las labores del cuidado remunerado y no remunerado de personas adultas mayores es realizada por mujeres, por lo que están en mayor riesgo de enfermarse y de tener sus propios trabajos no remunerados. 

En quinto lugar, encontramos también que las mujeres presentan mayor informalidad laboral que los hombres, y en estas condiciones carecen de protección social, lo que las lleva a situarse en el riesgo y la vulnerabilidad.

En sexto lugar, las mujeres víctimas de violencia doméstica están aisladas y encerradas con sus perpetradores, lo que aumenta los riesgos de agresiones y feminicidio.

En otros ámbitos, también encontramos que otras redes se han pronunciado, como la Red Feminista G10 X Jalisco, también reflexiona sobre esta situación y hace un llamado al gobierno del Estado, al empresariado, a quienes ejercen posiciones de liderazgo y a quienes tienen posibilidad de brindar apoyo, para que sean solidarios con quienes por cuestiones de desigualdad estructural y vivir en condiciones precarizadas no pueden estar en  cuarentena al no contar con reservas o ahorros que les permitan dejar de trabajar porque viven con el dinero del día. Especialmente con las mujeres, quienes realizan una jornada triple de trabajo en términos de cuidados no remunerados en comparación con los hombres. 

Señala también que el nivel de ocupación informal de las mujeres es superior al de los hombres, en todo el México representando un 50%. Particularmente en Jalisco, un 52% de las mujeres que producen lo hacen en el sector informal, por lo que no cuentan con ingresos fijos y no tienen acceso a prestaciones laborales de seguridad social ni a servicios médicos para ellas y sus familias.

La red destaca también que, en tiempos de crisis y recesión económica derivadas de estereotipos de género, son precisamente las mujeres quienes sufren el mayor número de despidos, sin considerar que esos trabajos son precisamente la única forma de ingresos en hogares monoparentales.  


¿Qué medidas se demandan de los Estados y la comunidad internacional para proteger y asegurar los derechos de las niñas y mujeres en el actual contexto, en el ámbito educativo y más allá?

Guadalupe Ramos – En el contexto actual, es necesario que en cualquier medida que se tome por parte de los Estados se asegure y garantice la protección de los derechos humanos en general de la población, y particularmente de las niñas y mujeres para que accedan a una vida libre de violencias y se garantice el derecho a la salud, no como un derecho enunciativo, sino de manera integral. Esto incluye la salud sexual y la salud reproductiva y garantizar especialmente el derecho a la educación para niñas, niños y jóvenes que se ven afectadas/os al no existir plataformas educativas que atiendan a las desigualdades estructurales de la región. Es decir, la respuesta de los Estados al confinamiento de las niñas, niños y jóvenes en edad escolar ha sido la promoción de la educación por tecnologías, que en muchas ocasiones están fuera del alcance de la mayoría de la población.

Los Estados deben hacer su máximo esfuerzo para velar por el acceso universal y sin discriminación a la educación de los niños, niñas, adolescentes y adultas/os

UNICEF y UNESCO señalan que el impacto de esta emergencia sanitaria puede ser aún más grave si la educación se detiene. Señalan que los Estados deben hacer su máximo esfuerzo para velar por el acceso universal y sin discriminación a la educación de los niños, niñas, adolescentes y adultas/os que estudian, tal como lo establecen los instrumentos internacionales de derechos humanos. 

Es fundamental atender a las recomendaciones de UNICEF y UNESCO, que señalan:

Primero, es necesario que docentes tengan contacto regular con las y los estudiantes y sus familias de manera remota, con el fin de favorecer la cohesión social, prevenir la violencia intrafamiliar y asegurar la continuidad del aprendizaje. 

Segundo, instan a los tomadores y tomadoras de decisiones de las distintas funciones del Estado a incrementar la conectividad y el acceso a la comunicación de docentes para que puedan continuar con su labor.

Tercero, instan a emplear medidas que incentiven a los medios de comunicación públicos comunitarios y locales a difundir contenido educativo de calidad, bajo los principios de la educación en emergencias.

“Es importante que en la emergencia actual nos involucremos todas las personas en los procesos educativos – las familias, maestras, maestros, empresas y la sociedad en su conjunto – para sumar de forma activa a los esfuerzos y para que la educación en esta emergencia no se suspenda, sino que por el contrario, se consolide desde una acción comunitaria”

Cuarto, las y los docentes constituyen un apoyo fundamental para las familias en momentos de emergencia. A través de tales profesionales, no solo se garantiza el derecho a la educación de las niñas, niños y jóvenes, sino que las familias pueden recibir consejos concretos y sencillos sobre actividades que ayudan a bajar los niveles de estrés, angustia y violencia. Por ello, es crucial mantener su estabilidad laboral y brindarles las herramientas necesarias para llevar a cabo su trabajo.

Quinto, UNICEF y UNESCO apoyan a los Ministerios de Educación para adaptar la educación al contexto actual a través de plataformas virtuales, contenido educativo para televisión, radio, redes sociales, y a su vez con el acompañamiento pedagógico y psicosocial a través de llamadas telefónicas semanales a las familias. 

Es importante que en la emergencia actual nos involucremos todas las personas en los procesos educativos – las familias, maestras, maestros, empresas y la sociedad en su conjunto – para sumar de forma activa a los esfuerzos y para que la educación en esta emergencia no se suspenda, sino que por el contrario, se consolide desde una acción comunitaria.


¿El contexto de pandemia agrava los riesgos de que mujeres y niñas sufran discriminación y violencia?¿Por qué eso ocurre y cómo enfrentar la situación?

Guadalupe Ramos – Sin duda, uno de los mayores desafíos a que nos hemos enfrentado con la pandemia es el incremento de los actos de discriminación, primero para con las personas que padecen el COVID-19. Por increíble que parezca, el propio personal médico, particularmente el personal de enfermería, en su mayoría mujeres, ha padecido actos de discriminación y violencia, al considerarlas posibles focos de infección. 

La ignorancia camina de la mano con la discriminación y, sin duda, debe sancionarse. Pero, también se advierte sobre la discriminación en las medidas tomadas por los gobiernos respecto al llamado aislamiento social, a través de un discurso que hace responsable a la gente por enfermarse y morir, por no tomar las medidas de aislamiento y quedarse en casa. Es como si se contagiaran porque quieren, cuando en realidad es gente que vive con ingresos diários y no se han implementado medidas de precaución y atención económica para su sobrevivencia. 

“El coronavirus puede ser desastroso para las víctimas de violencia doméstica. Para muchas personas, el mundo externo puede ser mucho más seguro que su propia casa”

América Latina y el Caribe tienen desigualdades estructurales que implican que muchas personas tengan que salir de casa porque viven prácticamente al día con trabajos informales, y no pueden por tanto acatar la medida de la sana distancia o de “yo me quedo en casa”. Esas medidas, aunque buenas, terminan siendo un privilegio de clase.

¿Los gobiernos tienen plan de contingencia para estas personas? ¿Se saben cuántas jefas de familia tendrán que dejar a sus hijas e hijos solas/os en casa mientras salen forzosamente a trabajar? ¿Cuál es el plan de contingencia para 

América Latina y el Caribe tienen desigualdades estructurales que implican que muchas personas tengan que salir de casa porque viven prácticamente al día con trabajos informales, y no pueden por tanto acatar la medida de la sana distancia o de “yo me quedo en casa”. Esas medidas, aunque buenas, terminan siendo un privilegio de clase.

¿Los gobiernos tienen plan de contingencia para estas personas? ¿Se saben cuántas jefas de familia tendrán que dejar a sus hijas e hijos solas/os en casa mientras salen forzosamente a trabajar? ¿Cuál es el plan de contingencia para atender las violencias de género que se suscitaron en casa, con el encierro de la cuarentena? 

El coronavirus puede ser desastroso para las víctimas de violencia doméstica. Para muchas personas, el mundo externo puede ser mucho más seguro que su propia casa. Cuando una pareja violenta no puede salir y se encuentra en frustración, las probabilidades de que se ejerza violencia aumentan, por lo que es importante que los Estados establezcan protocolos, albergues y medidas de actuación inmediata para atender los casos de discriminación y violencia contra toda la población, especialmente contra las niñas y mujeres. 

También, por supuesto, se deben atender las poblaciones en situación de vulnerabilidad, especialmente la población migrante, personas en situación de calle, trabajadoras sexuales, mujeres trans y todo el abanico de personas que habitan permanentemente las calles. Se hace necesaria la implementación de políticas públicas de impacto diferenciado, y con un control ciudadano a través de medios digitales para prevenir y alertar sobre eventuales vulneraciones a los derechos humanos.      

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