Parece increíble, Piñera, la ministra Cubillos y la UNICEF en Chile, parecen estar de acuerdo. ¡La ACES vulneró el derecho a la educación cuando boicoteo la prueba de Selección Universitaria! El gobierno se fue en picada contra la ACES en defensa de los “perjudicados” por esta acción. Amenazó con querellas, sanciones varias y las penas del infierno a lso que llamaron a boicotear el proceso. La UNICEF en Chile, calificó como una “vulneración al derecho de la educación, la suspensión del proceso de rendición de la Prueba de Selección Universitaria”, condenando los hechos de “violencia” que obligaron a suspenderla. La campaña de criminalización desplegada contra la ACES, se basa en esto. Ellas/os habrían vulnerado el derecho a la educación. Acuerdo transversal del mal. ¿Qué nos quieren decir?
Todo esto recuerda a una serie en Netflix. Se llama 3%, es una serie brasilera de ciencia ficción, que relata un futuro distópico donde el mundo vive en la miseria, a excepción de “la elite” que vive en una isla con todo tipo de privilegios. El 97% de la población vive en el continente, sumidos en la devastación. Sólo una oportunidad tienen para salir de la miseria. A los 18 años se deben someter a un proceso donde sólo el 3% tendrá éxito, pudiendo así vivir por siempre en la isla de los privilegios, abandonando su pasado de miseria. La sociedad entera se organiza en torno a este “proceso”, en el cual todas/os a los 18 años, tienen el derecho a participar para competir por ser parte del 3% de la elite.
La PSU no es una prueba para acceder, sino para justificar el por qué muchos no acceden a la Educación Superior
¿Es clara la analogía no? La Prueba de Selección Universitaria (PSU) juega el rol “del proceso” en nuestra sociedad. En una prueba nos jugamos la vida. De casi 300.000 estudiantes que rinden la prueba, un tercio se matricula en alguna universidad, menos de 1/3 va a una universidad de elite, y de esos…
Peor aún, la mayoría ya era elite. La PSU no es una prueba para acceder, sino para justificar el por qué muchos no acceden a la Educación Superior (no me alcanzó el puntaje!). Por otro lado, hay muchas/os más, anónimas en esta discusión, que ni siquiera se inscriben para rendirla. La PSU es como un muro que justifica que muchas/os ni siquiera piensen en la educación superior. Si la prueba segrega, excluye y discrimina. Entonces ¿Cómo se vincula el derecho a la educación con el derecho a dar la prueba?
Quizás buscan resonancia en un sentido común, que esperan se haya asentado en años de dictadura de mercado, el sentido común neoliberal
El derecho a la educación es, por definición, universal. Ahora bien, si UNICEF esgrime la defensa al derecho a la educación, debe considerar que necesariamente este derecho es para todos. Esto implica no discriminar y por sobre todo promover el desarrollo de toda la sociedad, no sólo el de algunos “elegidos”. En el fondo a los miles de excluidos por esta prueba es a quienes se les está vulnerando su derecho a educarse. Por ellas/os debiese manifestarse UNICEF.
Entonces ¿Por qué estas autoridades divulgan tal falacia? ¿Que buscan con un argumento insostenible? Quizás buscan resonancia en un sentido común, que esperan se haya asentado en años de dictadura de mercado, el sentido común neoliberal. Le hablan a lo peor de nosotros mismos, para dividirnos, para que defendamos, confundido con derecho, (una vez más) nuestro interés individual. Miserables.
Si legitimamos que tengo el derecho a que me elijan, por sobre otros para educarme, asumamos la visión de mundo que sustenta este hecho. Un mundo donde la desigualdad es natural y la educación es solo una oportunidad para unos pocos. La distopía de Netflix es el capitalismo real en Chile. Quieren que naturalicemos la desigualdad y la exclusión, mientras exista la posibilidad (aunque sea insignificante) que con mi esfuerzo me pueda sumar a la suerte de unos pocos.
Jacqueline Van Rysselberghe, diputada del derechista partido UDI dijo a los medios: “Es evidente que se tiene que segregar. No todo el mundo tiene la misma capacidad, habilidad, concentración, perseverancia, inteligencia. Eso no lo aceptan quienes se oponen a la PSU”. De eso se trata. El derecho a una educación pública de libre acceso para todas y todos en todos sus niveles, implica que es éste sentido común el que no podemos aceptar.