“La EPJA continúa ocupando lugares muy secundarios en las agendas de los Estados”

Aula de clase de EPJA Brasil

Repensar la alfabetización desde un lugar de mayor complejidad, alcance y pertinencia para los tiempos actuales y las necesidades de los grupos más vulnerables; abandonar, definitivamente, todo enfoque asistencia y remedial de la Educación de Personas Jóvenes y Adultas (EPJA) y asegurar ofertas de EPJA flexibles, trabajando en perspectiva intersectorial y de articulación territorial. Esas fueron algunas de las recomendaciones de Nelsy Lizarazo, coordinadora de la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE), durante el primer día (28/7) de la Consulta subregional en América Latina Camino a CONFINTEA VII, organizada por la UNESCO en América Latina. El evento reunió representantes de los Estados de América Latina y el Caribe y de organizaciones de la sociedad civil, entre ellas la CLADE, el Instituto de Cooperación Internacional de la Asociación Alemana para la Educación de Adultos (DVV) International y el Consejo Latinoamericano de Educación Popular (CEAAL). 

El primer día de la Consulta, que es parte del proceso preparatorio a la Conferencia Internacional de Educación para Adultos (CONFINTEA) VII, se desarrolló alrededor de debates y reflexiones sobre las nuevas comprensiones acerca de la EPJA a la luz de los acuerdos de la CONFINTEA VI. Abordó también el lugar que ocupa la alfabetización desde el enfoque de aprendizaje a lo largo de la vida, los desafíos y respuestas generadas ante el contexto de pandemia desde la EPJA y su relación con el logro de los objetivos de la Agenda 2030. Otros temas enfatizados fueron la recuperación postpandemia y la superación de desigualdades, la atención a la diversidad, la intersectorialidad y su relación con la formación integral de las personas.  

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Según Nelsy Lizarazo, todavía hay mucho por hacer para que la EPJA sea garantizada como un derecho humano y uno de los desafíos pendientes es que esta modalidad educativa “continúa ocupando lugares muy secundarios en las agendas de los Estados: hay fragmentación institucional, los financiamientos son marginales, las ofertas, limitadas, hay un desconocimiento de los sujetos de derecho, con excepciones notables en algunos sistemas públicos de educación y, sobre todo, con excepciones que provienen del lugar de la educación no formal, comunitaria y popular”.

Para Eva König, responsable del programa para América Latina y el Caribe de DVV International, hay que impulsar una “nueva comprensión de la EPJA”. Ella afirma que ha habido avances para garantizar la EPJA como un derecho humano, pero que, en lo que se refiere a la participación, la EPJA sigue invisible. “Falta un enfoque de aprendizaje. Todavía no se comprende la educación de personas jóvenes y adultas desde un componente integral”. 

“La EPJA es importante para replantear los modelos de desarrollo en nuestros países, así como la relación con la ciencia y la tecnología” (Noel Aguirre, de CEAAL)

La directora regional de la DVV resaltó también la importancia de la EPJA para la garantía de otros derechos humanos. “El futuro está marcado por el fuerte impacto de la pandemia y los desafíos deben ser tratados como una visión hacia el futuro. Invertir en la EPJA requiere invertir en las matrices y el aprendizaje a lo largo de la vida tiene un valor central. La EPJA atraviesa y aporta a todos los ODS [Objetivos de Desarrollo Sostenible]: salud, medio ambiente, desarrollo económico, participación, etc.”.

Noel Aguirre, de CEAAL, defiende una EPJA vinculada a las potencialidades productivas de las regiones. “No solo lo relativo a lo ‘manual’, sino al trabajo intelectual. La EPJA es importante para replantear los modelos de desarrollo en nuestros países, así como la relación con la ciencia y la tecnología”.

Para él, se desconoce el valor social de la EPJA para la vida y el cumplimiento de los ODS. “En el mejor de los casos se da prioridad a la EPJA formal y se ignora toda la riqueza y los aportes de la EPJA no formal. Queda mucho por trabajar en su cobertura, calidad y junto a ella la pertinencia cultural y relevancia social, así como es necesario desarrollar su institucionalidad con identidad propia y con financiamiento suficiente”. 

Como producto de la pandemia, Noel Aguirre explica que la EPJA fue afectada como el conjunto de los sistemas educativos de los países de América Latina y el Caribe. “Por ejemplo, [la EPJA] recibió los impactos de la suspensión de las clases presenciales (160 millones de estudiantes) y de la desigualdad manifestada por la brecha digital: acceso a la internet, dispositivos y plataformas digitales, así como sobre su uso pedagógico”. 

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