El informe anual de Tendencias Globales de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) destacó que 70,8 millones de personas se desplazaron forzosamente en el mundo hasta finales del 2018, la mayor cifra registrada por la organización en sus casi 70 años de historia.
Esto representa el doble de las personas desplazadas hace 20 años, 2,3 millones más que el año anterior.
Según la agencia, la situación en América Latina y el Caribe, región considerada estable en los años anteriores, es preocupante. El informe indica que, hasta el final de 2018, más de 3 millones de venezolanas/os habían dejado sus hogares en la región.
Es el mayor éxodo en la historia reciente de la región y una de las mayores crisis de personas desplazadas en el mundo.
“Más de 460.000 venezolanos han buscado asilo, incluidos cerca de 350.000 solamente en 2018. Pero las solicitudes de asilo en la región están sobrepasadas, y hasta la fecha solamente 21.000 venezolanos han sido reconocidos como refugiados”, dice el informe.
¿Qué es ser refugiada o refugiado?
Según el artículo 1A de la Convención relativa al estatuto de los refugiados de las Naciones Unidas, es una persona que se encuentra fuera del país de donde es originaria, o bien donde reside habitualmente, debido a un temor fundamentado de persecución por razones de etnia, religión, nacionalidad, pertenencia a un grupo social u opiniones políticas, y que no puede o no quiere reclamar la protección de su país para poder volver.
Otros países de América Latina y el Caribe
La situación es grave también en México, América Central y el Caribe, en particular El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras y Nicaragua, países de donde muchas personas huyen hacia distintas direcciones buscando mejores oportunidades de vida.
En América de Sur, Venezuela vive una crisis muy específica que generó, según estimativas de la ONU, el exodus de aproximadamente cuatro millones de personas, lo que aumenta el número de refugiadas y refugiados en la región.
Datos de UNICEF de 2018 revelan que, a lo largo y ancho de América Latina y el Caribe, hay alrededor de 7 millones de niños y niñas migrantes o que buscan refugio, en condiciones de intensa vulnerabilidad y enfrentando situaciones de riesgo.
Migración, desplazamiento y educación
La migración y los desplazamientos se han convertido en temas políticos candentes.
Si bien existe una responsabilidad compartida en este tema, de acuerdo a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la migración y los desplazamientos siguen suscitando reacciones negativas en las sociedades modernas, influenciadas por oportunistas que consideran beneficioso construir muros y no puentes.
Es donde desempeña un papel central la educación que, según establece la Declaración Universal de Derechos Humanos, “favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos”.
En este contexto, el informe de UNESCO “Migración, desplazamiento y educación – Construyendo puentes, no muros” (2019) presenta números, políticas públicas y reflexiones sobre el diálogo entre migración y educación.
“La educación es un factor esencial en la decisión de migrar, e impulsa a buscar una vida mejor. Influye en las aspiraciones, actitudes y creencias de los migrantes, así como en el desarrollo de un sentimiento de pertenencia a la comunidad de destino. La mayor diversidad que se crea en las aulas plantea problemas, incluso para los nativos, en particular los pobres y marginados, pero brinda asimismo la oportunidad de aprender de otras culturas y experiencias. Se necesitan más que nunca programas escolares encaminados a contrarrestar las actitudes negativas”, dice el documento.