¿Cómo debe ser la educación para el buen vivir? Conoce 10 características, de acuerdo a texto de Benito Fernández

Según el artículo “Educación popular, calidad educativa y ‘buen vivir'”, elaborado por el docente de la Carrera Ciencias de la Educación de la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz, Bolivia, también educador popular y activista, Benito Fernández, enfrentamos una crisis de civilización y de paradigma de modelo de desarrollo y del mundo que queremos. Para él, nuestro gran desafío será “la construcción de un mundo en el que valga la pena vivir”. 

En su artículo, el autor presenta sus perspectivas y también algunos de los pensamientos de teóricos, investigadores y educadores, sobre qué significa una educación popular “para el buen vivir”. “Y aquí nos encontramos con el ‘buen vivir’, el ‘vivir bien’, la ‘vida plena’, como alternativas inspiradas en la experiencia de los pueblos indígenas de nuestra América, y que se han vuelto discurso en numerosos documentos y en las Constituciones de los países, particularmente andinos”, dice en el texto.

Conoce a continuación 10 características que debe tener una educación popular para el buen vivir, según el artículo de Benito Fernández: 

1. Es portadora de un claro mensaje contestatario del actual sistema mundial hegemónico, depredador del medio ambiente, consumista y explotador de la fuerza de trabajo, a favor del incremento del capital y contra la vida.


2. Anuncia la opción por la vida, en todas sus manifestaciones: la vida humana, sin discriminación y exclusión, y la vida de la naturaleza. Opción por la “vida plena”, “recuperar el sentido de la vida”.


3. Destaca el hecho de que vivir en diversidad es reconocer la historia y la cosmovisión mía y del otro. Reconocer nuestras historias desde el respeto mutuo, luchar por los mismos derechos y por la vida, desde la diversidad en igualdad de condiciones. Afirmar, por tanto, la dignidad inherente de todos los seres humanos y su potencial intelectual, artístico, ético e espiritual.


4. Defiende que todo lo que interviene en el desarrollo de la vida: agua, bosques, aire, la vida animal, alimentos, medicinas, las lenguas, las expresiones culturales y artísticas, los saberes populares, las religiones, la educación, la salud…deben ser considerados bienes comunes, no sujetos a transacciones mercantiles.


5. Afirma y desarrolla los valores esenciales al cuidado de la vida: la reciprocidad, la solidaridad, la igualdad, la libertad, el respeto mutuo en la diversidad, la complementariedad, entendida como apoyarse mutuamente para desarrollar e impulsar sueños conjuntos; la convivencia pacífica con todos los seres humanos y con los seres de la naturaleza porque todos somos hijos e hijas de la Madre Tierra y somos corresponsables por el mismo destino común; la compasión por todos los que sufren en la sociedad y la naturaleza; el espíritu de cooperación, de hermandad universal y de amor incondicional.


6. Denuncia la actual matriz civilizatoria, de corte capitalista, mercantilista, consumista y racista, basada en la expoliación de los recursos naturales y la explotación de la fuerza de trabajo con objetivos de optimizar beneficios para unos pocos países, grupos de poder y personas a costa de las mayorías y de la naturaleza.


7. Propone la consolidación de los derechos reconocidos y adquiridos a nivel internacional y de los países, buscando ampliarlos y exigirlos, a través de la movilización y la participación directa en los escenarios políticos de toma de decisiones.


8. Asume que el aprendizaje es vida, y que la vida es aprender. La educación para el buen vivir establece que los procesos de vida y procesos de aprendizaje son, en el fondo, la misma cosa. “Se aprende durante toda la vida y mediante todas las formas de vivir. Procesos cognitivos y procesos vitales se encuentran…Conocer es un proceso biológico. Cada ser, principalmente el ser vivo, para existir y para vivir tiene que flexibilizarse, adaptarse, reestructurarse, interactuar, crear…tiene que convertirse en un ser que aprende, en un sujeto aprendiente. En caso contrario muere. Así ocurre también con el ser humano” (Leonardo Boff).


9. En el marco del buen vivir la calidad de la educación no puede ser elitista, de acuerdo a los muchos o pocos recursos que tenga la gente, su capacidad adquisitiva, sino afirmada como un derecho universal en función de las necesidades educativas de las personas. Políticas públicas inclusivas llevadas a la práctica será un indicador importante del buen vivir.


10. Ante la perspectiva de la educación para el buen vivir, la principal tarea del educador es engendrar y suscitar sujetos autónomos, valorando sus capacidades intelectuales, espirituales, creativas y de compromiso hacia los verdaderos cambios.


>> Lee el artículo completo: “Educación popular, calidad educativa y ‘buen vivir’

 

 

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