“Este descarado acto de desprecio por los principios democráticos y los derechos humanos por parte de los militares de Myanmar rompe la tenue transición a un gobierno civil iniciada en 2011, tras décadas de un gobierno militar autoritario. También se produce en un momento ya difícil para la población del país que se tambalea bajo los efectos adversos sin precedentes de la pandemia del COVID-19 en su salud, ingresos, acceso a los alimentos, empleos y bienestar en general”, afirmó la Asociación de Asia y el Pacífico Sur para la Educación Básica y de Adultos (ASPBAE), red regional de más de 200 organizaciones de la sociedad civil y personas que operan en unos 30 países del Asia Pacífico, en su pronunciamiento publicado esta semana tras el golpe de Estado de Myanmar, el 1 de febrero de 2021.
En su pronunciamiento, ASPBAE apoya a sus miembros y socios de la sociedad civil del país en su lucha por la democracia y los derechos humanos. “Como red regional de más de 200 organizaciones de la sociedad civil y personas que operan en unos 30 países del Asia Pacífico, las convicciones fundamentales de la ASPBAE se basan en la inviolabilidad de los derechos humanos y las libertades democráticas de las personas. Además, a través de su derecho a una educación transformadora y liberadora y a un aprendizaje permanente, la gente debería contar con los medios esenciales para combatir la pobreza, luchar contra todas las formas de discriminación y autoritarismo, construir una cultura de paz y permitirles participar activamente en el desarrollo y la gobernanza”.
Lee a continuación el pronunciamiento completo, traducido al español por Pressenza International Agency:
Declaración de ASPBAE de solidaridad con sus miembros y el pueblo de Myanmar
La Asociación de Asia y el Pacífico Sur para la Educación Básica y de Adultos (ASPBAE) se solidariza con sus miembros en Myanmar, la Thinking Classroom Foundation y Equality Myanmar, en su resistencia y condena del golpe de estado dado por los militares de Myanmar el 1 de febrero de 2021, que depuso a los líderes democráticamente elegidos del país y lo sometió a un estado de emergencia de un año de duración, en una flagrante falta de respeto a los procesos democráticos.
El golpe impidió la convocatoria del Parlamento recién elegido, que habría contado con una mayor presencia de la Liga Nacional para la Democracia (LND). La Liga Nacional para la Democracia obtuvo una victoria aplastante en las elecciones de noviembre de 2020, que, según los militares, se vieron empañadas por un fraude generalizado, a pesar de que la comisión electoral independiente del país certificó los resultados y los observadores internacionales consideraron que el proceso había sido libre y justo.
Este descarado acto de desprecio por los principios democráticos y los derechos humanos por parte de los militares de Myanmar rompe la tenue transición a un gobierno civil iniciada en 2011, tras décadas de un gobierno militar autoritario. También se produce en un momento ya difícil para la población del país que se tambalea bajo los efectos adversos sin precedentes de la pandemia del COVID-19 en su salud, ingresos, acceso a los alimentos, empleos y bienestar en general.
El presidente Win Myint, la consejera de Estado Aung San Suu Kyi y cientos de otros líderes políticos, activistas, estudiantes y periodistas han sido detenidos y privados de sus libertades civiles. Se cerraron medios de comunicación estratégicos. También se cortó el acceso a las sedes de sus organizaciones fuera del país a varios activistas, lo que sembró una sensación general de inseguridad, a pesar del papel fundamental que desempeñan en el apoyo al país.
Sin embargo, en los días siguientes al golpe militar, surgieron protestas y resistencias civiles, un signo de esperanza y afirmación de que el pueblo de Myanmar está desafiando al ilegítimo gobierno militar. Sindicatos de profesores y trabajadores, grupos de jóvenes y estudiantes organizaron manifestaciones pacíficas y muchos han participado en actos de desobediencia civil. Los funcionarios abandonaron su trabajo, la gente en sus casas golpeó ollas y sartenes en señal de protesta, y los ciudadanos organizaron la resistencia on-line al golpe, instando a todo el mundo, dentro y fuera del país, a resistir al régimen militar y defender la democracia y los derechos humanos a toda costa.
Desde la ASPBAE apoyamos a nuestros miembros y socios de la sociedad civil del país en su lucha por la democracia y los derechos humanos.
Como red regional de más de 200 organizaciones de la sociedad civil y personas que operan en unos 30 países del Asia Pacífico, las convicciones fundamentales de la ASPBAE se basan en la inviolabilidad de los derechos humanos y las libertades democráticas de las personas. Además, a través de su derecho a una educación transformadora y liberadora y a un aprendizaje permanente, la gente debería contar con los medios esenciales para combatir la pobreza, luchar contra todas las formas de discriminación y autoritarismo, construir una cultura de paz y permitirles participar activamente en el desarrollo y la gobernanza.
Por lo tanto, hacemos un llamamiento a nuestros miembros, socios y a la comunidad internacional para que utilicen sus voces e influencia para:
1. Solidarizarse con el pueblo de Myanmar y apoyar todas las formas de acciones solidarias que amplíen los llamamientos para restaurar la democracia, los derechos humanos y el bienestar de la población en el país.
2. Presionar a los militares de Myanmar para que pongan fin a su toma de poder ilegal y restauren inmediatamente la democracia y el gobierno civil en el país, respetando los resultados de las elecciones de noviembre de 2020.
3. Exigir la liberación inmediata de todos los líderes, activistas, estudiantes y periodistas detenidos, retirando todos los cargos formulados contra ellos y restaurando sus libertades civiles.
4. Resistir cualquier esfuerzo por parte de los militares para obstaculizar o impedir el flujo de los servicios de apoyo prestados por las organizaciones locales, nacionales e internacionales, especialmente a los sectores más marginados: las mujeres y las niñas, los niños, los grupos étnicos minoritarios, las personas con discapacidad, los de las comunidades pobres, las personas afectadas por las prolongadas guerras civiles en las distintas partes del país, y los que siguen sufriendo el impacto de la pandemia de COVID-19.
5. Apoyamos y nos mantenemos unidos a los profesores y estudiantes que siguen sumándose a los esfuerzos del pueblo y de las organizaciones de base para llevar a cabo diversas formas de resistencia a fin de desafiar la toma del poder por parte de los militares.
La ASPBAE se compromete a promover las libertades democráticas y los derechos humanos para todos.
Que el valor y la solidaridad sostengan al pueblo de Myanmar y a todos los que luchan por la restauración de la democracia.