Del 11 al 15 de noviembre, gran parte del mundo centró sus miradas, reflexiones y disputas en Belém do Pará. Capital de una de los Estados Amazónicos de Brasil, la ciudad fue sede de dos eventos clave para el medio ambiente, los derechos humanos y el futuro del planeta: la Conferencia de las Partes 30 (COP 30) y la Cumbre de los Pueblos.
En el marco de su compromiso con el derecho humano a la educación, la justicia ambiental, climática y de género, la CLADE presenta este especial transmedia que reúne los principales debates, reflexiones y experiencias compartidas en estos espacios de diálogo y acción colectiva.
Este especial es un espacio para amplificar voces, conectar luchas y visibilizar cómo la educación puede ser raíz y motor de justicia ambiental en América Latina y el Caribe. Te invitamos a acompañarnos en este recorrido, seguir nuestras coberturas y ser parte de esta conversación colectiva por la justicia ambiental y el derecho a la educación en nuestra región.
El documento de posicionamiento “Por el derecho humano a la educación con justicia ambiental, climática y de género” de la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) construido con la amplia participación de la membresía, se centra en el derecho humano a la educación con justicia ambiental, climática y de género. En este documento se argumenta que el cambio climático representa una amenaza significativa y que la educación debe jugar un papel fundamental en la preparación de la población para la acción climática. Esta educación debe integrar enfoques de derechos humanos, intersectorialidad e interseccionalidad, contribuyendo a la construcción de un mundo equitativo con justicia socioambiental y climática.
La justicia ambiental y climática debe ser un eje central en los sistemas de educación pública transformadora, que cuestionen el modelo de desarrollo actual basado en la explotación de la naturaleza y la acumulación de riqueza. Es crucial reconocer que los grupos más vulnerables, que son los menos responsables del cambio climático, son los más afectados, y paradójicamente, poseen el conocimiento para impulsar soluciones reales.
El documento destaca los desafíos regionales y globales que vinculan el clima y la educación, señalando que los fenómenos climáticos extremos amenazan directamente el ejercicio del derecho humano a la educación de poblaciones vulnerables. Por ejemplo, en América Latina y el Caribe, 169 millones de niños, niñas y adolescentes viven en zonas con al menos dos riesgos climáticos y ambientales superpuestos.
La Educación Transformadora de Género (ETG) es clave en este cambio, desafiando estructuras de poder, la discriminación y las inequidades. Cuando los desastres climáticos afectan las economías domésticas, las niñas son más propensas a abandonar la escuela, asumiendo responsabilidades de cuidado o siendo impulsadas al matrimonio forzado.
El estudio de CLADE revela que el aprendizaje sobre el cambio climático en la región se limita principalmente a la dimensión técnico-científica y no aborda las causas estructurales del problema o sus implicaciones sociales, políticas y económicas, careciendo de un enfoque de justicia ambiental y climática.
Para lograr la transformación educativa, la CLADE insta a los Estados a tomar acciones concretas en tres ejes: proteger la educación en momentos de crisis y prevenirlos, reconocer el rol transformador de la educación, y replantear el modelo de desarrollo. Esto incluye asegurar la financiación adecuada para la continuidad educativa de grupos vulnerables, priorizar el acceso de niñas y mujeres a educación de calidad en áreas vulnerables, garantizar financiamiento sostenible para la educación en cambio climático con enfoque de justicia, adoptar enfoques curriculares que promuevan la comprensión del cambio climático desde la justicia ambiental, la equidad de género y las cosmovisiones indígenas, e integrar reflexiones críticas sobre los modelos de desarrollo extractivos en la educación. El objetivo final es que la preservación de la vida en el planeta pase por la garantía del derecho humano a la educación.
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"La educación está llamada a cumplir un rol fundamental en la orientación y preparación de la población para la acción climática, integrando enfoques de derechos humanos, intersectorialidad e interseccionalidad, aportando a la construcción de un mundo equitativo con justicia socioambiental y climática."
Documento de posicionamiento "Por el derecho humano a la educación con justicia ambiental, climática y de género"La humanidad enfrenta problemas críticos que comprometen severamente su futuro. El cambio climático es uno de ellos. La crisis climática no impacta a todos por igual. Las desigualdades en la población provocan que sus segmentos más vulnerables y discriminados queden más expuestos a las secuelas del cambio climático (mujeres, personas con discapacidades, afrodescendientes, pueblos indígenas, niñas, niños y adolescentes). Un significativo avance en esta materia es el reconocimiento explícito del derecho humano a un medio ambiente sin riesgos, limpio, saludable y sostenible, adoptado por la Asamblea General de la ONU en 2022, y refrendado por el Comité de Derechos del Niño, que en 2023 publicó la Observación General relativa a los derechos del niño y el medio ambiente, con énfasis en el cambio climático.
La educación está llamada a cumplir un rol fundamental en orientar y preparar a la población para la acción climática. El Estudio sobre abordaje de la justicia climática en currículos escolares nacionales en América Latina y el Caribe se propone indagar cómo se aborda el cambio climático en los currículos de la educación básica pública de Bolivia, El Salvador, Honduras y Perú, observando sus contenidos; indagando en qué medida son abordadas las nociones de intersectorialidad e interseccionalidad; si incluyen la perspectiva de la justicia climática, los conocimientos y cosmovisiones de las comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas; y la perspectiva de educación transformadora de género. Igualmente, el estudio hace recomendaciones para el fortalecimiento de políticas públicas educativas en este campo.
>>Lee y descarga el Estudio sobre abordaje de la justicia climática en currículos escolares nacionales en América Latina y el Caribe
El informe Educación Transformadora de Género (ETG) para la justicia climática: vínculos y acciones de incidencia política tiene como objetivo vincular la educación transformadora de género (ETG) con la justicia climática. Las inequidades de género en la educación y la justicia climática son dos de los desafíos más urgentes de nuestro tiempo; sin embargo, ambos conceptos rara vez se abordan de manera conjunta.
El documento presenta: a) Un resumen de la literatura actual que relaciona el género, los desastres climáticos y el papel de la educación en la reducción de inequidades; b) La identificación de los vínculos existentes entre el género y la justicia climática en los acuerdos internacionales; c) Una conceptualización de la ETG en el contexto de la justicia climática; y d) Una propuesta de acciones de incidencia política que faciliten la conexión entre la ETG y la justicia climática.
Este informe adopta un enfoque transformador de género e interseccional para identificar los impactos que los desastres climáticos tienen, desde una perspectiva de género, en la escolarización y el bienestar, con un enfoque específico en América Latina y el Caribe (LAC). Finalmente, ofrece recomendaciones de incidencia política para fortalecer tanto la ETG como la justicia climática.
>>Lee y descarga informe Educación Transformadora de Género (ETG) para la justicia climática: vínculos y acciones de incidencia política
La CLADE participa en evento de la Campaña Brasileña por el Derecho a la Educación y presenta estudio sobre justicia climática en los currículos escolares de América Latina y el Caribe en el marco de la Cumbre de los Pueblos

En el marco de la Cumbre de los Pueblos y la Conferencia de las Partes 30 (COP 30), realizadas esta semana en Belém, Brasil, la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) lanzó este miércoles, 12 de noviembre, el estudio “Abordaje de la Justicia Climática en Currículos Escolares Nacionales en América Latina y el Caribe”.
El documento fue presentado por Israel Quirino, asistente de programas de la CLADE, durante el evento “Ruta de la Educación para la Justicia Ambiental: la educación democrática como raíz de una educación ambiental crítica y del enfrentamiento a la crisis climática” (interpretación libre de: “Trilha da Educação para a Justiça Ambiental: a educação democrática como raiz de uma educação ambiental crítica e do enfrentamento à crise climática”), realizado en la Facultad de Educación de la Universidad Federal de Pará (UFPA), en el marco de la Cumbre de los Pueblos.
La actividad fue organizada por la Campaña Brasileña por el Derecho a la Educación y reunió a docentes, investigadoras/es, activistas, parlamentarias/os y representantes de organizaciones de la sociedad civil comprometidas con el fortalecimiento de una educación ambiental crítica y transformadora.
Durante el encuentro, Israel Quirino presentó el estudio, que analiza cómo los sistemas educativos de la región incorporan la perspectiva de justicia climática en los currículos escolares, destacando avances, desafíos y oportunidades para el fortalecimiento del derecho humano a una educación ambiental democrática y con enfoque de derechos.
En la misma ocasión, la Campaña Brasileña lanzó su propio material, “Trilha da Educação para a Justiça Ambiental: a educação democrática como raiz de uma educação ambiental crítica e do enfrentamento à crise climática” (en portugués), que sistematiza conocimientos, conceptos, orientaciones y ejemplos que buscan reposicionar la educación democrática y la educación ambiental crítica como ejes estructurantes para la prevención, mitigación, adaptación y continuidad del derecho a la educación frente a la crisis climática.
Según Andressa Pellanda, coordinadora general de la Campaña, “la educación tiene un papel central en el enfrentamiento de la crisis climática y en la promoción de la justicia ambiental. Es necesario ir más allá de los contenidos superficiales y abordar las causas estructurales, nombrando a los actores que agreden el medio ambiente. La infraestructura escolar también debe transformarse en espacios verdes y sostenibles”.

El evento contó con la participación de destacadas/os representantes de la academia, la sociedad civil y el poder legislativo, entre ellos:
A lo largo de la jornada, se abordaron diversos temas vinculados a la educación para la justicia ambiental en América Latina y en Brasil, la relación entre educación ambiental y el Plan Nacional de Educación, el papel de la infraestructura educativa en la sostenibilidad socioambiental, las pedagogías decoloniales en las Amazonías y la educación escolar indígena como pilar de la justicia ambiental.
Con su participación, la CLADE reafirma su compromiso con la promoción de una educación emancipadora, crítica y comprometida con la defensa del planeta y los derechos humanos, en diálogo con las organizaciones nacionales y regionales que luchan por la justicia ambiental y climática.
La Casa Futura, en Belém, fue escenario del lanzamiento del Glosario Pequeños Grandes Saberes. Elaborado por ActionAid, la publicación fue lanzada el 14 de noviembre, en el marco de la COP 30, y reúne términos relacionados con la justicia climática construidos a partir de las percepciones, experiencias y lenguajes de niñas, niños y adolescentes de distintos territorios del Brasil.
El material es resultado de tres años de un proceso educativo, afectivo y profundamente participativo, llevado a cabo junto a escuelas, organizaciones comunitarias y familias en regiones urbanas periféricas, comunidades rurales, territorios indígenas y quilombolas.
La presentación incluyó una rueda de conversación moderada por Junior Aleixo, coordinador de Políticas y Programas de ActionAid, con la participación de Mariana Rico (FUNBEA), Andréia Coutinho Louback (CBJC), Cledisson dos Santos (Ministerio de Igualdad Racial), Thalison Corrêa (CBEC) y Carolina Silva, especialista en Educación e Infancias de ActionAid y responsable del proceso de construcción del glosario.
Entre 2022 y 2024, ActionAid y 15 organizaciones aliadas desarrollaron actividades en siete territorios de seis estados brasileños: Complexo da Maré (RJ), Heliópolis (SP), territorio indígena Xakriabá (MG), comunidades rurales de Pernambuco, quilombos de Bahía y comunidades de quebradeiras de coco babaçu de Tocantins.
Los talleres invitaban a las y los participantes a expresar con palabras y dibujos cómo vivían los impactos ambientales en su vida cotidiana, construyendo colectivamente significados para conceptos como “racismo ambiental”, “agua”, “saneamiento” o “vivienda”.
En entrevista realizada durante el lanzamiento, Carolina Silva explicó que el glosario nació directamente de las inquietudes de las propias infancias:
“En cada visita surgían preguntas muy profundas: por qué el agua siempre falta en nuestro barrio, por qué algunos derechos nunca llegan. Ellas y ellos querían entender si todo eso tenía un nombre —y ese nombre es racismo ambiental”.
Carolina destaca que la metodología fue completamente participativa. “Para cada territorio llevábamos una lista inicial de términos, pero eran las niñas y los niños quienes decidían qué hacía sentido para su realidad. Muchas palabras surgieron directamente de ellos. Todo se construyó colectivamente”.
La principal lección del proceso, según Carolina, fue comprender el valor del tiempo, de la escucha y del protagonismo de las infancias. “Necesitamos estar realmente disponibles para escucharlos. Tienen muchísimo que decir. Muchas veces creemos que vamos a enseñar, pero regresamos habiendo aprendido mucho más”.
Para ActionAid, el glosario contribuye a fortalecer la autonomía y la conciencia crítica de niñas, niños y adolescentes sobre sus territorios y sus derechos, algo esencial tanto en la educación formal como en la no formal.
Para Ana Paula Brandão, directora programática de ActionAid e idealizadora del glosario, el proyecto reafirma que las infancias son sujetas de derechos y deben participar activamente en las decisiones que afectan su futuro. “Las niñas y los niños viven la pobreza y la desigualdad durante más tiempo que nosotros. Necesitamos acelerar procesos de transformación. Ellos no son un objeto de estudio: son sujetos que reflexionan sobre su territorio desde su propio punto de vista”.
Ana Paula subraya el carácter político de la iniciativa. “Queremos que conozcan sus derechos, que los exijan, que actúen. Como diría Paulo Freire, trabajar con niñas y niños es esperanzar. Construir un camino posible de manera colectiva”.
Ella explica que el proceso también fue profundamente formativo para la organización. “Fue un aprendizaje mutuo. No hay jerarquía entre quien enseña y quien aprende. La experiencia de vida de ellas y ellos es una potencia que no puede ser ignorada”.

Consultada sobre cómo explicar el concepto, especialmente para audiencias latinoamericanas donde no siempre está presente en el debate público, Carolina lo resume así: “El racismo ambiental ocurre cuando se niegan derechos a personas y territorios racializados. No es casual que una niña en la Maré no tenga acceso al agua o a espacios de recreación adecuados estando tan cerca del centro de Río. Hay una estructura que decide quién tendrá derechos garantizados y quién vivirá con sus territorios degradados”.
El glosario traduce esa comprensión a un lenguaje accesible, elaborado a partir de las experiencias reales de las infancias.
Con la COP30 llegando a su final, la organización ya proyecta los siguientes pasos. Carolina es clara. “Niñas y niños hablan a través del glosario, pero queremos que hablen también presencialmente, que ocupen estos espacios de debate climático. Queremos que su visión crítica siga creciendo y que estas discusiones lleguen a las escuelas y a todos los espacios: formales, no formales e informales”.
La expectativa es que el glosario inspire prácticas pedagógicas, proyectos socioeducativos y políticas públicas más inclusivas, ampliando los derechos de las infancias a participar en las agendas climáticas.
El lanzamiento del glosario durante la COP30 no solo marca el cierre de un proyecto de tres años, como también la apertura de un camino más amplio: el reconocimiento de que la justicia climática también se aprende —y se construye— escuchando y nombrando el mundo desde las voces de las niñas y los niños.
Como resume Ana Paula: “Si existe un futuro posible, pasa por esperanzar junto con las infancias. El glosario es apenas el comienzo”.
¿Cómo imaginamos la educación en la Amazonía en un contexto de crisis climática, de violación de derechos y de soberanía popular? Buscando reflexionar y responder a esta pregunta la CLADE, en alianza con el Consejo de Educación Popular de América Latina y el Caribe (CEAAL), realizó el 14 de noviembre la rueda de conversación “Educación Popular Comunitaria en la Pan-Amazonía: territorios sostenibles, incidencia política y soberanía alimentaria en las agendas educativas y del clima”.
Organizado en el marco de la Cumbre de los Pueblos, el evento dio continuidad al Foro Social Panamazónico (FOSPA), realizado en septiembre en Bogotá (Colombia), en el cual se compartieron experiencias, investigaciones y campañas en torno a la soberanía alimentaria, la transición justa y la defensa de los territorios.
“La defensa del derecho humano a la educación en los territorios de la Amazonía no demanda ‘cualquier educación’, como infraestructuras escolares desarrolladas a partir de la deforestación o currículos construidos desde miradas que no pertenecen a las poblaciones de la región, sino una educación popular, intercultural, comunitaria, que asuma el compromiso con la justicia climática y ambiental, así como con la transformación de género y la superación de las desigualdades”, afirma Israel Quirino, asistente de programas de la CLADE que estuvo presente en el evento.
Según él, esta mirada crítica de la educación es fundamental y debe situarse en el centro de los debates de la COP y de la Cumbre de los Pueblos, ya que “la educación es víctima de los fenómenos climáticos extremos y, al mismo tiempo, tiene un papel central en la superación de la crisis climática”, explica.
Invitación de Socorro Almeida, de la Asociación Slow Food de Brasil, quien nos convoca a seguir de cerca la COP30 que se está llevando a cabo en Belem, Brasil, y donde habrá debates sobre la justicia climática y los derechos humanos.
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Testimonio de Eunice Guedes, de la Articulación de las Mujeres Brasileñas (AMB) y de la Iniciativa de las Mujeres Andinoamazónicas Cuerpo y Territorio. Eunice es contundente al decir que “sin mujer no hay clima”.
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Carolina Rodríguez Polo, una joven voluntaria oriunda de la ciudad de Cartagena, Colombia e integrante de la red Generación 21+ de Fe y Alegría, estuvo presente en la COP30. Carolina enfatizó que la educación debe ser un pilar central en la respuesta global a la emergencia ambiental.
Ella señaló que convertir la educación en prioridad es clave para empoderar a las juventudes, de esta manera, pueden asumir su rol en el presente como agentes de cambio para el bienestar. Al reflexionar sobre su experiencia destacó que “la educación tiene que ser un factor fundamental en el problema de la crisis climática.” También participó del Foro de Infancia y Juventud, este diálogo visibilizó las demandas de las nuevas generaciones con propuestas para fortalecer políticas públicas educativas vinculadas a la acción climática.
La Asociación Latinoamericana de Educación y Comunicación Popular (ALER) parte de la membresía de CLADE participó y organizó una cobertura informativa a lo largo de la COP30 y la Cumbre de los Pueblos. Con el artículo de opinión COP30: Todo indica que las negociaciones de los gobiernos y posiciones de la sociedad civil van en contrasentido destacó que “un dato llamativo y que requiere vigilancia es la presencia de 1.602 personas delegadas con vínculos declarados con los sectores de petróleo y gas entre los participantes, subrayando la importancia de la presión pública en las negociaciones”. También se señaló que la marcha global contó con más de 3 mil personas en las calles.
Para los pueblos indígenas, los mercados de carbono, especialmente en su modalidad de créditos forestales, se ven con profunda desconfianza. La visión indígena es que la solución reside en la demarcación y protección de sus territorios (como defienden los Munduruku), reconociendo que estos son los territorios mejor conservados del planeta. El enfoque debe estar en la Justicia Climática y en la transición fuera de los combustibles fósiles, y no en mecanismos de compensación financiera.
>> Escucha los programas:
Voces de la Panamazonía (difundido el 13 de noviembre)
Vespertino sobre participación juvenil (difundido el 14 de noviembre)
Vespertino sobre las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional, NDC (difundido el 14 de noviembre)
| Cobertura presencial en Belem y fotos: | Thais Iervolino e Israel Quirino |
| Producción del especial: | Thais Iervolino y María Cianci Bastidas |
| Imagen gráfica: | Esteban Zapata |
| Producción de tarjetas gráficas y video: | Sandra Luz Cruz |