Una nueva conciencia, capaz de sentir repulsión hacia cualquier forma de violencia, llevaría a las personas a asumir actitudes no violentas en circunstancias de toda índole.
La labor del activista no violento, en cualquier ámbito, requiere de un trabajo personal permanente, de identificar y transformar comportamientos y actitudes violentas que no han sido elegidas intencionadamente, sino enseñadas y transmitidas por generaciones.
Hoy son muchos los ejemplos cotidianos de acción no violenta llevados a cabo en todas las latitudes, en múltiples niveles de acción social en los que personas, instituciones y organizaciones trabajan sin pausa para denunciar y erradicar distintas expresiones de violencia en la sociedad y promover la paz.
El periodismo no violento es un importante aporte, ya que genera espacios de sensibilización respecto al problema de la violencia, de comprensión de sus raíces y diferentes formas de manifestación, mientras respalda y promueve acciones encaminadas a erradicar estas prácticas.
Es gracias a un enfoque no discriminador y no violento que los medios de comunicación pueden operar grandes transformaciones en la cultura de los pueblos, incidiendo en las subjetividades y ayudando a transformar la mirada de individuos y conjuntos.