Imagen: Pressenza

7 de diciembre de 2022

Los rostros de la privatización de la educación en Chile


Texto basado en la presentación en el panel “El Futuro el Público” 29 de Noviembre 2022, Casa Central Universidad de Chile

 

La privatización de la educación en Chile implica más que la existencia de escuelas privadas o que éstas sean parte del sistema público recibiendo subvención del Estado. 

La privatización de la educación en Chile, dejó atrás la pugna del siglo XX entre la educación pública y la educación religiosa, y tiene más que el escandaloso crecimiento de la matrícula en manos de actores privados – casi el 70% en la educación obligatoria y más de un 85 % en la educación superior. Actualmente la privatización de la educación en Chile, implica una catástrofe mayor.

Según Stephen Ball, la privatización de la educación implica una orientación cada vez más mercantilista, competitiva y consumista en nuestras sociedades. Por eso la privatización de la educación opera encubierta, ocultándose tras una reforma educativa que busca “modernizar” la gestión del Estado, de las escuelas y de los aprendizajes.

La eficacia del sistema educativo en insertar a cada individuo/a a la maquinaria capitalista de turno, es el valor que toma la escuela. Se pregunta Ball ¿es la educación un servicio que se vende a un cliente? Cuesta ya imaginarnos otra cosa. Este reduccionismo mercantil tiene repercusiones en cómo se configura nuestra sociedad, ya que aunque la escuela sea privada, sus efectos siguen siendo públicos. Veamos algunos ejemplos.

En Chile, un pequeño grupo de familias pueden tener a sus hijas e hijos en escuelas privadas de élite, un 7% de la población, mientras que la mayoría se distribuye en escuelas subvencionadas, privadas o municipales, divididas en subsistemas segregados por la capacidad de pago de las familias y/o, la selección que hacen las mismas escuelas. En consecuencia, está la escuela para competir con la privada, la de clase media, la alternativa, las no tan buenas, las técnicas y las no tan malas.

A gusto del consumidor, – o del sostenedor -, así se genera la segregación educativa más alta de la región[i], encubierta en el discurso de la libre elección. La escuela pública que nunca ha cobrado, ni ha seleccionado, “la escuela de todas, todos y todes” se ha convertido paulatinamente en un ghetto, que concentra pobreza y la mayoría de los problemas sociales derivados de la desigualdad neoliberal[ii].

 

La desesperanza y la rabia que expresa la juventud son reducidas a un síntoma de la crisis de la escuela pública, “la violencia escolar”. Así lo han tratado las autoridades y los medios[iii].

El problema de la escuela pública es la violencia, mientras que la segregación y la desigualdad producida por la privatización queda encubierta. Un estudiante expulsado por manifestarse en su liceo nos relata: “Si ustedes van a una manifestación al liceo no gritan gritos políticos, lo que van a decir es que faltan profesores, falta mesa, faltan insumos, faltan sillas por eso están haciendo barricadas ahora por eso se está movilizando por las weas (sic) más básicas“. La escuela neoliberal al segregar vulnera el derecho a la educación. Lamentablemente para quienes más lo necesitan.

Después de la pandemia la competencia educativa continuó, faltaba tiempo, hay que “apagar incendios”, postular a proyectos, que no baje la matrícula, (porque si baja, baja también la subvención), disminuir la deserción, subir el Sistema de Medición de la Calidad de la Educación (SIMCE).

La carrera educativa no cesa, es el fundamento de la cultura escolar neoliberal. Por medio de ella el malestar colectivo se disuelve en el sistema educativo y se transforma en malestar individual. La competencia escolar dispersa y multiplica las desigualdades, hace competir un sistema educativo contra otra persona, una escuela con la otra, una estudiante contra el otro, mientras las y los docentes se defienden del malestar estudiantil y de las evaluaciones que imponen las reformas basadas en la Nueva Gestión Pública. Por eso en la escuela neoliberal proliferan los problemas de salud mental. Si antes las y los estudiantes pedían democracia y participación, hoy, además de mejoras infraestructurales, piden contención emocional.

Las estudiantes del emblemático Liceo Carmela Carvajal de Providencia, proponían en su petitorio del 2022 “generar espacios seguros focalizados en la contención, los cuales tengan como fin último lograr una instancia de confianza y diálogo entre la comunidad donde se puedan tratar temas delicados que aquejan al estudiantado.” Agregan que, “en estos espacios deben participar psicólogos, de manera que cumplan el rol de guiar y/o contener en caso de que exista un desborde a causa del impacto que pueden llegar a generar los testimonios.”, más adelante exigen, “espacios de mínimo 10 minutos durante los bloques de 3 horas pedagógicas para ir al baño, despejarse y descansar la mente, ya que debido al estrés y fatiga mental que provocan es difícil concentrarse y entender la materia“.

Tales exigencias se repiten en varios Liceos. Piden atención psicológica, contención emocional, menos exigencias académicas, que la escuela las/los acoja. Ya que en algunos colegios el problema es muy grave, sobre todo en aquellos que son considerados emblemáticos de la competencia educacional. Sólo en la Región Metropolitana las licencias médicas de docentes de escuela públicas aumentaron hasta en un 353% en los últimos 2 años (UDP, 2022). La escuela neoliberal subsumida en la competencia vulnera el derecho en la educación, ya que es una escuela que medicaliza, disuelve el malestar colectivo en enfermedad individual.

En Alto Hospicio la comuna más pobre de Chile, hay solo un Liceo Público, el Liceo Juan Pablo II. Este Liceo es Municipal, es técnico profesional, forma jóvenes en especialidades asociadas a la explotación minera, hoy supera los 1200 estudiantes. Hace 10 años se encuentra administrado, en una alianza público privada por la Minera Collahuasi[iv] y la Fundación Educacional de la Sociedad Nacional de Agricultura[v]. Esta última fundación administra 20 liceos públicos y privados en todo Chile, en los cuales se están formando más de 12.000 jóvenes en especialidades ligadas a la explotación minera y agropecuaria, todo esto gracias “al traspaso por parte del Ministerio de Educación de sus atribuciones administrativas a organismos privados ligados al sector productivo.” (SNA Educa).

En la IX región está la escuela rural particular subvencionada San Nicolás de Vilcún, en pleno territorio Mapuche esta escuela particular subvencionada católica, pugna en pleno siglo XXI con la reproducción de la cultura ancestral. La escuela pertenece a la Fundación para el Magisterio de la Araucanía, entidad privada ligada a la Iglesia, que tras el eslogan “Evangelizar y Educar” sostiene más de 170 escuelas entre la X y IX región, casi todas en sectores rurales, muchas en la zona de conflicto con las comunidades ancestrales que protegen ese territorio de la explotación forestal.

Como estas fundaciones hay muchas hoy en Chile, consolidadas en sectores urbanos, rurales, poblaciones, en regiones, son la alternativa a la precarizada educación pública. Belén Educa, Corporación Aprender, Fundación Arturo Irarrazabal, Fundación de la Santa Fe, otras ligadas a la cámara de comercio, de la construcción, muchas financiadas por donaciones del capital rentista y financiero Como el capitalismo mismo, actúan en red, se coordinan, colaboran, comparten recursos, e incluso intervienen, o directamente administran las escuelas del Estado, con proyectos educativos religiosos, de corte empresarial, especialmente diseñados para los sectores populares, para su gobernabilidad y explotación.

Hoy, las fundaciones controlan el territorio educativo, ante el retroceso de lo público y están organizados para defender este control. Lo demostraron en la reciente coyuntura constituyente, donde levantaron una poderosa ofensiva política y mediática en defensa de la libre elección y contra la educación estatal. Sus vocerías provocaban en el debate constituyente “¿Les gustaría que el Estado eligiera la educación para sus hijos? Eso va a ocurrir si se le quita el financiamiento estatal a las fundaciones sin fines de lucro [vi].”

Daniel Rodríguez vocero de Acción Educar en la misma línea señalaba en ese mismo debate “Quienes insistan en desvestir el santo de la educación particular subvencionada, para vestir el santo de la educación pública se quedarán con la desnudez.” Agrega que “(…) garantizada inadecuadamente, esto es sin financiamiento público, la libertad de elección puede terminar en que solo los que tengan recursos, los ricos, puedan elegir la educación que quieren”, por eso prescribe que “No basta con permitir que existan distintos colegios (…) el Estado debe promover la diversidad financiando a las familias que elijan proyectos educativos distintos al estatal”. Termina recalcando que “Hoy más de 2 millones de niños y jóvenes y más de 496.000 estudiantes de la educación superior ejercen estos derechos gracias al apoyo financiero del Estado y sus contribuyentes, privarlos de ellos es un retroceso inaceptable.”

Ambas organizaciones citadas se articulan en defensa de la educación privada, financiadas por el gran empresariado nacional, participaron activamente en el reciente debate constituyente. Nada más que decir, estamos secuestrados por el proyecto educativo empresarial. Con este tipo de influencia, el sentido y los objetivos del sistema educativo están secuestrados por el empresariado. Realmente no se puede elegir, porque la escuela neoliberal se subordina a las necesidades del mercado.

La privatización de la educación en Chile vulnera el derecho a, en y desde la educación[vii]. Segrega al estudiantado más pobre y criminaliza la protesta estudiantil, expulsando y procesando judicialmente a las y los jóvenes que se manifiestan en defensa de la educación pública. Instala proyectos educativos competitivos, que vulneran el bienestar psíquico de los actores educativos, y paulatinamente ha ido entregando el control del sistema educativo a la “iniciativa privada-mercantil”, vulnerando la democracia del sistema, y la soberanía educativa de las comunidades, que sin proyecto educativo con que oponerse, se han terminado acomodando al proyecto educativo religioso-empresarial.

La privatización de la educación en Chile significa la restauración conservadora a través de la producción y reproducción del orden social neoliberal, competencia y desigualdad, esto se implica en múltiples problemáticas en la escuela, como la explotación que viven las/s profesores, la desvalorización de las pedagogía, la precariedad y falta de pertinencia de la alimentación escolar, la desregulación mercantil con que crece la Educación Superior, y sobre todo la ausencia total de propuestas de fortalecimiento de la educación pública. Lo que no se puede hacer porque la educación privada hoy en Chile es un formidable poder político y social en manos de los grupos económicos y religiosos, que se han opuesto y combaten toda iniciativa por reconstruir la educación pública

Esta situación lleva a pensar que la educación privada nunca podrá ser simplemente regulada, sin un proyecto educativo, ni sujeto, ni poder social que se le opongan. Construir este proyecto, este sujeto, este poder, consideramos, es la tarea urgente de las fuerzas que aún creemos en el derecho social a una educación pública, comunitaria y popular.

Referencias

  • Ascorra, P., Bilbao, M. Á., Gómez, G., & Morales, M. (2016). Relación entre segregación y convivencia escolar en escuelas chilenas con altos puntajes PISA 2009. Universitas psychologica, 15(1), 15-27.
  • González, R. (2017). Segregación educativa en el sistema chileno desde una perspectiva comparada. Santiago, Chile: Centro de Estudios del Ministerio de Educación. Santiago. Chile.
  • Petitorio estudiantes Liceo Carmela Carvajal, octubre año 2022
  • David Tralma (2022) “La otra cara del regreso a clases: licencias médicas de profesores crecieron hasta un 353% en la Región Metropolitana. “Sitio periodismo Universidad Diego Portales Vergara 340
  • Foro por el Derecho a la Educación Pública (2020) Informe sobre Derechos Humanos y Educación. Mesa de Seguimiento FODEP.

[i] Una investigación de hace unos años sobre este tema señala que “se evidencian peores ambientes escolares en las escuelas municipales, de niveles socioeconómicos bajos y no selectivos, donde los estudiantes se sienten estigmatizados y discriminados por variables académicas, familiares y políticas.” (Ascorra , 2016)

[ii] Chile es reconocidamente un país con altos niveles de desigualdad, los cuales se observan en una desigual distribución del ingreso, expresada en altos valores para el índice de Gini. De acuerdo con este indicador, Chile es el país miembro de la OCDE con mayor desigualdad en la distribución de ingresos. (González, 2017)

[iii] Tras la pandemia la crisis en las escuelas públicas se precipitó. Estudiantes secundarios/as salieron a protestar en distintos establecimientos municipales (estatales), protagonistas de esta crisis. La protesta estudiantil ha estado marcada por la acción directa y la violencia política, las estrategias de diálogo se han agotado para muchos/as de las/os estudiantes. La Noticia en prensa es esta “Casos de violencia escolar han aumentado un 21 por ciento en relación con 2019” Radio Cooperativa 17 de Noviembre de 2022.

[iv] La compañía minera Doña Inés de Collahuasi es una sociedad contractual minera cuyos accionistas son las siguientes empresas transnacionales, Anglo American plc (44%), Glencore (44%) y Japan Collahuasi Resources B.V. (12%).

[v] La Sociedad Nacional de Agricultura es la unión de Gremios de los antiguos latifundistas (fundada en 1838), hoy comprometidos con el agronegocio.

[vi] Ingrid Bohn, Vocera Educación “Libre y Diversa” en defensa de sus propuestas en debate constitucional año 2022.

[vii] Más sobre la triple vulneración al derecho en el sistema educativo ver Anexo1: Entrevista a Camilla Crosso, en el Informe sobre Derechos Humanos y Educación Foro por el Derecho a la Educación Pública año 2020.


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