Nueve puntos fundamentales para construir una educación emancipadora

Para que podamos construir una sociedad libre de todo tipo de opresión, la educación debe ser emancipadora, capaz de transformar el presente y el futuro de niñas/os, adolescentes, jóvenes y personas adultas desde la reflexión y el pensamiento crítico para indagar, cuestionar, discernir, imaginar y accionar por otros mundos posibles. Conozca 9 puntos fundamentales que caracterizan una educación emancipadora:

  1. Diálogo
    Es desde el diálogo que la educación debe orientarse a los propósitos de los derechos humanos; a la construcción de la paz y de ciudadanías activas, críticas y participativas; al fortalecimiento de nuestras democracias; y a la superación de las desigualdades y discriminaciones.
  2. Libertad
    Los principios de la educación popular nos enseñan que la educación debe ser dialógica, desde y para la promoción de relaciones horizontales con y entre educadoras/es y educandas/os, y desde pedagogías y prácticas promotoras de conciencia crítica respecto al mundo en que vivimos, respecto a nuestros tiempos y espacios, a nuestras historias y culturas, capaz así de promover transformación y liberación.
  3. Transformación
    La educación tiene como función la transformación del mundo. Es movimiento que nos construye como personas, y por lo tanto construye nuestra capacidad de transformar la realidad, y así cambiar las asimetrías sociales, uniendo a las personas y entidades que luchan por una sociedad libre de cualquier opresión, marginalización, explotación y exclusión social.
  4. Decolonización
    Un proyecto educativo emancipatorio debe proponerse deconstruir los aspectos coloniales de nuestra sociedad. Así, la educación debe asegurar la enseñanza y el aprendizaje de conocimientos acumulados por la humanidad a lo largo de la historia, en distintos campos, pero superando la hegemonía de conceptos y miradas de base eurocéntrica u occidental, y a la vez tomando en cuenta y valorando la diversidad de saberes y cosmovisiones de los distintos pueblos.
  5. Democracia
    La educación emancipadora debe promover la democracia y la participación en pie de igualdad, reconociendo a todos los sujetos de la comunidad educativa como interlocutores legítimos y fundamentales en el diálogo, de manera que ello conlleve a la superación de discriminaciones y a la resolución no violenta de los conflictos, desde la participación, la acción y la reflexión en la vida colectiva.
  6. Igualdad de género
    Para que la educación sea un derecho universal y central en la superación de la violencia y discriminación, así como en la construcción de una vida digna, es primordial que se promueva la reeducación de las relaciones de género, deconstruyendo patrones patriarcales y afirmando normas, roles y relaciones de género en condiciones de igualdad y equidad.
  7. Afectividad y cuidado
    Las y los estudiantes traen en sí un contenido rico de experiencias, vivencias, sueños, emociones y sensibilidades, que pueden usarse para su propio desarrollo. Más que mera transmisión de conocimiento, la educación debe valorar la manera de ser, sentir y pensar de las personas, permitiendo a ellas, desde el autoconocimiento, desarrollar sus potencialidades intelectuales, amorosas, naturales y espontáneas.
  8. Comunicación
    Los medios de comunicación también son instancias educadoras, y en ese sentido, es un rol de la educación y una tarea cotidiana de la ciudadanía pensar críticamente la comunicación y lo que se difunde a través de los medios y las redes sociales. Poner en la agenda educativa y/o comunicativa algunas críticas y temas significa abrir espacios para la profundización del debate democrático, alentando la participación deliberativa y el protagonismo de la pluralidad.
  9. El arte y la cultura
    Una educación emancipadora debe considerar la relación intrínseca e inseparable entre la educación, el arte y la cultura, la cual debe reflejarse en los sistemas y centros educativos, de manera que sean reconocidos como centros culturales en donde múltiples manifestaciones no solo se expresan, sino que también se producen. El arte y la cultura también dialogan con el aprendizaje desde la alegría, la expresión, el juego, lo lúdico y la sensibilidad.

Para más información, lea el texto “Educar para la libertad: por una educación emancipadora y garante de derechos”

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