La reflexión sobre el patriarcado y sus impactos en las políticas educativas estuvo en el centro del cuarto encuentro de formación sobre género de la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE), organizado el día 8 de septiembre del 2021.
Durante la sesión de trabajo “Desafíos para las políticas de educación con perspectiva de igualdad de género“, Mónica Novillo, coordinadora general de la REPEM, explicó que, para analizar la dicotomía “sexo-género”, es necesario analizar las relaciones de poder que la producen, particularmente el patriarcado. Éste es una estructura social jerárquica, basada en un conjunto de ideas, prejuicios, símbolos y leyes sociales que naturalizan un tipo de supremacía y universalizan una visión binaria, en este caso la visión masculina y heterosexual normativa.
Políticas públicas
Para entender más estas dinámicas de poder, se planteó el pensamiento de la antropóloga mexicana contemporánea Marcela Lagarde, quien propone que el patriarcado implica formas de dominación intergenérica e intragenérica. Esto incluye también la dominación de unos hombres sobre otros hombres y de unas mujeres sobre otras mujeres.
Mónica invitó a las y los participantes en pensar en los pilares que asienta el patriarcado, y en ello se identificaron ocho elementos:
- Expropiación del cuerpo de las mujeres
- Violencia contra las mujeres
- Explotación del sistema de reproducción
- Expropiación del trabajo de las mujeres por medio de su desvaloración
- Escasa presencia y representación femenina en los sistemas de poder
- Creación de la dependencia económica de las mujeres hacia los hombres
- Invisibilidad del rol de las mujeres en la historia
- Control masculino de los sistemas económicos
Luego de entender estos cimientos, se presentó el concepto de despatriarcalización, que es un término aún en construcción. Éste da cuenta de las disputas de sentidos, tensiones y visiones de cómo y desde dónde se debe enfrentar el desmontaje de la estructura patriarcal social. La despatriarcalización es una estrategia emancipadora que denuncia la desigualdad y discriminación en todas sus formas y tiene como punto de partida la transformación de los modelos socioeconómicos y políticos.
Seguidamente se le exhortó a las y los participantes a pensar en la transversalización de políticas desde la perspectiva de género, la cual busca valorar las implicaciones que tienen los procesos políticos en los hombres y las mujeres. Mantener una transversalización permite establecer la igualdad de oportunidades y la integración sistemática de las necesidades respectivas de las mujeres y de los hombres en todas las políticas.