“Suspender la educación implica la interrupción del sentido de normalidad y regularidad que favorece el desarrollo y la estabilidad socioemocional de la población en contextos de crisis.
Es fundamental que docentes mantengan contacto regular con estudiantes y sus familias, de manera remota, con el fin de favorecer la cohesión social, prevenir la violencia intrafamiliar y asegurar la continuidad del aprendizaje”, afirmaron UNESCO y UNICEF en nota pública.
Según los organismos de Naciones Unidas, el impacto de esta emergencia puede ser aún más grave si la educación se detiene, y por ello instan los tomadores y las tomadoras de decisión de las distintas funciones del Estado a incrementar la conectividad y el acceso a la comunicación de docentes, para que puedan continuar su labor.
“Los docentes constituyen un apoyo fundamental para las familias en momentos de emergencia. A través de ellos, no solo se garantiza el derecho a la educación, sino que las familias pueden recibir consejos concretos y sencillos sobre actividades que ayudan a bajar los niveles de estrés, angustia y violencia. Por ello, es crucial mantener su estabilidad laboral y brindarles las herramientas necesarias para llevar a cabo su trabajo”.