Hoy, 11 de febrero, se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas con el fin de promover el acceso y la participación plena y equitativa en la ciencia para las mujeres y las niñas, y además con un llamado a alcanzar su empoderamiento y la igualdad de género, este día es un recordatorio de que las mujeres y niñas desempeñan un papel fundamental en las comunidades de ciencia y tecnología. Así, su participación en el campo debe ampliarse y fortalecerse.
Según la UNESCO, la ciencia y la igualdad de género son fundamentales para el desarrollo sostenible. Aún así, las mujeres siguen encontrando obstáculos en el campo de la ciencia: menos del 30% de investigadoras e investigadores científicas/os en el mundo son mujeres.
“Para hacer frente a los inmensos desafíos del siglo XXI –desde el cambio climático hasta los trastornos tecnológicos– nos hace falta la ciencia y toda la energía necesaria y, por ello, el mundo no puede privarse del potencial, la inteligencia y la creatividad de los miles de mujeres que son víctimas de desigualdades o prejuicios tan arraigados. En este Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia, la UNESCO hace un llamamiento a la comunidad internacional, a los Estados y a cada persona para que se movilicen a fin de hacer realidad la igualdad, tanto en el ámbito de las ciencias como en otros campos. La humanidad solo puede salir ganando, igual que la ciencia”, afirmó Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO, con motivo del Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia 2020.
En este marco, la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) destaca la trayectoria de algunas de las mujeres de la región que, a través de sus carreras en el campo de las ciencias naturales, la medicina, la ingeniería, las tecnologías y las matemáticas, han aportado al desarrollo regional y a importantes avances.
1. Bonnie Prado Pinto, ingeniera aeroespacial colombiana
Bonnie nació en Quibdó, la capital del Chocó, en el pacífico colombiano. A pesar de la falta de oportunidades y del abandono estatal, Bonnie recibió de este territorio la inspiración para soñar lo imposible: convertirse en una científica aeroespacial y trabajar para la NASA. Su tenacidad y ambición de superación la llevaron a obtener su título de Ingeniería Eléctrica de la Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá, Colombia. Más adelante, una oportunidad sin igual la llevó a la Universidad de Texas en Estados Unidos. Allí trabajó como estudiante visitante para el Departamento de Ingeniería Aeroespacial, persiguió un posgrado y empezó su carrera aeroespacial. Hoy día cursa sus estudios doctorales en Astrodinámica y Aplicación Espacial en la Universidad de Purdue en Indiana, Estados Unidos.
En el 2010, consiguió una pasantía que hizo realidad una de sus mayores ilusiones: trabajar en la NASA. Ahí colaboró en el perfeccionamiento del desarrollo de vehículos robóticos para la exploración espacial.
2. Aracely Quispe, ingeniera peruana
Según Aracely, la educación es el mejor recurso para alcanzar el éxito, y así lo ha demostrado en todos sus años de carrera profesional. Estudió ingeniería de sistemas en Lambayeque y se especializó en ingeniería aeronáutica en Technology University, en Maryland, Estados Unidos.
En el 2011, cuando terminó sus estudios, logró ingresar a trabajar a la NASA. Una vez allí, fue la responsable de controlar y comandar el satélite LRO (Lunar Reconnaissance Orbiter), que monitorea la Luna las 24 horas del día y envía información a la Tierra. También logró crear aplicaciones de software y diseñar sistemas eléctricos para las misiones especiales. Estos méritos la posicionaron como una de las ingenieras con mayor potencial del centro.
Preocupada por la alarmante situación de los nevados peruanos, llevó una maestría en la que estudió el nivel actual de descongelamiento del Quelccaya, un importante nevado que se encuentra entre Cusco y Puno.
3. Kathrin Barboza, bióloga boliviana
Kathrin es bióloga y candidata a doctora de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en España. Actualmente desarrolla sus estudios en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid. En el 2009, National Geographic le otorgó la beca Young Explorers y, en el 2012, recibió la beca L’Oréal UNESCO para mujeres en la ciencia.
Junto con su colega Aideé Vargas, redescubrieron en el 2006 el murciélago “nariz espada”, que se creía extinto desde hacía más de 70 años. Su trabajo provocó la creación del primer santuario ecológico en Latinoamérica dedicado a la conservación de una especie de murciélago.
Kathrin ha dedicado buena parte de su trabajo al estudio de la bioacústica de los murciélagos, además de haber realizado un estudio pionero sobre los ectoparásitos relacionados con los murciélagos de los Llanos de Moxos, en Bolivia. En el estudio de los murciélagos en Madrid, busca cambiar la mala percepción que tiene la gente de estos animales y resaltar los beneficios que ellos traen. Los aportes de Kathrin son esenciales para la conservación de estos mamíferos y para entender su importante rol en el mantenimiento de los ecosistemas.
4. Valeria de Paiva, matemática, lógica y científica informática brasileña
Valeria es matemática, lógica e informática brasileña. Sus actividades académicas e investigativas han estado orientadas al estudio de los enfoques lógicos de la computación, especialmente utilizando la teoría de categorías, la representación del conocimiento y la semántica del lenguaje natural, además de la programación funcional con un foco en fundaciones y teorías de tipos. Su trabajo es notablemente diverso, destacándose su investigación de modelos categóricos de la lógica lineal, que produjo resultados sorprendentes en cuanto a las características imperativas de los lenguajes de programación, en específico el lenguaje ML.
Valeria obtuvo su licenciatura en Matemáticas en el 1982, una maestría en Álgebra Pura en el 1984 y un doctorado en Matemáticas en el 1988, de la Universidad de Cambridge. Es investigadora honoraria en Ciencias de la Computación en la Universidad de Birmingham en Reino Unido. Además, es investigadora principal en lenguaje natural e inteligencia artificial en el laboratorio de tecnología Nuance, donde trata de crear puentes entre personas expertas en lingüística e ingeniería en inteligencia artificial. Además, ha sido docente en computación en varias instituciones educativas de renombre como la Universidad de Santa Clara y la Universidad de Stanford.
5. Idelisa Bonelly, bióloga marina dominicana
Idelisa es bióloga marina, y ha llegado a ser conocida como “la madre de la conservación marina en el Caribe”. Ha desarrollado la biología marina en República Dominicana desde su posición de docente en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, donde impulsó la creación de la carrera de biología con el expreso propósito de motivar a las jóvenes mujeres a convertirse en científicas. Además, participó en la creación de un centro de investigaciones sobre la temática (CIBIMA).
Desde el 1984, junto con un grupo de organizaciones dominicanas e internacionales, promovió la protección de las zonas de reproducción de las ballenas jorobadas, que permitió designar el Banco de la Plata como de un santuario, en el 1986. Esta zona también sirve para la protección de delfines y manatíes.
6. Nubia Muñoz, patóloga y epidemióloga colombiana
Nubia es médica de la Universidad del Valle (Colombia), becaria de la Universidad de Johns Hopkins (Estados Unidos) y del Centro Internacional para Investigación del Cáncer (Francia), donde ha desarrollado su trabajo como epidemióloga, estudiando los tipos de cáncer que más afectan a las poblaciones pobres.
Su trabajo ha contribuido a descubrir los agentes infecciosos del cáncer de estómago, del cáncer de hígado y del cáncer de cuello uterino. Una de sus grandes satisfacciones como científica es haber descubierto el virus del papiloma humano como la causa principal de este último tipo de cáncer, el cual es el más común en países en desarrollo (el 80% de los casos), y el segundo más frecuente a nivel mundial. Este trabajo le valió el premio “Canada Gairdner Global Health” en el 2009 y la nominación al premio Nobel de Medicina en el 2008.
7. María Amparo Pascual, bioestadística cubana
María Amparo ha sido una apasionada de la investigación clínica y epidemiológica desde que se graduó en Medicina en su Cuba natal, en el 1967. Esto la llevó a convertirse en la primera especialista cubana en Bioestadística, dedicándose, en un principio, a la metodología de la investigación para, posteriormente, concentrarse en la investigación clínica en Oncología. Esa experiencia le permitió participar en la creación del Centro Nacional Coordinador de Ensayos Clínicos de Cuba (CENCEC), de la que fungió como directora fundadora desde el 1991, en una época donde raras veces las mujeres ostentaban cargos directivos. Pero, su persistencia y su trabajo le valieron el respeto y reconocimiento en el campo de las ciencias. Bajo su liderazgo, la Organización Mundial de la Salud reconoció el trabajo del CENCEC como uno de altura internacional y ejemplo para la región americana.
Aunque en el 2015 renunció a la dirección del CENCEC, hoy día se dedica a la investigación y enseñanza de la ciencia, otra de sus satisfacciones, porque reconoce que esto le da perpetuidad a su trabajo y esperanzas para un mejor futuro.
8. Rosa Ávalos, ingeniera peruana
Limeña de nacimiento, Rosa Ávalos tenía solo 12 años cuando fue con sus padres a vivir en Estados Unidos. Desde muy pequeña, le gustaron las matemáticas y las ciencias aplicadas. Cuando terminó el colegio, fue aceptada con una beca por excelencia académica en la Universidad Virginia Tech, en donde se graduó en ingeniería aeroespacial, convirtiéndose en la primera mujer latina a titularse en esta carrera.
Tiene más de cinco años de experiencia en la NASA, específicamente en la misión de la Estación Espacial Internacional (ISS), como ingeniera mecánica y de operaciones, sistemas, topología y controles de vehículos tripulados, como el Soyuz. También ha participado en proyectos como Lunabotics, que consistió en diseñar y construir un robot que tuviera la capacidad de excavar una superficie lunar simulada, con el propósito de extraer regolito: la capa de la corteza que está formada por restos de rocas.
9. Ángela Restrepo, microbióloga colombiana
Ángela es doctora en microbiología y directora científica del Centro para Investigaciones Biológicas en Medellín, Colombia. Nació en Medellín y se graduó bachiller en una época en que las mujeres estaban destinadas a casarse y cuidar a los hijos e hijas. Pero ella, que conoció los microscopios con el abuelo médico, lo que quería era pasar su vida en el laboratorio con esos pequeños, pero potentes organismos vivientes, capaces de causar tantas enfermedades.
Se graduó técnica de laboratorio del Colegio Mayor de Antioquia e hizo su doctorado en micología en la Universidad de Tulane, en Francia. Ángela ha formado a decenas de microbiólogos y microbiólogas, de quienes se siente extremadamente orgullosa.
Fue la única mujer integrante de la comisión de sabios, que en el 1994 propuso una ruta de educación para el desarrollo de Colombia.
10. Alicia Dickenstein, matemática argentina
Alicia es una matemática argentina que estudia y trabaja la geometría tórica. Las matemáticas siempre fueron sencillas para ella. Investigar en matemáticas e interactuar con sus estudiantes son sus grandes pasiones. Junto con los cargos y logros que ha obtenido, la idea de que la matemática es universal y siempre responde a las mismas leyes, permitiendo la comunicación entre diversas culturas y edades en forma natural, es lo más satisfactorio de su profesión.
En el 2015, fue electa por una asamblea de matemáticas/os representantes de todo el mundo como vicepresidenta de la Unión Matemática Internacional para el período 2015-2018, puesto que, en 97 años, por segunda vez fue otorgado a una mujer.
>> Con informaciones de Fundación Karisma y Canalipe