El reconocimiento de derechos de la primera infancia vive una disputa ideológica, metodológica e institucional

El último miércoles, 20 de noviembre, se celebraron 30 años de la Convención sobre los Derechos del Niño de la ONU (CDN). Adoptado en el 1989, este tratado internacional reúne al mayor número de ratificaciones en el mundo – 196 Estados miembros de la ONU – y fue el primero a reconocer los niños y niñas como sujetos de derecho, convirtiendo a las personas adultas en sujetos de responsabilidades.

En este marco, la CLADE, la Organización Mundial para la Educación Preescolar (OMEP) y la Fundación Educación y Cooperación (EDUCO) realizaron el 19 de noviembre, el diálogo virtual “30 años de la Convención de los Derechos del Niño: La primera infancia en diálogo”.

Con el objetivo de debatir y reflexionar sobre los desafíos y propuestas para la garantía del derecho humano a la educación y al cuidado en la primera infancia en América Latina y el Caribe, este diálogo fue el primero de una serie de encuentros virtuales que abordarán este tema, organizados por CLADE, OMEP y EDUCO. El evento, además, marcó el lanzamiento de la campaña “Derechos desde el principio: educación y cuidado en la primera infancia”. 

“Lo que queremos con este conjunto de webinarios es dialogar con autoridades de los distintos países de América Latina y el Caribe. Invitamos a participar autoridades de los Ministerios de Educación, de los parlamentos, así como de institutos especializados en temas de niñez, justamente para pensarmos en la práctica como se puede dar un mayor empuje a la realización del derecho humano a la educación en la primera infancia”, afirmó Camilla Croso, coordinadora general de la CLADE, durante el diálogo. 

Al lado de Camilla Croso, participaron en el evento, compartiendo datos, recomendaciones y análisis sobre la situación de la educación y del cuidado en la primera infancia en la región: Adrian Rozengardt, especialista en políticas públicas para la primera infancia de Argentina; Mauricio Castillo, de Fundación Educación y Cooperación EDUCO, y Mercedes Mayol Lassalle, vicepresidenta Regional para América Latina de OMEP, quien se hizo cargo de moderar el diálogo. Víctor Giorgi, director general del Instituto Interamericano del Niño, la Niña y Adolescentes, no pudo participar en vivo, pero envió un vídeo con sus análisis y aportes sobre el tema.

Grabación del diálogo virtual:

 

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Disputa, reconocimiento y tensiones

Para el especialista Adrián Rozengardt, el mundo del cuidado y de la educación en la primera infancia es muy complejo y está en construcción, siendo un campo en disputa. “No es un tema que tiene una sola forma de acercarse o de mirarse. Hay una disputa ideológica, una disputa metodológica y una disputa institucional”, afirmó. 

De acuerdo al experto, estamos todavía en el proceso de reconocer a la primera infancia y todo lo que está alrededor. “Todos los procesos de reconocimiento de campos específicos, de lo social, están atravesados por tensiones y por complejidades. (…) Tuvimos que vivir dos guerras mundiales y un montón de otros conflictos más localizados para poder descubrir los derechos de los hombres y de las mujeres”, explicó. 

La aprobación de la Convención sobre los Derechos del Niño en el 1989 fue otro momento de tensión, según Adrian Rozengardt. “Fue un proceso de reconocimiento que se dio en el marco de la expansión de la globalización de la economía y la instauración del modelo neoliberal en todo el planeta. Reconocemos derechos, pero a la vez perdimos capacidad de acceder a esos derechos por la concentración de la riqueza, que se da en ciertos sectores de la sociedad”. 

Adrián Rozengardt:”Aunque la aparición de los servicios del cuidado y de educación en la primera infancia ha hecho que la cuestión de la crianza se transforme en un problema de la política pública, aún persisten tensiones importantes”

Añadió que una tensión que atraviesa el mundo del cuidado y de la educación en la primera infancia es la puja entre el ámbito privado, de la família, y el de la participación estatal. “Acá esto no ha sido superado. Aunque la aparición de los servicios del cuidado y de educación en la primera infancia ha hecho que la cuestión de la crianza se transforme en un problema de la política pública, aún persisten tensiones importantes, por ejemplo, lo que tiene que ver justamente con el rol del Estado, con su capacidad de redistribución de la riqueza para sostener esto que antes tenía que resolver la família, y ahora lo debe resolver la sociedad. Por ejemplo, también – y es muy actual – la cuestión de la religiosidad, de las creencias, la cuestión de las culturas, que atraviesan la disputa entre mundos privados y el mundo público”, destacó. 


Heterogeneidad, fragmentación y desigualdad 

Según Camilla Croso, la educación y el cuidado en la primera infancia en América Latina y el Caribe se encuentran fragmentados y dispersos. “Hay distintos enfoques dependiendo de la edad, de cero a tres años, y después en la etapa obligatoria – de cuatro a seis años – y en la etapa siguiente: la primaria. Hay una fragmentación etaria”, dijo. Para ella, es necesario que las políticas de educación y cuidado para la primera infancia sigan una misma lógica y tengan una coherencia entre sí. “Eso implica un enfoque integral de la primera infancia desde el nacimiento hasta los ocho años, enfatizando su valor inherente”, explicó. 

Para Adrian, las experiencias de cuidado y educación en la primera infancia en América Latina deben ser analizadas desde tres esferas, la heterogeneidad, la fragmentación y la desigualdad. “Este universo es básicamente heterogéneo porque conviven miles y miles de experiencias que se dan en todo el territorio de América Latina. Son formatos vinculados al sistema educativo formal, escolarizado y no escolarizado, experiencias vinculadas a iniciativas no formales. Esa heterogeneidad es fundamental para entender la complejidad de este mundo”, subrayó. 

Adrián Rozengardt: “Hay que reconocer que es buena la heterogeneidad, que es valiosa porque surge de la demanda y de la necesidad de distintos momentos de la historia, que se han consolidado en experiencias muy ricas”

Por otro lado, también señaló que el gobierno de este mundo heterogéneo también está muy fragmentado. “Está fragmentado desde el punto de vista de la política, de lo normativo, de los responsables de la aplicación de la política, de la metodología, de las formas de construir los ámbitos donde se desarrollan estos intercambios entre los niños y los adultos, de la mirada sobre las famílias. Hay una fragmentación que se da en el interior de los países y en la región”.

Agregó que otra tensión en este campo es la mirada segmentada que propone apenas políticas dirigidas a los sectores vulnerados, o con menos acceso a la infancia y a sus derechos. “Eso termina construyendo políticas pobres para pobres y rompe con la mirada universal, que la sociedad ha ido construyendo durante los años, de superar modelos focalizados y adoptar modelos universalistas, de acceso igualitario para toda la sociedad”, afirmó.

Explicó también que este mundo heterogéneo y fragmentado de las experiencias de la educación y del cuidado en la primera infancia está atravesado por la desigualdad en la calidad, la cobertura y el financiamiento. “Si algo diferencia América Latina de otras regiones del planeta es su profunda desigualdad, reproducida también en el mundo de la primera infancia. Hay que reconocer que es buena la heterogeneidad, que es valiosa porque surge de la demanda y de la necesidad de distintos momentos de la historia, que se han consolidado en experiencias muy ricas. La fragmentación hay que limitarla al máximo, hay que intentar resolverla, pero también depende de modelos de Estado, de políticas sectoriales, de disputas presupuestarias, y por supuesto, hay que disminuir significativamente la desigualdad”, analizó.   


Mirada instrumental: presente x futuro

Durante su presentación, Camilla Croso también criticó las políticas para la primera infancia que piensan solamente en el futuro. “De manera general, cuando observamos los marcos internacionales y las políticas que emanan desde un debate más global, observamos que muchas veces la educación en la primera infancia es planteada apenas como una preparación para el futuro. Esta perspectiva de que cada etapa prepara hacia el futuro nos parece que está fundamentalmente equivocada y no en línea con una perspectiva de educación como derecho humano. La educación como un derecho humano tiene un valor en sí mismo en cada una de las etapas, a comenzar por la educación en la primera infancia”, enfatizó. 

Camilla Croso: “Observamos que muchas veces la educación en la primera infancia es planteada apenas como una preparación para el futuro. Esta perspectiva de que cada etapa prepara hacia el futuro nos parece que está fundamentalmente equivocada”

Adrian igualmente se opuso a la mirada instrumental de la primera infancia. “Está claro que hay una fuerte tendencia a criterios meritocráticos, de preparar la primera infancia para la adultez, la famosa ventana de oportunidades que es ‘ahora o nunca’, con el capital social, que está por detrás de todo este discurso. La aparición con una fuerza desproporcionada de la neurociencia, cuando hay muchas ciencias que aportan a la identificación de saberes de la primera infancia, inclusive aquellos que dicen que hay que invertir en la primera infancia por la tasa de retorno, o para que, cuando sean grandes, los niños no roben, no se droguen…Esa instrumentalidad de la primera infancia atenta contra la experiencia en sí que significa vivir los primeros años de vida, sin ninguna intencionalidad posterior, sin ninguna mediación para….”, afirmó.


Evaluación estandarizada

La evaluación de programas y políticas de educación en la primera infancia también fue un tema destacado en el diálogo virtual. Según Camilla Croso, la evaluación debe respetar las características de la primera infancia y los objetivos del derecho humano a la educación, tal como expresa la Convención sobre los Derechos del Niño. 

“Otra tendencia que estamos observando a nivel regional y mundial es que las pruebas estandarizadas que observamos en primaria, secundaria y en la universidad, empiezan a proponerse también desde la primera infancia. Eso nos preocupa profundamente porque va en un sentido justamente contrario a lo que nos parece fundamental, que es respetar la infancia, reconocer y respetar las características de esta edad, subrayando la importancia del juego, de la cultura y de la creatividad, que son expresados en la Convención sobre los Derechos del Niño, y que de hecho deberían influenciar todas las demás etapas educativas”, enfatizó.


Video: El reconocimiento de las niñas y los niños pequeñas/os como sujetos de derecho

 

Durante el diálogo virtual, se presentó un video con análisis, aportes y recomendaciones de Victor Giorgi. Mira a continuación:

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Desafíos: cobertura y calidad

En el cierre del diálogo virtual, Juan Mauricio llamó la atención para los actuales desafíos del cuidado y de la educación en la primera infancia en América Latina y el Caribe. Destacó especialmente la problemática de la cobertura y la calidad en esta etapa educativa. 

“Todavía a nivel de la región y a nivel de los países tenemos muchas limitaciones, sobretodo muchos desafíos en los cuales podemos trabajar. Necesitamos establecer programas educativos que sean diseñados, que tengan objetivos claros y estén adecuados a la realidad comunitaria, a la realidad del entorno donde se está desarrollando el niño y la niña”, destacó.

Añadió que los programas para esta etapa educativa deben tener una perspectiva de desarrollo integral de las personas. “Cuando hablo del desarrollo integral, estoy hablando de lo físico, de lo emocional, de lo cognitivo, en el cual toda la sociedad, todo el entorno del niño debe tener una corresponsabilidad”, explicó.  

Subrayó también como obstáculos a superar, la falta de inversión y cobertura en la educación infantil. “La franja de edad con menor cobertura educativa es la primera infancia”, afirmó.

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