Informe de la CIDH denuncia los altos índices de violencia contra personas LGBTI y la vulneración del derecho a la educación

12 de noviembre de 2015

Para la Comisión, la discriminación y violencia contra niños, niñas y jóvenes con sexualidades e identidades no normativas empieza en el hogar y en las escuelas, donde la familia, los miembros de la comunidad, docentes y directivos/as de las escuelas desaprueban su orientación sexual y/o identidad de género

En su informe “Violencia contra Personas Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex (LGBTI) en América”, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) denuncia los altos índices de violencia perpetrados contra las personas LGBTI en todos los países de la región, aunque se hayan registrado avances significativos en el reconocimiento de sus derechos en varios de los contextos nacionales analizados.

La violencia contra las personas LGBTI es un fenómeno social complejo, y no sólo un acto individual o hecho aislado. En ese sentido, el documento destaca la invisibilidad de la violencia cotidiana sufrida por estas personas, que no llega a ser denunciada o reportada en los medios.

Son variadas las formas de violencia ejercidas contra cada uno de estos grupos poblacionales. Según el Registro de Violencia contra personas LGBT que la CIDH realizó entre 2013 y 2014, los hombres gay y las mujeres trans constituyeron la mayoría de las víctimas de asesinatos y de actos de abuso policial. Las mujeres lesbianas y bisexuales son afectadas particularmente por la violencia intrafamiliar y violencia sexual. A su vez, las mujeres trans son el grupo más afectado por la violencia policial. En su gran mayoría, se encuentran insertas en un ciclo de violencia, discriminación y criminalización que suele comenzar desde muy temprana edad, por la exclusión y violencia sufridas en sus hogares, centros educativos y comunidades.

Para la Comisión, la discriminación y violencia contra niños, niñas y jóvenes con sexualidades e identidades no normativas empieza en el hogar y en las escuelas, donde la familia, los miembros de la comunidad, los y las docentes y directivos/as de las escuelas desaprueban su orientación sexual y/o identidad de género.

En lo que toca a las manifestaciones de violencia en los centros educativos, la Comisión Interamericana señala que el acoso escolar puede perjudicar severamente la realización de numerosos derechos, como el derecho a la educación, el derecho a la libertad de expresión, y el derecho a la igualdad y a la no discriminación.

El acoso o matonaje escolar (bullying) es un tipo específico de violencia que tiene lugar en los entornos educativos. “Un análisis realizado por UNESCO en el año 2012 indicó que el acoso escolar se caracteriza por un conjunto de características específicas, a saber, la intención del perpetrador de causar daño o temor; la naturaleza sistemática de la violencia; su repetición en el tiempo; el desequilibrio de poder entre la víctima y el acosador; y el daño resultante”, destaca el informe.

Se subrayan también las denuncias de organizaciones de la sociedad civil sobre los estatutos escolares que expresamente discriminan estudiantes en base a su orientación sexual o identidad de género, así como casos de estudiantes que han sido expulsados de las escuelas por ser gays, lesbianas, bisexuales o trans. “Estas serias violaciones de derechos humanos estigmatizan a las personas LGBT, justifican la violencia en las mentes de los potenciales perpetradores, y fomentan nuevos actos de acoso escolar y violencia hacia los niños y las niñas LGBT o aquellos que son percibidos como tales”, completa el informe.

Responsabilidad del Estado – La CIDH insta a los Estados Miembros de la Organización de los Estados Americanos (OEA) a garantizar que las políticas y programas educativos estén especialmente diseñados para combatir los prejuicios y las costumbres discriminatorias.

Asimismo, se recomienda implementar una educación sexual comprensiva, en todos los niveles de educación, que incluya una perspectiva de diversidad sobre los asuntos relacionados con el género, la orientación sexual, la identidad de género y las características corporales y sexuales. El informe plantea que la educación sexual comprensiva puede constituir una herramienta para combatir la discriminación y la violencia por prejuicio.

Entre otros aspectos, la Comisión también recomienda eliminar de los programas de estudio de las escuelas cualquier información sesgada, no científica e incorrecta que estigmatice las orientaciones sexuales, identidades de género y cuerpos diversos. Asimismo, exhorta a asegurar que el programa escolar y los libros de texto incluyan material que promocione el respeto y la aceptación de la diversidad en este contexto, además de ejercer supervisión y control sobre las normas escolares que son visiblemente discriminatorias contra estudiantes LGBTI, o que podrían ser utilizadas para discriminarlos.

Lee el informe completo aquí.